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BURDEOS -- España despertó abruptamente del sueño y las sonrisas de los primeros diez días de Eurocopa dieron paso a la preocupación. Ya no hay tantas risas alrededor de La Roja. Poco dado a mostrar sus sentimientos, Del Bosque aceptó con serenidad la derrota frente a Croacia e instó al equipo a “mirar hacia adelante”, tratando no solo de minimizar la derrota, sino, más aún, avisando que España, a fin de cuentas, sigue en competición. Pero alrededor de la selección, sin llegarse al fatalismo sí se instaló la duda. Y dándose por hecho a priori esa primera posición que ‘obsequiaba’ a la campeona con un cómodo camino al menos hasta las semifinales, verse de pronto enfrentada a Italia en octavos y la posibilidad lógica de cruzarse después con Alemania y Francia ya provoca vértigo. España ha mostrado en esta primera fase de Eurocopa el mejor fútbol de la competición. Combinación, toque, llegada por bandas, pausa… También, sin embargo, ha dado a entender que tiene una base tan claramente definida que se diría, se sospecha, que Del Bosque mantiene a los suplentes como simples recursos. Mientras Croacia afrontó el duelo de Burdeos con cinco cambios en el once inicial y su seleccionador Ante Cacic no dudó en reservar a Modric o Mandzukic, el entrenador español sorprendió manteniendo el mismo once que ya había puesto en escena ante la República Checa y Turquía. Si tan buen resultado le dio entonces, la fatiga le castigó en el choque definitivo de esta primera fase, dando a entender que quizá debió refrescar el equipo o, por el contrario, enseñando que, efectivamente, más allá de sus titulares el resto de la plantilla es un relleno. España tiene por delante seis días para recargar el depósito de la moral. Del Bosque, de entrada, concedió este miércoles fiesta a todos sus hombres y se encerró con sus colaboradores más próximos para analizar lo sucedido en Burdeos ante Croacia y sacar las mejores conclusiones. Seis días para desmentir dudas, recuperar sensaciones y convertir este miércoles amargo en una excepción.
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