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Premier League: El 'impaciente' inglés

Slaven Bilic fue destituido este lunes en el West Ham y se convirtió en el cuarto entrenador que abandona su cargo tras once jornadas de Premier League, que igualó los de la Liga española y superó a los dos que se han consumado en la Serie A.

El West Ham, que comenzó la temporada aspirando a Europa, cayó a puestos de descenso y la paciencia que se había perdido en el entrenador croata dio paso a un despido sospechado desde hacía semanas.

Sí, al Chicharito Hernández puede comenzar a dirigirle en breve David Moyes, quien abandonó su cargo en el Sunderland al acabar el pasado curso y que tras su fallida experiencia en el Manchester United dirigió en la Real Sociedad a Carlos Vela y Diego Reyes.

Moyes, claro, no es un novato en la Premier, donde volvió a tomar protagonismo Claude Puel, tercer entrenador del Leicester este año 2017, y que dirigió el sábado su segundo partido, igualando en Stoke tras debutar una semana antes en el King Power Stadium con una victoria sobre el deprimido Everton, que tras despedir a Ronald Koeman busca técnico.

En once jornadas de Liga la Premier ya ha cesado a cuatro entrenadores… Y la continuidad de Roy Hodgson, contratado el 12 de septiembre, en el Crystal Palace provoca dudas. El fútbol inglés ya no es diferente.

La ‘League Manager’s Association’ dio a conocer en su último informe que la pasada temporada, entre las 4 categorías profesionales del fútbol inglés, se produjeron 66 cambios de entrenadores de un total de 92 clubs. 6 de ellos fueron en la Premier, donde Leicester, Crystal Palace, Hull y Middlesbrough cambiaron de entrenador. También lo hizo el Swansea… que lo hizo dos veces.

“Si no ganas estás fuera; esto es así”, explicó Pep Guardiola, lamentando el cese de Frank de Boer al frente del Palace en septiembre. “Me sabe mal por él, porque Ronald es muy buen amigo mío. Hay muchos intereses. O ganas o te echan y eso lo sabemos todos” repitió el entrenador del Manchester City refiriéndose al despido de Koeman en el Everton, antes del partido frente al West Brom y con una sentencia indiscutible: “Hay entrenadores que ganan ligas y están fuera al cabo de pocos meses”. ¿Mourinho? ¿Ranieri?...

“La cultura de contratar y despedir se ha convertido en normal y ahora es muy difícil sobrevivir para aprender de los errores”, explicó Richard Bevan, presidente de la Asociación de entrenadores y quien admitió que los proyectos a largo plazo han desaparecido.

La legendaria paciencia de los dirigentes en el fútbol inglés desapareció engullida por la globalización en la propiedad de los clubs y la mejor explicación es contemplar el cambio producido desde hace 25 años, cuando nació la Premier League.

Aquella primera temporada se cerró con un solo cambio de entrenador: David Webb sustituyó a John Poterfield tras la derrota blue en la jornada 29 frente al Oldham Athletic. No hubo más. Descendieron Crystal Palace, Middlesbrough y Nottingham Forest… Sin que ninguno cesara a su entrenador. En el Forest, de hecho, dimitió al acabar el curso el legendario Brian Clough, despedido con un sentido y gran homenaje por los fans del City Ground.

¿Más diferencias? Esta temporada solamente empezaron el curso cinco entrenadores con al menos tres años de antigüedad en su club: Wenger lleva 21 años en el Arsenal, Howe 5 en el Bournemouth, Dyche y Hughes 4 años en Burnley y Stoke City y Pochettino 3 y medio en el Tottenham. En la temporada 1992-93 eran 10 los entrenadores con al menos 3 años de permanencia en su equipo. De ellos, Clough dirigía al Forest desde enero de 1975, Joe Royle al Oldham Athletic desde julio de 1982 y Steve Coppell al Crystal Palace desde julio de 1984.

DESPACIO… Y DE PRISA

Hace 20 años, en la temporada 1997-98, se produjeron 4 cambios de entrenador en la Premier, en la que aún se mantenían 8 técnicos con esa antigüedad mínima de 3 años en el cargo… Y hace 10, en la campaña 2007-08, ya fueron 8 las sustituciones en los banquillos, destacando la caída de Mourinho (la primera en Stamford Bridge) tras 6 jornadas disputadas.

