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Diego Lainez: El embajador de la esperanza

COLUMNA ‘EL PULSO’

“El futbol es tan maravilloso que le basta con mostrar a algunos de sus héroes, para que las audiencias se olviden de las indecencias institucionales y hasta de las frustraciones personales”...

La frase corresponde a Jorge Valdano, y hoy luce hecha a la medida para explicar un fenómeno que tiene que ver con un chamaco de apenas 18 años.

Se viven tiempos convulsos en México, en los cuales la inconformidad y división prevalecen por encima de casi cualquier cosa. Nos hemos olvidado de “hacer sociedad”, de transitar de forma más llevadera el día a día.

Y bajo este panorama –que lejos de una posible mejoría, pues camina hacia el lado contrario–, parece que de las pocas cosas que nos quedan para realmente disfrutar, está el futbol.

Hoy la “esperanza de México” en términos deportivos se llama Diego Lainez. El tabasqueño ha logrado unificar a la masas, es prácticamente general el reconocimiento que hay a su alrededor, y con un gol fue capaz de sacudir todo tipo de emociones.

Las redes sociales, la televisión, las charlas de café o los recesos laborales, tuvieron un tema en común la tarde del 14 de febrero: Diego Lainez.

Como suele suceder en esa búsqueda inconsciente de héroes, se llega a caer en la exageración, ya que no son pocas las voces que han afirmado que será el mejor futbolista en la historia de México... Hugo y Rafa son borrados de un plumazo, todo producto de una epidemia llamada euforia.

Es cierto, este chamaco no está hecho de una madera común; tiene ese brillo que acompaña a muy pocos, pues dentro y fuera de la cancha logra una conexión especial que casi obliga a quererlo.

Lainez es solo uno de muchos embajadores mexicanos en el extranjero que destacan en distintos terrenos; jóvenes y adultos que invitan a creer, pues reúnen una serie de cualidades que generan empatía y portan los colores de esta tierra.

Bien dice Valdano que al futbol le basta con mostrar a alguno de sus héroes para olvidar indecencias institucionales y frustraciones personales... Hoy esa capa la usa un niño mexicano que apenas inició el despegue.