Fútbol Americano
Carlos Bianchi 8y

Manchester City: una buena y una mala

BUENOS AIRES -- La noticia, no por esperada deja de impactar: Manuel Pellegrini dejará de ser el técnico de Manchester City a fines de esta temporada y su lugar lo tomará Josep Guardiola.

Y con todo lo interesante que es imaginarse a un entrenador como Guardiola en un equipo con tanto talento y en una liga tan competitiva, es llamativa la manera en que se despide Pellegrini, tras un título y un subcampeonato en la Premier y, sobre todo, después de renovar su contrato hace menos de medio año.

Incluso, si uno analiza que el mismo Pellegrini dijo que hace un mes sabía que no continuaría, los tiempos son más cortos aún. ¿Tan poco tiempo les puede llevar a los dueños y dirigentes de un club desdecirse?

Esta inestabilidad es una falta de respeto hacia alguien que siempre dio pruebas de sus condiciones, sea en América como en Europa. Por donde pasó, Pellegrini cosechó éxitos, e incluso donde no se llevó títulos, dejó la vara altísima con logros nunca antes conseguidos, como en Villarreal y Málaga. Hasta en Real Madrid hizo una campaña récord, que si no se materializó en festejos fue solamente porque le tocó convivir con un Barcelona de otro planeta.

Estos vínculos son como el matrimonio. Si en la primera discusión uno decide separarse, evidentemente algo estoy haciendo mal. Hay que hacer lo imposible por respetar al otro y tener paciencia para los buenos momentos. Después de un cierto tiempo, si no hay resultados, es más comprensible buscar un cambio... ¿pero cómo se explica un giro tan rotundo cuando los resultados vienen acompañando?

Manchester City hoy da pelea en la Premier y está en octavos de la Champions, es decir que no hay una crisis a la vista. Lo cual hace más extraña todavía la decisión en un fútbol como el inglés, donde el hincha parece tener menos urgencias y es capaz de apostar al trabajo y esperar.

Sin dudas, y tal como dijimos hace poco analizando el despido de Rafa Benítez por Florentino Pérez, los ricos tienen muchos antojos. Y el problema es que no se dan cuenta de que, de esa manera, toman el camino equivocado hacia el éxito, que se supone es el norte que los guía.

Y el City, justamente, lo que necesita es paciencia y continuidad. No tiene ni la historia ni los grandes logros de otros que, justamente, llegaron allí perseverando y apostando por un proyecto a largo plazo.

No demasiado lejos, en la misma ciudad, hay un gran ejemplo. ¿Cuántos años le llevó a Sir Alex Ferguson no ya construir un gran Manchester United, sino llegar a su primer título? Hoy mismo, con menos nombres y más urgencias, se le sigue dando apoyo a Van Gaal, a la espera de que, con el tiempo, los resultados lleguen.

Alguna vez me lo dijo Marcello Lippi: en los clubes grandes, la sociedad es lo más importante, refiriéndose a dueños y dirigentes, que manejan los destinos y los resultados. Por algo la Juventus, sin el poderío de otros, es hegemónica en Italia. Y nadie reclama haber perdido la última final europea, sabiendo que se hizo mucho y bien para llegar hasta allí.

Los grandes clubes perduran, y para eso, necesitan de grandes dirigentes. Por algo viene sufriendo tanto Real Madrid para reencontrarse con su identidad, perdido en el vértigo de querer comprar mucho y caro, pero no siempre bien.

En el fútbol no hay una fórmula única, pero menos todavía hay magia ni casualidad. Los clubes que respetan el trabajo a la larga tienen más chances de ser exitosos.

Para no seguir despotricando contra una tendencia que nos duele y parece hacerse cada vez más común, pasemos a lo que se viene: ¿qué se puede esperar de Guardiola en el City?

Lo primero no es nuevo: Guardiola, una vez más, eligió bien. Así como cuando optó por Bayern Munich, ahora llega a un club con un plantel pletórico, con jugadores que se pueden identificar rápidamente con su estilo y, como si esto fuera poco, con recursos económicos para darle los refuerzos que solicite.

Porque no nos engañemos, los equipos con más medios tienen también más chances de celebrar. Y Guardiola siempre estuvo en ellos. Los que estamos en el fútbol, sabemos que el mayor porcentaje, tanto en los éxitos como en los fracasos, lo aportan los jugadores.

Con dinero, es más fácil armar el equipo que uno quiere. Eso no garantiza nada, pero si solamente fuera el técnico quien importa, un enorme profesional como Luis Enrique hubiera salido campeón con Roma o Celta, ¿no?

Después de pasar por España y Alemania, Guardiola tampoco tenía tantas opciones. A España no puede volver después de todo lo conseguido y en este momento del Barcelona; en Italia le sería muy difícil convencer a un plantel de su libreto, tan distinto de lo que fue y es el calcio. La combinación Arrigo Sacchi/AC Milan fue única y jamás se repitió, ni juntos ni con cada parte por su lado.

Por ende, Inglaterra era el destino ideal, siendo una liga con al menos cinco equipos de vanguardia, con un fútbol muy atractivo y que viene atrayendo a muchos de los jugadores más dotados técnicamente del mundo.

Este último factor le juega a favor: el fútbol inglés de hace 15 años, de velocidad y pelotazo, fue evolucionando con la llegada de tanto talento. Ese ese fútbol de antaño, le hubiera costado imponer su estilo; en el de hoy, en cambio, están dadas las condiciones para hacerlo.

Más aún en un equipo como el City, con jugadores de la calidad de Agüero, Silva, Yaya Touré y compañía. Que, además, vienen siendo entrenados por alguien como Pellegrini, caracterizado por el buen trato de pelota.

Habrá que ver cómo y cuánto se refuerza Guardiola y a la vez a quiénes deja ir, para pensar qué dibujo técnico adopta. ¿Pasará del 4-4-1-1 actual a un 4-3-3 como el que suele adoptar?

Si a esos jugadores que ya comparten su filosofía le suma los refuerzos adecuados (porque no duden que pedirá refuerzos a su gusto), estamos ante una combinación que puede ser ideal, para que Guardiola arme un equipo soñado y eso se traduzca en títulos, sobre todo la Champions, una obligación para cualquier club que quiera preciarse de grande.

Felicidades.

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