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Inter de Milán se derrumba en el momento menos pensado

Al principio de esta temporada, nadie podría haber previsto que el Inter de Milán iba a estar en la condición que se encuentra en estos momentos.

Los tifosi nerazzurri estaban felices en verano al ver que la planificación de la plantilla, por fín, tenía mucho sentido y prometía formar un equipo mucho más competitivo que en años anteriores.

Las incorporaciones de Radja Nainggolan y Lautaro Martínez suponían una gran alegría para la afición, pero es que además el equipo se apuntalaba con fichajes de peso como el central Stefan De Vrij, el ganés Kwadwo Asamoah, el croata Sime Vrsaljko o el español Keita Baldé.

Con todo, la gran estrella seguía siendo su capitán y máximo goleador de la Serie A en el campeonato anterior, Mauro Icardi, que junto a los futbolistas ya establecidos en el equipo como Ivan Perisic, Marcelo Brozovic, o Milán Skrinjar, hacían presagiar una gran temporada para el conjunto interista.

La continuidad en el banco de Luciano Spalletti era otras de las cartas fuertes que jugaba el club. Después de años lidiando con la inestabilidad institucional, de repente arrancaba un año en el que se respiraba la calma por todos los costados y en el que el peso específico de los jugadores de la plantilla auguraban grandes tardes de fútbol.

A pesar de un buen inicio de campaña, con partidos incluso brillantes y épicos, como la victoria in extremis en la Champions League con gol de Icardi al Tottenham, de repente algo se rompió.

Quizás fue la noche en Eindhoven donde el equipo no fue capaz de pasar del empate ante el PSV y se quedó fuera de los octavos de final de la Champions League contra todo pronóstico. O quizás fuera el cambio de año, pues desde que arrancó el 2019 el equipo sólo ha sido capaz de ganar 3 partidos de los 9 disputados. Nadie lo puede asegurar a ciencia cierta, aunque lo más sensato sería no encallarse en lo deportivo y trasladar el foco en la figura de Mauro Icardi.

El jugador que debería ser el gran líder del equipo, además de su hombre gol, causó un terremoto en el club debido a su renovación y a los malos modos de su esposa y agente Wanda Nara. La argentina se paseó por los platós de televisión recriminando al club que le habían hecho una oferta de renovación despreciable, al entrenador que no hiciera jugar a Lautaro Martínez, que se entiende a las mil maravillas con Icardi sobre el campo, y a la entidad en general que no estuviera a la altura del nivel que estaba demostrando su marido.

Todo esto enmarcado en un desquiciante mes de enero en el cual el Inter quedó eliminado en la Coppa Italia, se despeñó en la clasificación en la Serie A y el propio Icardi no fue capaz de ver puerta desde más allá del punto de penalti.

La situación debía caer por su propio peso y así ocurrió.

Spalletti no aguantó la afrenta y apartó al delantero del equipo además de despojarle de la capitanía. Esto, lejos de calmar las aguas, las revolvió aún más. Wanda Nara siguió visitando todos los platós de televisión que le abrieron la puerta para ensuciar la imagen del Inter, primero, y luego para llorar y suplicar que volvieran a admitir a su marido en el equipo porque estaba sufriendo muchísimo.

Entre tanto ruido los nerazzurri han intentado retomar el rumbo de la competición, pero le está siendo muy difícil. Icardi continúa apartado del equipo, el foco sigue puesto más en lo que ocurre fuera de la cancha que en lo que pasa adentro, y el club sigue en su descalabro particular.

El fin de semana pasado perdieron contra el Cagliari y se consumó el sorpasso del eterno rival.

El AC Milan, que había empezado la temporada de la peor manera posible, ha sabido manejar su situación con calma, confió en Genaro Gattuso contra viento y marea, y con las llegadas de Lucas Paquetá y Krzysztof Piatek en el mercado de invierno han retomado el vuelo de tal manera que tras su victoria ante el Sassuolo ahora están terceros en la tabla con un punto más que el conjunto interista.

A los de Spalletti les queda el consuelo de la UEFA Europa League, donde despacharon al Rapid de Viena y esta semana visitan al Eintracht de Frankfurt en los octavos de final de la competición.

Todas las cartas ahora cuelgan de lo que ocurra en este campeonato, para intentar maquillar una temporada que prometía ser la que brindara --finalmente-- estabilidad al equipo y que bien puede acabar en uno de los mayores desastres de la historia reciente del Inter.