BARCELONA -- Acaso fuera su sonrisa o su buen talante. Y, seguro, su excepcional fútbol. La mezcla de todo ello le convirtió en el tipo que sacó al Barcelona de la depresión y provocó, incluso, una imagen inédita: la afición del Real Madrid puesta en pie aplaudiéndole tras marcar un gol en el Bernabéu. Solo Ronaldinho fue capaz de ello, el 19 de noviembre de 2005.
El Barça llegaba a aquel Clásico tras enlazar cinco victorias consecutivas (llegarían a ser 18 triunfos hasta finales de enero de 2006) y sumar 7 victorias y 4 empates desde mediados de septiembre. Jugadas diez jornadas de Liga marchaba segundo en la clasificación, dos puntos por detrás del sorprendente Osasuna y uno por encima del Madrid que dirigía Vanderlei Luxemburgo y en el que se destacaba la figura de Robinho, fichado al Santos con la esperanza de relanzar la moribunda era de los Galácticos... Y que aquella noche tocó fondo.
Al cuarto de hora marcó el 0-1 Eto’o... Y en la segunda mitad estalló el espectáculo de Ronaldinho, autor de dos goles que provocaron, con motivo del 0-3 a los 77 minutos, que buena parte de la hinchada local reconociera aquella exhibición del brasileño puesta en pie, aplaudiendo su actuación.
Apenas se recordaban unos pocos aplausos dedicados a Maradona en 1983 y elogios, con la boca pequeña, al Dream Team de Cruyff cuando venció en ese mismo escenario en 1994. Aquella noche jugó su primer Clásico como titular Leo Messi, con el ‘30’ a la espalda y siendo apenas un secundario en el festival de Ronaldinho, sustituido a los 70 minutos por Iniesta y desconocedor, todavía, del papel gigantesco que le reservaba el futuro en la historia de los duelos entre los dos grandes del fútbol español.