Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

Se cumplen dos años del cese de Mourinho en el Chelsea

BARCELONA --- El 14 de diciembre no es una fecha cualquiera en la historia del Chelsea. Menos aún en la carrera de José Mourinho. Fue el día, en 2015, que dirigió su último partido a los Blues. El día final, la última humillación. La noche en que Claudio Ranieri, con su sonrisa socarrona y franca, cavó la tumba del portugués en Filbert Way al mando de un Leicester que ya no era una simple sorpresa en la Inglaterra futbolística.

Aquella noche fría, sendos goles de Jamie Vardy y Riyad Mahrez, las estrellas de aquel Lester emergente y que ya era líder, hundieron definitivamente a un Chelsea que bordeaba los puestos de descenso, convertido en el campeón con peores estadísticas de la historia de la Premier League y al que algunos empezaban a comparar con el Atlético de Madrid de la temporada 1999-2000, vestido al inicio de curso como aspirante al título y que descendió de forma dramática a Segunda División.

Ya no quedaba rastro del discurso triunfal de Mourinho. “Me quedaré aquí hasta que me echen porque no me veo en otro club”. había dejado dicho en sus días más felices. Abrazado a Lampard y Terry dominaba con puño de hierro un vestuario que mantuvo el talante mientras las cosas fueron bien... Y que se resquebrajó en cuanto los resultados derrumbaron al equipo blue.

Campeón de la Premier al mando del Chelsea en la primavera de 2015, en Stamford Bridge Mou era poco menos que una divinidad, en una segunda etapa en el club durante la cual llegó a proclamar, en esos días felices, que su futuro pasaba por “retirarme en el Chelsea, que es mi casa”. El futuro de ‘The Special One’, sin embargo, dio un giro totalmente inesperado.

Derrotado por el Arsenal en la Community Shield, el Chelsea perdió 7 de los primeros 15 partidos oficiales de la temporada 2015-16 y a principios de noviembre su imagen había perdido toda el aura del pasado. Tanto que tras caer en el Britannia Stadium frente al Stoke City en la jornada 12 para quedar 3 puntos por encima del descenso, alrededor de Stamford Bridge comenzó a plantearse seriamente su salida del club.

El ‘Happy One’ ya no sonreía, la frustración en el Chelsea era explosiva y el distanciamiento entre el técnico portugués y Roman Abramovich se hizo tan evidente que el discurso de Mou cambió, de repente, para dirigir, como era y es habitual, sus dardos hacia el exterior.

Pero a la vista de que en la grada de Stamford Bridge y en las páginas de diarios o programas de televisión cada vez eran menos los que acataban sus teorías, el portugués comenzó a alejarse del vestuario y se filtraron nombres de culpables y ‘traidores a la causa’ con Hazard y Cesc al frente, que convirtieron el día a día en un auténtico infierno.

El 5 de diciembre cayó el Chelsea ante el Bournemouth (0-1) y aunque cuatro días después derrotó en Champions al Porto (2-0), el duelo en el King Power Stadium se presentó como una auténtica final... Y frente a un Ranieri al que en el pasado no había ahorrado críticas por cualquier motivo burlón...

Ganó el Leicester por 2-1 y aunque Mourinho proclamó en la sala de prensa que no temía por su futuro “porque siempre tendré trabajo donde quiera”, al cabo de tres días se hizo efectivo su despido.

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