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Real Madrid le pisa los talones a un maltreco Barcelona

El Barça empató en el Camp Nou frente al Valencia, igualó en San Mamés contra el Athletic y el Real Madrid se acercó a seis puntos, llamando a la puerta del milagro y pasando de ser un Don Nadie en la Liga, a creer en la posibilidad de dar alcance a un campeón alejado de su mejor versión.

Al líder le salvó Messi hace una semana con dos goles providenciales que evitaron la derrota ante el Valencia y en Bilbao, le salvó Marc-André ter Stegen con tres paradas soberbias, magníficas, y que no sólo le catapultaron como uno de los mejores sino el mejor portero del mundo y sus lances también evitaron que las dudas fueran mayores y dieran paso al pánico.

El Barça reacciona a los malos momentos con orgullo y nervio, pero sin futbol.

Si necesita el balón para sentirse cómodo, cuando no lo tiene, sufre y padece como un cualquiera. No pudo nunca pensarse que la ausencia de Arthur Melo pesase de tal manera en este control y que sin Jordi Alba se pierde un puñal ofensivo de tal consideración.

Y esperando a Messi, el conjunto azulgrana acabó sin encontrarse a sí mismo.

La peor noticia, sin embargo, podría entenderse al mirar la clasificación. Aumentó a seis puntos su ventaja al frente de la Liga, pero cambió, de sopetón, el rival amenazante. Desaparecido el Atlético en el derbi de la capital, el Real Madrid, sumando su quinta victoria consecutiva, ya se asoma como una seria amenaza.

Aún lejos y teniendo claro que recuperar el goal-average es una quimera, el Real Madrid de Santiago Solari cabalga esperando ahora dos jornadas, en teoría, asequibles frente a Girona y Levante antes de recibir en el doble duelo al Barça, con la Final de Copa y la persecución liguera en el plano.

Se planta el equipo merengue en pleno mes de febrero con las mejores sensaciones y con las menos adecuadas un Barcelona que cerró la primera vuelta convertido en el único favorito para conquistar la Liga y que ahora no tiene nada claro.

Esperando que el Valladolid no sea suficiente rival la próxima jornada en el Camp Nou, la siguiente visita a Sevilla se antoja un desafío mayúsculo para el equipo de Ernesto Valverde, que, de pronto, perdió su fortaleza y después de un partido mediocre en Bilbao, le regaló al Real Madrid el derecho a soñar.