<
>

Sin Kane y Son, Pochettino vive su momento más difícil en Tottenham

LONDRES -- Cuando quedaban unos 10 minutos de juego en Craven Cottage, llegó un gran centro al área de Fulham desde el lateral izquierdo de Tottenham, de esos con los que los centro delanteros sueñan. Fernando Llorente saltó para rematar de cabeza, pero pareció vacilar justo en el momento que llegaba la pelota, que le rozó la frente y se fue ancha por el segundo palo. Si hubiera echado la cabeza hacia adelante apenas un poco, el contacto habría sido más contundente y seguramente habría convertido. Estaba en el medio de un área muy concurrida, pero desperdició la ocasión por no mover el cuello un par de centímetros más.

Momentos más tarde, Dele Alli salió de la cancha tomándose los isquiotibiales, lo que indica que podría tener entre tres y cuatro semanas de recuperación por delante. En la línea de banda, Mauricio Pochettino suspiró, y de mala gana le pidió a Georges-Kevin Nkoudou que se preparara, con la mirada de alguien que está a punto de confiarle una reparación de plomería a un hombre con un martillo y un poco de cinta.

Pero resulta que no había necesidad para tanto pesimismo. Cuando estaba por agotarse el tiempo añadido y Tottenham parecía estar a punto de registrar su primer empate de la temporada, Nkoudou le puso una pelota perfecta a Harry Winks, quien metió el gol del triunfo de cabeza. Si Pochettino logra hacer de Nkoudou un buen jugador, además de sus múltiples trucos ingeniosos y soluciones MacGyver-escas, podremos decir que es un auténtico mago.

Pero a pesar de que ganaron el partido, de que el gol del triunfo en el minuto 93 sea la antítesis del estilo de los Spurs, y a pesar de que lograron superar a un conjunto de Fulham sorprendentemente rudimentario, no fue un día para festejar.

Fue el primer partido de Tottenham sin Harry Kane --el mejor delantero del mundo según la edición 2018 del ESPN FC 100-- y Son Heung-Min, de manera que fue un anticipo de lo que podemos esperar de su ataque durante el próximo mes. Y, bueno, no pinta muy bien. Llorente jugó de titular, y jugó como un hombre que no había abierto un partido de liga en más de un año, lo cual no sorprende porque es la realidad.

Hubo varios momentos del partido en los que sentimos bastante pena por Llorente. No es un jugador fundamentalmente malo, pero es un hombre completamente inseguro intentando llenar los zapatos del mejor delantero del mundo. No quisiera estar en su lugar.

Parte del problema con intentar reemplazar a Kane es que no sólo podría ser el mejor nro. 9, sino que también es uno de los mejores nro. 10 de la Premier League. Y encima se las arregla para jugar las dos posiciones al mismo tiempo. Eso que decíamos de que N'Golo Kante es dos jugadores en uno también aplica a este caso: muchas veces vemos a Kane bajando para recibir la pelota y conectar el juego, dándoles a hombres como Son y Alli espacios para meterse detrás de la defensa, sin dejar de lado sus responsabilidades como centro delantero.

Llorente intentó hacer eso allí. Realmente lo intentó. Pero no pudo hacerlo. No es su culpa. "No ser Harry Kane" no es algo que figure en la lista de fallas de un jugador. Es como culpar a los cantantes que incorporó Queen en los últimos años por no ser Freddie Mercury.

"Estoy muy feliz", dijo Pochettino después del partido, cuando le preguntaron acerca de la performance de Llorente, en un estoico intento de ver algún aspecto positivo. "Dio pelea durante los 90 minutos. Tuvo pocas chances de anotar y no tuvo suerte”.

Tampoco tuvo suerte con el gol en contra, entregado mientras intentaba ayudar a su propia defensa en el córner. De todas maneras, eso resumió su contribución de manera perfecta: bien intencionada, pero en última instancia contraproducente.

De hecho, a medida que el partido avanzaba, hubo mucha evidencia para plantear que con Kane y Son ausentes, Alli iba a ser una mejor elección que Llorente como delantero. Es fuerte, bueno con el juego aéreo (nadie en la Premier League ha anotado más que sus cuatro goles de cabeza esta temporada), usa la pelota de manera inteligente y siempre intenta el truco de Kane de bajar mientras conduce la línea.

Por supuesto, esa teoría quedó en nada debido a su tendón de la corva. Después de todo, Pochettino, como un hombre reaccionando a una lluvia torrencial diciendo qué buen momento para estrenar mi nueva chaqueta, miró el lado positivo de cara a la semifinal de la Carabao Cup el jueves contra Chelsea. "Es una gran oportunidad para que jueguen diferentes jugadores”, comentó. “Lo más importante siempre es tener fe”.

Hay una manera de convertir toda esta adversidad en combustible, de sacar provecho de la desventaja como motivación para mostrar a los detractores que están equivocados. Pochettino dijo esto citando una serie de cuestiones que no habían salido bien esta temporada – la falta de actividad en el mercado de pases durante el verano pasado, los retrasos con respecto al nuevo estadio – y comentando cómo eso puede impulsar a una cruzada de "nosotros contra el mundo" que todos los equipos en el mundo intentan crear.

Va a tener que funcionar. Porque con el partido contra Chelsea, la Champions League que retomará la acción pronto y una carrera por el título que hay que seguir de cerca, los Spurs están con los recursos mínimos. Pudieron salir de esta, pero por poco, y necesitaron dos fallos defensivos para superar un equipo que casi seguro terminará en el descenso.

Con un Llorente en el frente intentando hacer las cosas que él simplemente no es capaz de hacer, y con las lesiones diezmando un equipo al que ya le faltaba profundidad, Pochettino va a tener que ampliar esos puntos positivos por medio del orador más vocal que pueda encontrar. Si lo puede hacer, será uno de sus mejores logros hasta el momento.