Han pasado cinco meses desde la llegada de el gran estandarte de la nueva generación del fútbol argentino al Inter de Milán, pero de momento Lautaro Martínez no acaba de encajar perfectamente en el puzzle de su nuevo equipo. El argentino ha jugado sólo seis partidos en la Serie A --siendo titular en cuatro de ellos-- y ha logrado marcar dos goles. Poco bagaje para un jugador que le costó al equipo neroazzurro más de 25 millones de dólares y que rechazó otras suculentas ofertas para llegar a Milán.
Hace unos días, la Gazzetta dello Sport se congratulaba de lo bien adaptado que estaba al argentino a su nuevo equipo, más allá de la falta de minutos que está teniendo. Al fin de cuentas, rezaba el artículo, el delantero argentino es uno de los jóvenes valores por los que ha apostado el equipo interista y en él se valora su buena predisposición para el trabajo, su hambre dentro del campo e incluso su mal humor cuando es sustituido.
Pero lo cierto es que de momento no se ha visto la mejor versión del argentino en el Inter y por eso Luciano Spalletti no ha puesto toda la carne en el asador con él.
El último partido de la pretemporada, Lautaro Martínez disputó hizo un gran partido contra uno de los equipos que más persiguieron su traspaso, el Atlético de Madrid, y firmó un golazo de bandera que parecía meterle de cabeza en los planes de su técnico para la temporada que estaba por arrancar.
Así fue. Para el debut liguero, y ante la baja forma de Ivan Perisic tras las vacaciones postmundialistas, Lautaro acompañó en ataque a Mauro Icardi, pero el partido fue nefasto y el Inter arrancó su temporada con una derrota ante el Sassuolo.
El ex delantero de Racing fue uno de los daños colaterales de aquel encuentro, pues se cayó del equipo y le ha costado mucho esfuerzo volver a entrar en la rotación de Spalletti. Martínez se perdió el derbi milanés, entre otros, aunque por contra tuvo la suerte de jugar unos minutos en ambos encuentros ante el FC Barcelona en la Champions League.
Los problemas de minutos de Lautaro también tiene mucho que ver con el overbooking de jugadores de calidad con los que cuenta su equipo. El técnico interista no sólo cuenta con el capocannoniere del año pasado en Italia, el también argentino Mauro Icardi, en el puesto de Martínez, sino que los Perisic, Keita Baldé, Politano e incluso Vecino o Borja Valero se disputan los puestos de ataque cada semana. En esa situación, la falta de polivalencia del argentino le ha restado posibilidades frente a sus competidores, pues la mayoría puede adaptarse a varias posiciones del 4-3-3 de Spalletti y así cuentan con más posibilidades de entrar en el once inicial.
De cualquier manera, nadie ha dejado de contar con Lautaro Martínez. En este punto de la temporada el argentino quizás se haya cuestionado si fichar por el club interista fue la mejor decisión --Diego Simeone pagaría por tener un delantero de sus cualidades en su equipo ahora mismo--, pero de momneto le toca darle la vuelta a la situación e intentar ganarse los minutos que merece sobre el campo.
Ni siquiera la espinosa polémica levantada por su padre, que twiteó un mensaje lleno de insultos hacía el técnico interista cuando se confirmó la derrota de los neroazzurri ante el Tottenham la semana pasada en la Champions League, han variado la situación actual de Martínez.
Spalletti aseguró tras el empate 2-2 ante la Roma que: "Yo no conozco a la familia de Lautaro, al único que conozco es al Toro (apodo de delantero) y es con el que hablo. Lo importante es que él sepa que su papá con esas declaraciones intenta atacarme a mí pero en realidad ataca al Inter", zanjando así de primeras el tema.
Lautaro tuvo minutos en el Olímpico de Roma por lo que su entrenador dejó claro que no le interesa tanto lo que ocurra fuera del campo y sí lo que el argentino haga adentro. Por eso el ex de Racing debe enfocarse en aprovechar todas las oportunidades que tenga y continuar con su encomiable trabajo para el equipo, que parece de momento haber caído tan bien dentro de la entidad milanista.
Martínez es el futuro del club, que ha apostado fuerte por él, por lo que no debería bajar los brazos a pesar de la complicada situación que está viviendo en su primera experiencia en Europa.