Fútbol Americano
Alfonso Duro | ESPN Digital 6y

Dos semanas de descanso que le puedan dar vida a Cristiano Ronaldo

De tanto que le hemos visto, quizás no nos hayamos dado cuenta que Cristiano Ronaldo ha cambiado muchísimo en los últimos años.

Poco queda de aquel jugador explosivo, eléctrico, que dominó en el Manchester United y llegó al Real Madrid queriendo ganar él solo todos los partidos. El Ronaldo de hoy en día es un lobo de área, un depredador, rapidísimo aún, sí, pero sin el aguante en campo abierto que tenía hace diez años. Los defensas le conocen, las piernas no le responden con la potencia de antaño, y por eso su juego se vuelve predecible.

Sin embargo, al merodear el área, el portugués se vuelve letal. Sigue siendo un rematador de pura cepa, casi imparable.

Uno de los rasgos más claros de esta metamorfosis sufrida por el 7 de la Juventus es que su puesta a punto siempre es más lenta. Su llegada al Real Madrid, con 23 años, en 2009, fue explosiva. Fue llegar y besar el santo. Marcó en su primer partido ante el Deportivo de La Coruña de penalti y a renglón seguido empezó a machacar red tras red en La Liga y en Europa.

Pero si nos paramos a mirar sus últimas temporadas, Ronaldo parece haberse convertido en un jugador más bien diesel. Le cuesta arrancar, meter la marcha, aunque cuando lo hace sigue siendo igual de mortífero que en sus mejores años.

El año pasado, sin ir más lejos, Ronaldo se perdió los cuatro primeros partidos de la Liga por la sanción que sufrió en la Supercopa de España, y tras regresar al equipo tardó cuatro partidos en taladrar la portería contraria. Fue ante el Getafe, en casa, cuando anotó el tanto de la victoria de los blancos.

Ronaldo acabó la primera vuelta de la Liga con sólo cuatro goles en su cuenta personal, y sin embargo cerró la temporada con 26 como segundo máximo goleador tras Lionel Messi. Sin duda una aceleración espectacular en la segunda ronda del campeonato doméstico español para el portugués, tras una arrancada en falso.

Hace dos temporadas, también empezó con la pólvora mojada en el Real Madrid, y no fue -precisamente- hasta después del parón por partidos FIFA (en aquella ocasión sí los disputó con Portugal, no como ahora) que vio puerta por primera vez, ante un frágil Osasuna en el Santiago Bernabéu.

Esta falta de puntería debe estar también atada un poco a la ansiedad. Quizás el año pasado haya sido el mejor ejemplo de este punto. Tras su sanción, a Cristiano se le notó ansioso por volver, marcar y demostrar que se había cometido una grave injusticia con él. Presa de esos nervios, el atacante falló lo infallable en cuatro partidos que se le hicieron eternos, y no fue hasta que empezó a desligarse de esa innecesaria presión cuando pudo, por fin, empezar a ver puerta al ritmo que nos tenía acostumbrados.

Por eso quizás estas dos semanas que ha pasado entrenando en Turín, con su nuevo equipo, conociendo a sus compañeros, acostumbrándose al día a día, asimilando el cambio tan radical que llevó a cabo este verano, se conviertan en la mejor medicina para que podamos finalmente ver al jugador más caro del verano marcar un gol en la Juventus.

Tras marrar sus oportunidades ante Chievo, Lazio y Parma, quizás el Sassuolo se convierta en la primera víctima de CR7 en Italia gracias a las últimas dos semanas de trabajo.

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