Fútbol Americano
Carlos Bianchi 8y

La posesión no es un fin, sino un medio

PARIS -- No es la primera vez que tocamos el tema en esta columna, pero la semifinal entre Francia y Alemania nos da la excusa perfecta para volver a él: en estos tiempos en que la posesión se ha vuelto el mantra del fútbol, partidos como la segunda semifinal de la Euro demuestran que no todo es lo que parece.

Porque Alemania tuvo un dominio absoluto de la pelota: 69 a 31%, lo que lleva a pensar que eso se traduciría en cantidad de oportunidades y, eventualmente, en goles. Pues no: el resultado, un 2-0 a favor de Francia, es una muestra clara de que la posesión es un medio y no un fin en sí mismo.

Este tipo de partidos decisivos, y un Francia-Alemania es siempre una final antes de la final, hay que ganarlos, porque eso es lo que queda y lo que permite seguir en carrera. No quiere decir que hay que ganarlo de cualquier modo, porque ese camino no lleva a ningún lado, pero sí que hay que ser práctico y jugarlo de la manera más conveniente, de acuerdo a los recursos propios y a los del adversario.

Francia hizo lo que tenía que hacer: se plantó firme atrás, aunque eso por momentos significara mirar jugar al rival, y se preocupó por neutralizar los avances alemanes antes de que llegaran a zona de riesgo. Así, consiguió que se jugara en 30 metros en los que no pasó nada decisivo, los que están entre el mediocampo y la medialuna.

Alemania entonces jamás consiguió ser agresivo, porque salvo por una pelota que sacó muy bien abajo el arquero francés, no tuvo chances claras mientras el marcador estuvo 0-0. Lo mejor de los de Löw llegó estando dos goles abajo, e incluso esa decisión por ir a buscar los expuso a sufrir alguno más de contra.

De tanto que pensó en tener la pelota, Alemania no logró generar oportunidades. Y a eso contribuyó muchísimo el hecho de que no tuviera un nueve de área definido, tras haber perdido a Gómez. Quien tuvo que cumplir su rol, Müller, no tuvo gravitación, ya que es un jugador de características distintas, que se siente mucho más cómodo de segunda punta y llegando de atrás, cuando ya tiene a un centrodelantero clásico haciéndole el trabajo sucio para dejarle espacios vacíos.

Y este es otro tema recurrente: salvo por Argentina, hoy los grandes equipos del mundo sufren de una alarmante carencia de centrodelanteros de primera línea. Ahí están Brasil, Italia, y, justamente, Alemania, que llamó a un Gómez que desde 2012 no jugaba en la selección.

Así, a toda la defensa francesa, que venía muy cuestionada, pero sobre todo a los centrales, se les facilitó la tarea. A Müller, alguna vez goleador del Mundial, se le estiró la racha sin convertir en la Euro a unos increíbles 11 partidos, mientras que Francia esperaba su chance de contragolpe.

La diferencia terminó llegando en el momento ideal, justo antes del descanso, y de una manera impensada, con un penal ingenuo de Schweinsteiger, que no solamente salta con su mano en una posición imprudente, sino que además comete la infracción en un lugar del área en el que un eventual cabezazo de Evra no llevaba peligro.

El gol le permitió a Francia acomodarse todavía mejor en su posición de espera y, aprovechando un doble error, primero un mal cierre del lateral y luego una salida apresurada de Neuer, con el segundo gol de Griezmann terminó de cerrar una semifinal en la que la historia no le jugaba a favor. Desde 1972 que no le ganaba a Alemania en la Euro. Una Alemania que, además venía acostumbrada a eliminar al organizador en las últimas ediciones.

Sin lucirse, Francia hizo lo que tenía que hacer y ahora llega como favorita a la final ante un Portugal que tampoco ha deslumbrado.

Es cierto que en la primera semifinal fue un poco mejor Portugal que Gales, una selección que pagó el mismo precio que Islandia en su momento, el del desgaste partido a partido que deja sin gasolina a equipos que no están acostumbrados a las instancias decisivas.

Portugal, por el contrario, mostró el oficio del que sí se codea con los grandes. Fue un conjunto equilibrado, en el que ninguno se destacó demasiado pero en el que todos cumplieron. Y tuvo a un Cristiano Ronaldo que, como en otras instancias clave, estuvo a la altura, demostrando toda su capacidad para el juego aéreo en el primer gol y asistiendo en el segundo.

Lo que pueda aportar Cristiano en la final será decisivo para las chances de su selección, que seguramente se plante atrás y apueste al contraataque. Porque Francia, más allá de lo que se propuso ante Alemania, lo va a salir a buscar.

Es cierto que Deschamps va a pensar el partido tácticamente y no va a entregarse, pero está obligado en un partido así, ante su gente, a ir por la diferencia de la manera más rápida posible, para que Portugal no aproveche el correr de los minutos para instalarse cómodo en su sistema defensivo. Francia además tiene dos puntas verdaderos y mediocampistas creativos y con llegada como para asumir el protagonismo que le corresponde.

Llega el momento clave para el equipo al que yo di como gran candidato a quedarse con la Euro. Y en la calle eso se percibe: además de en los estadios colmados, en los fan fest y en la calle hay multitudes siguiendo a Les Bleus, con fervor y muchísima expectativa, pese a las vacaciones. Ahora a Francia solamente le queda el último paso para darle una gran alegría a su gente.

Felicidades.

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