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'Negro' Santos: "No habrá nadie como Don Carlos"

Antonio Carlos Santos fue dirigido por Don Carlos Miloc a lo largo de ocho meses, entre las campañas 1990-91 y 1991-92, lapso en que afirma le aprendió al 'Tanque' a ser honesto y hablar siempre de frente.

Es por eso que acerca de una de las frases que podría decirse que acuñó Miloc de su estancia en el conjunto de Coapa, en la que citaba que “cumplí, ni cariño ni nada, fui un obrero, no tengo ningún recuerdo”, señaló: “Es que él, aparte de ser una gran persona, era honesto”.

Destacó que Miloc “siempre dijo (a los dirigentes americanistas) que era de Tigres, él nunca fue mentiroso como muchos otros. Dijo: ‘Yo fui un obrero, uno más al que contrataron', en respuesta a lo que le hicieron y no como los demás que dicen que ‘yo amo al América’ y no es cierto. Es gente hipócrita en el futbol. Hay muy pocos como Don Carlos Miloc".

Recordó que en aquel tiempo, el 'Tanque' ganó la Copa Interamericana y llegó a la Final de Liga contra los Pumas, "y lo corrieron”.

Asimismo, relató que “a él lo conocí con una personalidad muy fuerte. Tenía un aspecto disciplinario que imponía mucho, por su forma de ser, por su fortaleza, pero poco a poco se fue encariñando con todos nosotros en la parte humana y vino a hacer del América un equipo grande, como era llegar a la Final, jugar bonito, jugar espectacular”.

Afirmó: "Casi hizo historia, porque cuando llegó a este gran equipo, decía que podía manejarlo por fax. Era un tremendo conocedor del futbol; fue bicampeón con Tigres en torneos largos, cosa que jamás en la historia volvimos a tener. No va a haber un entrenador en la historia como Don Carlos”.

El 'Negro' Santos manifestó que de lo que más recuerda de Don Carlos, son sus arranques y su pasión por el futbol.

Además, citó que "cuando llegó al América, que estaba lleno de problemas, así lo dejó Dragoslav Sekularac, lo conocimos también como la gran persona que era. Cuando el equipo no funcionaba como él quería, nos ponía un castigo, o cuando entrenábamos y con displicencia, paraba el entrenamiento y nos ponía a trabajar físico, pero no guardaba rencores, era cariñoso con nosotros. Nos ‘cag…’ de risa, pues haz de cuenta que era como un padre que regañaba primero y luego nos daba su cariño”.