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El PSG no digerirá fácilmente la derrota en el Santiago Bernabéu

BARCELONA — El Paris Saint-Germain se quejó amargamente del arbitraje en el Santiago Bernabéu para argumentar su derrota frente al Real Madrid, pero de puertas adentro recibió de mala manera lo sucedido en la capital de España.

Las decisiones del entrenador, el rendimiento de algunos jugadores y la poca personalidad colectiva en el terreno de juego provocaron un terremoto en el seno del club galo, que de acuerdo con una fuente cercana recibió con auténtica decepción todo el cóctel de malas noticias. La ida de los octavos de final de la Champions League ha comenzado cobrándose víctimas inesperadas.

Nasser Al-Khelaifi, el presidente del PSG, se apresuró a dar la cara ante las cámaras de televisión en el propio estadio merengue para transmitir un mensaje inequívoco: “El árbitro ayudó al Real Madrid”. Fue el mismo discurso de Unai Emery y el que se repitió entre la expedición... Pero el silencio de los futbolistas y su aspecto al abandonar el Bernabéu dejó al descubierto el mal ambiente existente.

UNAI EMERY
Al entrenador no se le suelen discutir sus decisiones. El club fichó a Unay Emeri después de un conciso estudio a todos los niveles y concluyó que entre sus virtudes destacaba la gestión futbolística de la plantilla, su atrevimiento en la toma de decisiones. Y sin embargo fue este hecho, precisamente, el que se le reprochó ante el Real Madrid.

“No es normal quitar del equipo al capitán en el partido capital de la temporada”, incidió Antoine Maunoir, periodista francés para quien las decisiones del técnico fueron muy discutibles. La entrada de Kimpembe por Thiago Silva siguió a la no convocatoria de Thiago Motta, precedió a la alineación de Lo Celso en un partido considerado de máxima exigencia física y dejó en el anonimato a Ángel Di María, cuyo desempeño esta temporada estaba siendo muy halagado alrededor del PSG.

Solo faltó señalar el mal partido de Cavani sacándole del campo para colocar a un lateral con el 1-1 en el marcador y así entender que a pesar de ese dominio que se adivinaba por parte del PSG, a Emery parecía bastarle la igualada, reforzando la contención, convirtiendo a Dani Alves en un falso carrilero que redondeó un partido muy alejado de lo esperado y dejando a Rabiot como luchador solitario en el momento crítico del duelo.

Di María, que esperaba este regreso al Bernabéu con ganas, no ocultó al acabar el partido su decepción al ser ignorado por el entrenador, lo mismo que Pastore o el propio Diarra, llamado a ser el mediocentro en el partido antes de la sorprendente decisión de colocar a Lo Celso en el puesto.

NEYMAR
Neymar se marchó al PSG para ser el crack indiscutible, se supone, y para acoger todos los focos en partidos de esta categoría. Un año después de que Messi le cediera en el Camp Nou el protagonismo en aquella noche mágica frente al mismo PSG y vestido ahora con el uniforme del campeón galo, Ney apenas si dejó constancia de su grandeza en el Bernabéu.

Completó 11 regates, sí, e intentó desequilibrar en vertical y en diagonal, pero la tela de araña que construyó Zidane para frenar su electricidad futbolística acabó por aburrirle, desesperando por sus resbalones habituales y mostrando una imagen muy alejada de la que tantas veces ofreció como futbolista del Barcelona en partidos de máxima exigencia.

Neymar apenas si combinó con Cavani. Destacó el papel de ambos en el gol de Rabiot para convertirse en invisible su relación a partir de ahí. El uruguayo acabó sustituido y el brasileño desdibujado.

EL EQUIPO
Suele decirse que el PSG ha heredado del Barcelona la fortaleza del tridente. Se pasó de la MSN en el Camp Nou a la MCN en el Parque de los Príncipes y a partir de ahí, de su indiscutible mando, el fútbol del colectivo quedaba en un segundo y ¿cómodo? segundo plano. Sin embargo, cuando debió acudir en su ayuda el colectivo no estuvo a la altura.

Algo recordado en el Barça se produjo ahora en el PSG. El equipo parece tan a la sombra del tridente que no está preparado para ocupar el espacio que se le exige en el momento oportuno. En el Bernabéu no existió el tridente… Y cuando Rabiot empezó a pedir auxilio éste no llegó.

La recta final del partido en Madrid fue una pesadilla mayúscula. Criticado por su falta de agilidad, Zidane dio con la tecla, casual o no, personalizada en un Asensio que se convirtió en la clave que desniveló el partido. Y mientras el universo merengue recuperaba a golpes la fe, el enésimo proyecto millonario del PSG entraba en crisis.

EL FUTURO
Hace dos meses y medio la figura de Emery ya estuvo puesta en entredicho y el diario L’Equipe publicó sin disiulo que el presidente del PSG se planteaba la sustitución del técnico vasco por Luis Enrique.

El futuro apunta a repetir ese pasado. Suena aventurado insinuar que el entrenador pudiera ser despedido antes de jugarse el partido de vuelta en el Parque de los Príncipes el seis de marzo, fecha que se considera definitiva ahora mismo para apostar por la continuidad o no de Unai Emery al frente del equipo parisino.

Con Luis Enrique colocado de manera evidente en el escenario, lo que suceda en estos octavos de final de la Champions marcará el futuro. Tanto en Londres, donde la figura de Antonio Conte es discutida, como en París, donde Emery ha entrado en barrena después de una noche de pesadilla en el Bernabéu.