<
>

Terremoto estuvo cerca de quitarle el Mundial a México

Getty Images

Para el otrora presidente de la Federación Mexicana de Futbol, el doctor Rafael del Castillo, el tema del reciente terremoto no es nuevo ni para él ni para muchos mexicanos que también padecieron el del 85, ambos de magnitud muy similar.

El dirigente, quien ya pasa los 80 años de edad, pero se nota lúcido y con buena memoria, rememoró los duros momentos que atravesó el pueblo mexicano hace 32 años, cuando básicamente a él le tocó llevar la organización del Mundial del 86, el cual, reconoció, estuvo a punto de no llevarse a cabo, pues debido al sismo se desconfiaba que los estadios capitalinos estuvieran en óptimas condiciones para albergar un Mundial.

Relató a ESPN Digital, que durante el movimiento telúrico que en 1985 alcanzó 8.1 grados en la escala de Richter, él se encontraba en Sevilla, España, acompañando a Guillermo Cañedo, en su calidad de director del Festival OTI: “Los periódicos publicaron que México era un desastre, que era la apoteosis del dolor, que la mitad de la ciudad se había caído. Aparecieron los listos, el grupo francés e italiano se ofrecieron a hacer el Mundial entre los dos y decían que así daban oportunidad a que México se recuperara”.

Recordó que en aquellos momentos no podía fácilmente hacer contacto con su familia, aunque “Emilio Azcárraga se fue a Texas para mandarnos un comunicado que decía: ‘Las familias Del Castillo y Cañedo están perfectamente bien, los estadios no están afectados”.

Cuando pudo hablar con su familia, esta le comunicó que la gente estaba desesperada, que el sismo había sido “terriblemente fuerte”, además que dijo, perdió a muchos amigos en el terremoto.

“En Europa se afirmaba que no había una sola casa de pie”, lo que reconoció, puso en riesgo la realización de la Copa del Mundo, no obstante que ya se tenía prácticamente todo preparado.

A decir de Rafael del Castillo, mientras había gente que decía que los estadios designados para la justa mundialista no estaban en condiciones de ser usados, sus dos hijos se encargaron de despejar todas las dudas que existían en torno a las sedes capitalinas para la Copa del Mundo: “Ellos mismos fueron a verlos y me dijeron: ‘No, papá, todos están en perfectas condiciones, no tienen daños”.

Varios días después viajaría a México para constatar con sus propios ojos la magnitud de la tragedia y señaló que “la gente en la calle me pedía que se hiciera el Mundial. Alguno me dijo: ‘Vamos a divertirnos un rato’, cosas de ese estilo. Me decían: ‘Hágalo, hágalo, doctor”.

Dijo, además, que todo estaba listo, tanto la organización, como los patrocinios. El Mundial no podía suspenderse: “Usted sabe que la FIFA apoya con una gran cantidad de dinero para hacer el evento, ellos tenían ya todos los patrocinadores. Me llamaron por teléfono y me dijeron: ‘Nosotros seguimos’. Joao Havelange también apoyó muchísimo, toda la gente que iba a ayudarnos con el dinero de construcción; los estadios ya estaban prácticamente terminados en todos los aspectos”.

Añadió: “Yo llegué a decir una cosa que molestó a algún periodista, que aseguró que yo había dicho que con un pincel y un bote de pintura íbamos a hacer el Mundial. En realidad, no hicimos más que un estadio nuevo, que no lo hicimos nosotros. Tenía el dinero para hacerlo el gobernador de Querétaro y lo hizo. De lo demás corregimos algunos detallitos, pero no nos pusimos como locos a hacer cosas”.

En este sentido, mostró orgullo al afirmar: “Teníamos estadios; nos pidieron 12 estadios, se los cumplimos. No le digo a usted que eran estadios de lujo. Les dimos una ‘mano de gato’, pero teníamos estadios bonitos y bien cuidados, y llegamos a organizar muy bien el Campeonato Mundial, y dedicando cada paso que se daba a la tristeza de la gente por el terremoto del 85. Así fue, le doy mi palabra de hombre de que así fue”.