Fútbol Americano
Gabriele Marcotti 7y

Esperando que pase la tormenta

Cuando tus propios fans te saludan con una pancarta llamándote payaso y cabrón, y te piden que nunca vuelvas a llevar el brazalete de capitán, sabes que has metido la pata. Hasta el fondo.

Mauro Icardi, delantero del Inter, ya tenía una carrera bastante extravagante y polémica incluso antes de toda la novela con Wanda Nara. Pero el domingo las cosas tomaron una escala completamente diferente luego de que Icardi publicara un libro que tanto los fanáticos como la directiva del club objetaron enérgicamente.

¿Por dónde empezar?

Si vas a criticar a los fanáticos de tu propio club, probablemente no sea una buena idea hacerlo con una historia que nadie más parece recordar, y que los ultras consideran completamente ficticia. Nos referimos a aquella según la cual luego de una derrota visitante contra Sassuolo en febrero de 2015, Icardi se queda en ropa interior para darle su camiseta y sus pantalones a un niño, sólo para que un desagradable capo ultra arrancara la camiseta de las manos del niño para arrojársela de vuelta al delantero del Inter. El niño rompe en llanto porque se queda sin la camiseta de Icardi, e Icardi se vuelve loco.

Los ultras dicen que eso nunca ocurrió. Hay imágenes de televisión de Icardi gritando y gritando y lanzando su camiseta, pero no hay señales de un niño pequeño. Más tarde, Icardi pidió disculpas a través de los medios sociales y dijo que simplemente estaba contando la historia como lo recordaba, lo que hace que uno se pregunte si también tiene una historia alternativa. Como tal vez una en la que ha ganado tantas copas con el Inter que eso justifica escribir una autobiografía a los 23 años.

Su libro también habla de cómo, cuando regresó al vestuario, sus compañeros lo aclamaron como un héroe porque se había enfrentado a los ultras. Una vez más, de acuerdo con los informes en la Gazzetta dello Sport del lunes, más de un jugador y funcionario del Inter recuerda las cosas de forma diferente.

Icardi llegó a decir que estaba tan lastimado cuando regresó a los vestuarios después de su enfrentamiento con los ultras, que los directivos del club estaban preocupados por su seguridad.

"¡Estoy listo para enfrentarlos uno a uno!" dijo, de acuerdo a su libro. "Tal vez no saben que yo crecí en uno de los barrios más peligrosos de América del Sur, con gente que perdía la vida en las calles. ¿Cuántos [ultras] hay? ¿Cincuenta? ¿Cien? ¿Doscientos? OK, ve a decirles - y quiero que grabes esto - que voy a traer más de 100 criminales de Argentina y que los van a matar a todos al instante y luego veremos...".

Ahora, yo no sé quién podría hablar así en la vida real, y mucho menos quién podría escribir algo como esto sobre sus propios seguidores cuando aún está en el club. Y, como un agregado, los problemas de recuerdos falsos de Icardi van más allá de un niño imaginario. Él no "creció" en un barrio con alto índice de delincuencia en América del Sur - a no ser que se esté refiriendo a su niñez antes de cumplir los 9 años, que es cuando él y su familia salieron de Rosario para instalarse en las Islas Canarias en España.

Tal vez, sólo tal vez, se puede ver cómo en un momento ira se podría decir algo así de estúpido. Pero, ¿qué clase de persona lo repetiría para dejarlo impreso en un libro 18 meses más tarde?

En medio de todo esto, lo que más llama la atención es el absurdo de que uno de los mejores delanteros del mundo (y un individuo en quien se invierten enormes cantidades de dinero) se quede solo para tomar todas las decisiones. ¿No había realmente nadie - un amigo, un abogado, un agente, Wanda - para decirle que poner todo esto en escrito era una muy, muy mala idea?

El Inter no está libres de culpa aquí tampoco. Sabía que estaba escribiendo un libro, sabía que tenía una historia a la que le faltaba criterio por lo que al menos los directivos le podrían haber dicho, "Hey Mauro, por tu propio bien y el nuestro, ¿qué tal si revisamos tu obra maestra una vez más antes de que se va a impresión? ".

El Inter anunció el lunes por la tarde que iba a multar a Icardi por "contravenir los reglamentos internos del club" y Mauro emitió una disculpa. Icardi describió sus palabras como "escritas a toda prisa," que el "tono no era apropiado" y que "lo sentía si los fans del Inter se habían visto prejudicados en todo esto".

Los ultras habían dicho que estaban preparados para disculpar a Icardi si él se los pedía con mas sentimiento, retiraba su libro de la venta y renunciaba a la banda de capitán. Estas no son peticiones totalmente irrazonables, pero es importante que el Inter, como un club, recuerde que Icardi juega para ellos, no para los ultras.

Al igual que todos los seguidores, los ultras tienen un papel que desempeñar, pero deberían estar influyendo y presionando la política del club, no deberían dictarla. Su libro no será retirado, pero ediciones posteriores no contarán con los pasajes comprometedores. El club no abordó la cuestión de la capitanía en su declaración y al mismo tiempo un montón de medios de comunicación italianos están diciendo que va a mantener el brazalete, la decisión simplemente depende del - como técnicamente siempre ha sido - entrenador, Frank De Boer.

Tan brutal como parezca, el Inter necesita pensar en Icardi como un activo que debe protegerse. Y, al mismo tiempo, tienen que mostrar respeto a sus partidarios, especialmente los que se han quedado con ellos durante algunos años bastante difíciles.

Es una línea muy delgada. En cuanto a Icardi, uno espera que deje todo esto atrás. Él tiene 23 años, pero también es un padre y un profesional. Si él no puede tomar buenas decisiones, al menos debería invertir en alguien que lo haga por él.

Gabriele Marcotti es columnista de ESPN FC, The Times y Corriere dello Sport. Síguelo en Twitter @Marcotti.

^ Al Inicio ^