Todavía Ferguson (ManUnited), Wenger (Arsenal), Moyes (Everton), Hughes (Blackburn), Benítez (Liverpool), Coppell (Reading), Southgate (Middlesbrough) y el después despedido Mou (Chelsea) comenzaron el curso con una antigüedad de al menos 3 cursos, uno más que en 2002, donde se cerró la temporada con solamente 4 despidos, aunque 2 de ellos, Glenn Roeder en el West Ham y Peter Reid en el Sunderland, fueron en clubs que descendieron.

El gran cambio, con todo, se produce en 2013, cuando la Premier firmó un contrato de televisión de 3 mil 790 millones de euros, aumentando en cerca del 70 por ciento sus ingresos por ese concepto… Que casi se duplicó al cabo de dos años: 6 mil 900 millones por tres temporadas.

A partir de aquí el poder financiero que otorgan los derechos de televisión a las grandes fortunas extranjeras que controlan más de la mitad de los clubs cambió ya de manera absoluta el escenario y la Liga inglesa, la más poderosa sin ser probablemente la mejor, se convirtió en una más a la hora de convertir proyectos en urgencias.

Claudio Ranieri personaliza perfectamente esta realidad. Campeón de la Premier contra toda lógica con el Leicester en la primavera de 2016, fue despedido en febrero de 2017, entendiendo la familia Srivaddhanaprabha que el italiano no había sabido gestionar aquel éxito y les acercaba a un abismo olvidado.

A Mourinho le ocurrió algo parecido, con el mayor condicionante mediático que siempre protagoniza, claro. Campeón de la Premier la temporada 2014-15, fue cesado el 17 de diciembre de 2015 tras perder, precisamente, en Leicester ante el equipo de Ranieri, con quien mantuvo hace años una relación muy alejada del cariño que hoy dice profesarle…

LA IRREALIDAD

“Los clubes gastan cantidades impensables hace unos años y los dueños piensan que eso basta para aspirar a objetivos que en realidad no tienen”, advierte Brian Owen, periodista del diario The Argus desde Brighton, afirmando que la mayor parte de esos propietarios, extranjeros, no conocen la realidad deportiva del campeonato.

El Swansea, propiedad de Jason Levien, tuvo tres entrenadores diferentes la pasada temporada, siendo el mayor escarnio la elección de un Bob Bradley sin ninguna experiencia en la Premier y en un momento crítico. El hoy entrenador de Los Angeles FC se mantuvo solo 11 partidos antes de ser despedido.

“A Puel le despidieron por aburrido”, concreta el periodista de The Argus, casi incrédulo al recordar que el Southampton acabó la pasada Liga en una más que correcta octava posición y perdió (3-2) la final de la Copa de la Liga frente al Manchester United de Mourinho.

“No hay paciencia ni plan”, confirma al recordar que en 2013 el Chelsea fichó a Mourinho… Porque Guardiola, el objetivo indiscutible de Abramovich, prefirió el Bayern Múnich. El credo futbolístico de ambos, es evidente, no tiene ninguna similitud.

En el verano de 2017 el Crystal Palace no mantuvo su relación con Sam Allardyce y apostó por Frank de Boer, triunfador al frente del Ajax, fracasado en el Inter de Milán y con el que pretendía cambiar la personalidad de juego de los Eagles. El holandés pretendió imponer su filosofía futbolística… Y fue despedido tras enlazar cuatro derrotas en las cuatro primeras jornadas ligueras.

A él le siguió Ronald Koeman, también holandés, también presentado como representante del adn Barça que lidera Guardiola y que se mantuvo en el Everton 16 meses, ocupando el puesto que había dejado el catalán Roberto Martínez, hoy seleccionador belga y que solamente duró cuatro meses desde la llegada al club de Ardavan Farhad Moshiri.

El último fue Slaven Bilic, contratado en 2015 y cuyo papel esta campaña llevaba semanas en cuestión. El West Ham se trasladó en verano al Estadio Olímpico de Londres y tras invertir 52,6 millones de dólares en fichajes, con Arnautovic y el Chicharito Hernández al frente, pretendía dar un paso adelante en sus aspiraciones, centradas en clasificarse para puestos europeos.

Derrumbado en puestos de descenso tras el 1-4 encajado frente al Liverpool, en los hammers se acabó la paciencia y Bilic fue despedido. Nada nuevo en esta Premier, donde Bilic se ha sumado a De Boer, Koeman y Shakespeare como víctimas de las urgencias mal entendidas. O en la europeización del fútbol inglés.