<
>

Sevilla ganó su único título de Liga en casa del Barça

BARCELONA -- El Atlético de Madrid celebrando en el Camp Nou el título de Liga. Es una imagen cercana en el tiempo. Ocurrió el 17 de mayo de 2014, una tarde en la que el Barça de Gerardo Martino precisaba ganar en la última jornada al Atlético de Simeone, al que le bastaba el empate para ser campeón. Y lo fue. Y, más allá del enfado por un gol mal anulado a Messi o de la decepción del fiasco, la hinchada del Barça acabó aplaudiendo el título colchonero.

¿Una imagen desconocida? No. Ya había pasado en una ocasión, prácticamente calcada, 68 años antes. Cambiando al Atlético por el Sevilla y con el Barça dejando escapar un trofeo que se estimaba conquistado.

Perdida en los libros de la historia del fútbol aunque muy presente en la leyenda del Sevilla, el 31 de marzo de 1946 es una fecha inolvidable en los enfrentamientos entre el Barça y el club andaluz. Aquel día el Sevilla conquistó el que hasta hoy es su único título de Liga. Y lo hizo en Barcelona, en la última jornada y empatando frente a un rival que se jugaba también el trofeo.

Más allá del señalado final de la temporada 2013-14, son varias las campañas en que el título se ha decidido en la última jornada y en algunas de ellas al Barça le sonrió la fortuna, ya fuera por errores del que era líder (Real Madrid hasta en dos ocasiones y Deportivo en una tercera) por última vez o por no fallar personalmente en el campo.

Hubo otras, la más recordada en la temporada 1970-71, en que hubo un auténtico galimatías con hasta tres equipos peleando y el Barça dejándose el título por empatar en el campo del Atlético de Madrid (que también quería el trofeo) para dar el campeonato a un Valencia... que perdió contra el Espanyol.

Pero en el recuerdo permanece aquella última jornada de la temporada 1945-46, cuando el equipo azulgrana, campeón el curso anterior, suspiraba por conseguir enlazar por primera vez dos títulos consecutivos.

La Liga llegó a la penúltima jornada con un triple empate en cabeza: Athletic, Barça y Sevilla sumaban 33 puntos, con los vascos como líderes por el goal average y los andaluces terceros. Pasó que el Athletic perdió (3-2) en su visita al Alcoyano… Y que al mismo tiempo el Sevilla goleaba al Oviedo (3-0) mientras el Barça no pasaba del 1-1 en Castalia frente al Castellón.

¿Resultado de todo ello? El Sevilla llegó a la última jornada con 35 puntos, 34 sumaba el Barça y 33 el Athletic, descartado de cualquier opción porque, atención, Barça y Sevilla se enfrentaban en Les Corts, jugándose cara a cara el trofeo. El equipo de Pepe Samitier necesitaba ganar para proclamarse campeón y al que dirigía Ramón Encinas le bastaba la igualada para levantar el título.

Y eso ocurrió. Aquel domingo 31 de marzo, a las 3 de la tarde, cerca de 50.000 espectadores llenaron hasta los topes el entonces moderno estadio de Les Corts dispuestos a disfrutar de una jornada de fiesta. Ganar era tan obligado como se consideraba un hecho… Pero la fiesta dio paso al drama.

El Sevilla, hecho inaudito en la época, planeó un sistema ultradefensivo que maniató a un Barça incapaz de superar su presión y, lo peor, sorprendido a los siete minutos de partido, cuando en su primera incursión ofensiva Araujo, de cabeza a centro de López, marcó el 0-1. Siete minutos de juego se llevaban…

A partir de ahí se dio paso a la operación remontada que fue absolutamente imposible. Una asistencia de Colino a Bravo le sirvió para empatar al Barcelona a los 63 minutos, pero antes y después José María Busto (que entre 1942 y 1958 defendió en 400 partidos la meta del Sevilla) fue un coloso que desbarató todas las ocasiones del equipo azulgrana.

Dicen quienes vivieron aquella jornada que un silencio sepulcral se apoderó del estadio cuando Pedro Escartín, el árbitro, señaló el final del partido. Un silencio solo roto por la euforia desmedida de los futbolistas del Sevilla, celebrando en el mismo césped la hombrada de conquistar una Liga por la que pocos apostaban.

Y que concluyó, de acuerdo a la crónica que escribió Carlos Pardo en las páginas de Mundo Deportivo, con la afición del Barça “no regateando sus aplausos a quienes en noble lid habían arrebatado la Liga a sus favoritos”.

Fue, aquella, la tarde más feliz de un Sevilla que, 72 años después, quiere ganarse el derecho, hoy mucho más difícil, de soñar con una Liga que nunca más conquistó.