El delantero internacional español Álvaro Morata se ha cansado de decir, por activa y por pasiva, que su deseo inmediato pasaba por continuar su carrera en el Atlético de Madrid, el equipo al que llegó el invierno pasado y con quien --a priori-- debía mantenerse como cedido durante 18 meses.
Una cláusula en el acuerdo con el Chelsea, además del castigo impuesto por la FIFA por el cual el club londinense no podrá fichar en las próximas dos ventanas de traspasos, ponían en peligro esa ilusión del madrileño. Los blues podrían haber reclamado el pago inmediato de los 50 millones de euros en que se ha tasado el traspaso (en el verano de 2020) de Morata, o de lo contrario romper el acuerdo y que el delantero se incorporara de inmediato al Chelsea.
La buena relación entre los dos clubes y la gran gestión de la directiva colchonera hizo posible finalmente el acuerdo, por lo que el delantero se mantendrá en Madrid el año que viene como cedido y después los rojiblancos ejecutarán la cláusula de compra.
Pero la confianza en Morata por parte del Atlético de Madrid, de Diego Simeone, y toda la afición no se ha quedado ahí.
Álvaro ha decidido pedir el dorsal número 9, el mismo que llevó en su llegada al Chelsea y que cambió 12 meses después en un intento cabalístico de mejorar su suerte en Londres, y que también llevó en sus dos temporadas en la Juventus. En el Atlético de Madrid el dorsal era propiedad de Nikola Kalinic, pero el club ha apoyado la decisión del cambio con Morata, en una clara apuesta por hacer del exmadridista la cabeza de su nuevo proyecto.
El 9 en el Calderón ha sido históricamente cosa de grandes goleadores, desde Hugo Sánchez en los 80, a Fernando Torres, pasando por Radamel Falcao, David Villa o Mario Mandzukic. Ahora, en época de vacas flacas en lo que a ídolos se refiere, la entidad del Manzanares ha decidido girar los focos hacia Morata, que con el mítico dorsal a la espalda, espera poder con la presión de convertirse en el líder del ataque colchonero --a la espera de la explosión del gran fichaje del verano, Joao Félix.
Sus números en los primeros seis meses que pasó en el club fueron bastante positivos. Morata marcó seis goles en 15 partidos de Liga, y disputó ambos encuentros de octavos de final ante la Juventus en la Champions League, anotando un gol de cabeza en la ida que fue anulado (de manera muy rigurosa) tras la aplicación del VAR.
Con la salida de Antoine Griezmann hacia Barcelona y con las dudas que sobrevuelan sobre la figura de Diego Costa, ya con 30 años y castigado continuamente por las lesiones, el Atlético de Madrid ha decidido apostar el todo por el todo a la figura brillante de un Álvaro Morata que cayó de pie en el Wanda Metropolitano.
El delantero, de 26 años, está en el mejor momento personal y profesional, algo que su club quiere aprovechar.
Los del Cholo Simeone están sobrellevando una renovación importantísima de su plantilla este verano. Hasta seis jugadores titulares han dejado el equipo, lo que ha forzado la llegada --de momento-- de cinco grandes fichajes, con pronóstico reservado en lo que se refiere a su adaptación y producción la temporada que viene.
Por eso nada mejor que apostar a un hombre que ya ha demostrado su valía en el club, que se ha identificado rápidamente con la afición rojiblanca --a pesar de su pasado merengue-- y que puede acabar pasando los mejores años de su carrera en el Wanda Metropolitano.
El club ya ha hecho el esfuerzo y eso ha llenado de orgullo a Álvaro Morata, que está más motivado que nunca para hacer la mejor temporada de su carrera.
Puede ser un año extraordinario para él, y al final le llegaría el premio de la Euro 2020.