BARCELONA -- De pronto los ecos de la festividad de Sant Jordi se apagaron con una noticia que salpicó el ánimo de todos. El 24 de abril, a mediodía, lo que debía ser una visita rutinaria desembocó en su ingreso hospitalario y, un día después, se cumplen hoy cinco años, murió Tito Vilanova.
El 25 de abril, fecha señalada por celebrar el aniversario de Johan Cruyff, quien hoy habría cumplido 72 años, se convirtió de la misma manera en trágica para el barcelonismo militante, entregado siempre a sus leyendas, a sus héroes y a sus alegrías y desgracias.
Tito Vilanova, fiel representante de La Masia, futbolista de buena carrera y leal compañero de Pep Guardiola en la mejor época moderna del Barça, había aceptado justo dos años antes, el 27 de abril de 2012, tomar el relevo de su amigo el día que este anunció su marcha del club y cumplió con creces, ya afectado por el cáncer que acabaría venciéndole, la recordada Liga de los 100 puntos.
Se apartó del plano el 20 de julio de 2013, despidiéndose con una carta abierta en la que anunció que dejaba el club para entregarse a la recuperación de su enfermedad y peleó, con la misma discreción que le guió en su vida deportiva, por recuperar su vida personal. No pudo ganar la batalla y dejó para el recuerdo, que permanece, aquella mirada brillante, optimista y sencilla capaz de unir a un club siempre envuelto en guerras internas.
El Barça recuerda este 25 de abril la figura de Tito Vilanova tal y como conmemora el aniversario de Johan Cruyff, fallecido también de cáncer el 24 de marzo de 2016 y que hoy habría cumplido 72 años, en plena espera para celebrar un título de Liga que espera disfrutar el sábado, con el equipo de Valverde en plena persecución de un triplete histórico y que une a todo el barcelonismo, dichoso de un presente deportivo feliz a pesar de todo.