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Diego Costa se sacó la espina. El delantero del Atlético de Madrid fue el gran artífice de la victoria por 2-4 sobre el Real Madrid que dio a los rojiblancos su tercer título de Supercopa de Europa en el encuentro disputado este miércoles en Tallin. Y el más ansiado; pues por primera vez, luego de dos finales de Champions perdidas, lograron vencer al máximo rival en la contienda por un título continental. El atacante de la selección española dio su mejor actuación al conjunto merengue con un doblete – el primero que le marca al vecino. El primero, histórico, pues abrió el marcador al segundo 49 de iniciado el encuentro, registrando el tanto más rápido en todas las finales de las competiciones de la UEFA. El segundo, para dar vida a su equipo poniendo las tablas 2-2 y forzando la prórroga. Además, colaboró en la jugada de los tantos con que Saúl (3-2) y Koke (4-2) sellaron el triunfo. Fue apenas la tercera ocasión en que Diego Costa marca en un derbi madrileño; y aunque solo ha marcado cuatro goles al equipo merengue, todos han acabado traduciéndose en títulos tarde o temprano. En los 11 partidos anteriores frente al Real Madrid, Costa solo había logrado marcar dos goles – si bien, en ambas ocasiones, el Atlético acabó sacando una victoria. En la final de la Copa del Rey de la temporada 2012-13, Diego Costa marcó su primer tanto al equipo merengue en la victoria por 2-1 que dio el título a los rojiblancos. A la campaña siguiente, 2013-14, Costa marcó el único tanto en la victoria por 0-1 en el encuentro de ida de una Liga en que el Atlético se proclamó campeón por primera vez en casi 20 años. En esta ocasión, su contribución a la creación de oportunidades fue particularmente notoria. Costa fue el jugador más incisivo en ataque en el equipo de Diego Simeone. Fue el hombre que más disparos realizó para los rojiblancos (cuatro de ocho), pero sobre todo, el que logro desestabilizar a la defensa del Real Madrid provocando los errores de los que, eventualmente, nacerían tres de los cuatro tantos del Atlético de Madrid. Para Costa ha sido, sobre todo, sacarse la espina que tenía clavada desde la final de Champions League de 2014, en la que solo pudo participar nueve minutos antes de salir de cambio debido a una recaída. “Ese partido no lo jugué y tenía ganas de jugar un derbi completo”, admitió tras el encuentro a la televisión española. Y es que Costa tampoco jugó la final de Milan en 2016, pues para entonces ya se había marchado al Chelsea. Aun así, sintió aquella derrota como propia. “Ellos nos ganaron en dos finales y teníamos deseos de ganarles una Final Europea. Da mucha confianza para la temporada. Estoy muy feliz”, agregó. Koke también se cura en salud Un jugador que vivió en carne propia ambas derrotas, 2014 y 2016, fue Koke Resurrección. Y también él se curó en salud poniendo el 2-4 definitivo. Tal como lo hiciera su compañero, Koke admitió que los rojiblancos habían llegado a Estonia con ganas de darle la vuelta a la dinámica europea del derbi madrileño y “ganarles (a los merengues) una final”. “Teníamos ganas; no sólo al Madrid, sino de volver a ganar. Aunque sí que es cierto que teníamos deseos de ganarles una final”, admitió en declaraciones a la televisión española.
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