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MADRID -- El Barcelona ganó sin futbol pero con Ter Stegen en San Sebastián y el Real Madrid, con más futbol pero menos remate, acabó conformándose con el empate (Real Madrid rescata empate frente al Atlético Bilbao gracias a Isco) en Bilbao en un sábado que confirmó que la pelea por la Liga ha quedado reducida a los dos grandes. Transcurridas cuatro jornadas de Liga el mensaje es claro. El Atlético que tantos elogios recogió en pretemporada por la gestión del mercado de fichajes se ha dejado por el camino ya siete puntos y ese Valencia al que se apuntaba como posible candidato deambula ya a 9. Empataron los colchoneros, de milagro, en el Metropolitano frente al Eibar y no pasaron del 0-0 los de Marcelino en Mestalla contra el Celta, mostrando, ambos, que se encuentran a años luz de la solidez de Barça y Madrid, que ya han abierto brecha. El campeón se agarró a la excelencia de su portero y a los regalos del portero (Barcelona sufrió en Anoeta, pero lo ganó y sigue líder con puntaje ideal) rival para remontar en San Sebastián un partido que dejó traslucir que el inicio de temporada es tan idílico en el marcador como preocupante en el césped. Después de pedir la hora en Valladolid, la segunda salida liguera ofreció una primera mitad deprimente en Anoeta. Sobrevivió con fortuna y acierto el Barça… Y contempló como a su gran rival le frenaba después en Bilbao un Athletic enrabietado, capaz de frenarle, restarle dos puntos, dejar el liderato en solitario e invitar a cierto discurso exagerado alrededor del Camp Nou si se fija la mirada solamente en la clasificación sin atender a las sensaciones futbolísticas. Al Real Madrid se le echó en falta mayor tensión sin balón como al Barça mayor fluidez con él. Se mostraron, probablemente, por debajo de lo esperado ambos y se les espera, más pronto que tarde, dando lo mejor de sí mismos. Pero, números en la mano, el Barça disfrutó de un sábado casi ideal. Es líder en solitario. No podría pedir más.
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