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El viraje de Cristiano Ronaldo en los premios de la Champions: Lo que realmente pasó en Mónaco

MÓNACO – Todo estaba preparado. Un avión privado lo llevaría en el corto trayecto desde Turín hasta Niza, seguido por un viaje de seis minutos en helicóptero hasta Mónaco. Media docena de asientos estaban reservados para su comitiva, incluyendo a su novia Georgina Rodríguez, quien aceleró su partida del Festival de Cine de Venecia.

Acaudalados monegascos (y aquellos que pasan sus veranos en el principado) debieron conformarse, por una ocasión, a esperar pacientemente detrás de las barreras montadas en el Grimaldi Forum, como meros civiles. Su agente Jorge Mendes y su señora esposa estaban diligentemente sentados, como intermedio de la concreción de varios fichajes antes que se cerrara la correspondiente ventana.

Y luego entró una llamada telefónica. O lo más probable: dos comunicaciones. La primera (una filtración, según indican múltiples fuentes), que informó a Cristiano Ronaldo que no había ganado el premio a Jugador del Año Masculino de la UEFA (el cual recayó en su excompañero Luka Modric). La segunda fue una llamada a ejecutivos de la Juventus, incluyendo a su CEO y gerente general deportivo Beppe Marotta, quienes le esperaban en el hotel Meridien Beach, a una breve caminata del Grimaldi Forum. Todo esto se produjo antes de las 4 p.m., con el sorteo y la ceremonia de entrega del galardón al Jugador del Año, previstos para iniciarse a las 6 p.m.

Cristiano no abordaría el avión con destino a Niza. Lo cual significaba que no se montaría en el helicóptero hasta Mónaco y que no estaría en la alfombra roja fuera del Grimaldi Forum y ciertamente, no asistiría a la ceremonia de premios.

El contingente de representantes de la Juve se reunió a fin de diseñar un plan. Cuando ya era evidente que el portugués no iba a cambiar de opinión, éstos informaron a la UEFA de su ausencia.

“No, (él no nos informó)”, dijo el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin en la mañana del viernes. “Recibimos información por parte de la Juventus que no asistiría y eso fue todo”.

Marotta diría después que Cristiano había tomado “una decisión personal” antes de agregar “por nuestra parte, nos sentimos profundamente amargos ante la decisión de no otorgarle este premio. Este galardón no corresponde a lo hecho en el Mundial, sino a los logros alcanzados en la Champions League y por ello, creo que Ronaldo se lo merece”. (En este aspecto, Marotta estaba errado. Los criterios de la UEFA establecen claramente que “se evalúa a los jugadores en base a todas sus actuaciones: domésticas, continentales e internacionales”).

Mendes, quien (según informes) se encontraba ajeno a toda esta situación hasta el inicio de la ceremonia, se enteró antes del anuncio del ganador y abandonó el Grimaldi Forum. Posteriormente, calificó la decisión de los votantes de la UEFA como “ridícula”.

Nadie ha dicho, al menos de forma oficial, que la ausencia de Cristiano se debió al mero hecho de no haberse alzado con el premio. Sin embargo, su súbito cambio de opinión a último minuto, aunado a la carencia de una explicación distinta (habría sido muy sencillo para la Juventus haber dado el pretexto de una enfermedad o de preferir concentrarse en la preparación de su próximo partido de Serie A italiana, a celebrarse este fin de semana), llevó a la mayoría a la conclusión más simple.

En lo que respecta a la filtración de los resultados, Ceferin se mostró prudente: “No dijimos nada, pero ustedes saben como se logra filtrar la información”, afirmó. “Es posible que hubo gente que conocía con anticipación”.

Por su parte, Ceferin no disimuló a la hora de afirmar que no fue una omisión hecha por la UEFA, sino el resultado de una votación democrática.

“Para mí, es muy importante que se conozca una cosa”, indicó. “Cincuenta y cinco periodistas de 55 asociaciones nacionales votaron, al igual que votaron 80 técnicos de la Europa League y Champions League (en sus anteriores versiones). Es una votación... Es una votación y ellos decidieron”.

No es la primera ocasión en la cual Cristiano no ha asistido a una premiación en la cual se encontraba entre los nominados. Y como es casi imposible mencionar a uno sin traer a colación al otro, Lionel Messi también estuvo ausente 18 meses atrás en la ceremonia de los premios The Best de la FIFA. Obviamente, en ningún caso, fue bien percibido.

En lo que respecta a Cristiano, se sintió como un gesto especialmente amargo, considerando que sí había ganado un premio de la UEFA (Mejor delantero de la Champions League) en lo que terminó siendo una barrida del Real Madrid, su club hasta hace dos meses. Y es obvio que, sin su presencia, era sumamente improbable que cualquiera de los galardonados con premios a actuaciones en posiciones determinadas (como fue el caso de Keylor Navas, Sergio Ramos y Modric) habría ganado. Al igual que era poco probable que el Real Madrid se hubiera llevado la Champions en 2017-18, su tercera consecutiva.

No tiene sentido aconsejar o sermonear a Cristiano en esta etapa de su vida personal y profesional. Tiene 33 años, es un adulto. Este podría ser el lado oscuro de la hiper competitividad que le convierte en uno de los futbolistas más grandes de la historia. Los excompañeros con quienes pasó la mayor parte de la anterior década no le guardarán rencor. Toman lo bueno al igual que lo malo. Y, de hecho, si hablan con cualquiera que haya jugado, entrenado o trabajado con él, comentarán lo maravilloso que Ronaldo es como compañero.

Solo que, cuando se producen este tipo de cosas, hay una laguna de por medio.

“Él hace lo que quiere”, dijo Ramos.

Hay que tomar lo bueno, si no es que lo malo, que puede ser su lado egocéntrico. Y hay que aceptarlo por lo que es. A medida que la oscuridad se apoderaba de los alrededores del Grimaldi Forum y la multitud se dispersó, los niños (y adultos) que habían hecho fila para verle, sin duda se sintieron decepcionados por su ausencia. Pero eso no significa que estaban decepcionados con él. O que le amaban menos que antes.