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GUADALAJARA -- El máximo orgullo de la cantera rojinegra, Rafael Márquez, aterrizó en Guadalajara minutos antes de la medianoche tras una larga jornada que comenzó en Verona, pasando por los aeropuertos de Milán, Madrid y Ciudad de México. Notablemente cansado por la travesía, el cuatro veces mundialista se disponía a abandonar el aeropuerto Miguel Hidalgo, cuando se encontró en la puerta con más de 200 aficionados del Atlas en pleno estado de éxtasis. Apenas dio cinco pasos, Márquez Álvarez se dio cuenta de que no avanzaría mucho más. Cánticos con su nombre, así como gritos de “capitán, capitán”, servían como música de fondo para el caos que estaba en plena gestación. Media docena de elementos de seguridad privada buscaron, infructuosamente, servir de escoltas para el futbolista de 36 años de edad, que tuvo que echar marcha atrás y resguardarse nuevamente detrás de las puertas de salida. Pasaron unos cuantos segundos de intriga y nerviosismo, hasta que el ‘Káiser’ se llenó de valor y poco a poco, entre empujones, jalones e intentos fallidos de ‘selfies’, logró avanzar los cincuenta metros que lo separaban del vehículo que ya le esperaba a las afueras del aeródromo. Más de dos centenares de atlistas demostraron su euforia por el regreso de su ídolo, aunque deberán esperar para conseguir un autógrafo o una fotografía. El ‘eterno capitán’ de la Selección Mexicana dejó Guadalajara hace más de 16 años con una maleta llena de incertidumbre y sueños, además de un pasaje en la mano que tenía como destino Mónaco. Tras forjarse un nombre en la historia del balompié azteca, con otros pasajes por las canchas de Barcelona, Nueva York, León y Verona, Rafael Márquez llegó para retirarse con Atlas y la ‘Fiel’ lo ha cobijado desde su primer paso en la perla tapatía. Este lunes será presentado oficialmente como refuerzo para el equipo de Gustavo Costas y entonces la histeria rojinegra seguirá creciendo. El romance es igual o más fuerte que hace 16 años. El hijo más querido del Zorro está de regreso, para no irse nunca más.
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