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Diego Godín paga el precio por momento heroico en el Wanda Metropolitano

Diego Godín fue la imagen viva del Atlético de Madrid.

El uruguayo jugó roto durante media hora –más que jugar, caminó por el césped estorbando al rival– y terminó por marcar el tanto de la victoria por 3-2 sobre el Athletic de Bilbao en el último segundo y, para enmarcar el momento, hizo que el Wanda Metropolitano entero contuviera el aliento en espera a que el VAR lo diera por bueno.

Sus compañeros se le abalanzaron apenas se confirmó el cabezazo con el que rescató tres puntos que se habían dado por perdidos desde la primera mitad, mientras cerca de 80 mil personas abandonaban el estadio coreando su nombre.

“Es difícil explicarlo. En el minuto que fue, con todo el estadio cantando y en las circunstancias que se había dado. Fue un momento que me llenó de alegría”, dijo Godin sobre la anotación y luego del encuentro. “Estuve esperando a que lo miraran, pero es un momento que te llena de felicidad”.

Fue un momento intenso, el primero en la historia del Wanda Metropolitano. Tres puntos que mantienen al Atlético vivo en la pelea por la Liga, pero que, al central de 32 años, le puede costar el resto del año.

Godín se lesionó pasado el minuto 60, cuando el Athletic puso el 1-2 en el marcador y amenazaba con infligir al cuadro rojiblanco su primera derrota en casa en la temporada y a Diego Simeone ya no le quedaban cambios.

El capitán decidió quedarse, aunque fuera por entorpecer los planes del Athletic de Bilbao.

El uruguayo, quien se perderá la jornada internacional, admitió que en algún momento pensó en abandonar el terreno de juego, pero dejar a su equipo con 10 era condenarlo a la derrota.

“Afuera no iba a hacer nada. Cuando sentí la rotura, que fue cuando hizo el gol Williams, fue donde sentí el latigazo”, describió el defensa sudamericano. “Cuando le di el brazalete a Antoine Griezmann, me dicen que ya no hay más cambios. El ‘Cholo’ me dice, ‘Quédate arriba’, y, bueno, fueron minutos jugando desde que me rompí y sí pensé en salir, pero bueno, ahí estaba”.

El veterano rojiblanco dijo saber que su decisión de permanecer en el campo puede pasar por temeraria, pues corre el riesgo de no volver a jugar hasta Navidad, si bien le va, pero afirma haberla tomado con algo de responsabilidad.

“Sé más o menos lo que tengo por lo que sentí, porque me conozco. Una rotura que puede llevar 20 días o un mes. Después intenté hacer el mínimo esfuerzo posible para que no se agravara, pero, afuera no iba a hacer nada. Adentro, aunque fuera parado, podía hacer algo, aunque fuera a balón parado”, reiteró Godín.

Y así fue. En una acción a balón parado, la última del partido, el uruguayo dio al Wanda su primera gran noche “épica”.

Para su entrenador, Diego Simeone, no sólo fue la decisión correcta sino una oportunidad única para probar esas dotes “cancheras” en peligro en extinción al mandar a Saúl y Thomas a la central en los últimos minutos y a Godín de centro delantero, donde no estorbaba a los suyos y sí (mucho) a los de enfrente.

“Siempre uno molesta quedándose parado”, dijo Simeone con una ligera sonrisa. “A ver. En el momento en que Diego se lesiona, el primer gesto es salir, después, su intención es querer quedarse y le dije, ‘Quédate de delantero’.

“Es difícil marcar a uno que está parado, porque no lo puedes dejar solo, por más que esté lesionado. Esto se hacía en el 70 (cuando no había cambios) y hoy ha funcionado a la perfección y para darle más emoción, el VAR nos dio el gol y la victoria más emocionante en el Wanda Metropolitano”, remató Simeone.