Fútbol Americano
Iván Cañada 6y

Pedro Caixinha guarda la efusividad en la semifinal de la Copa MX

MÉXICO -- Desde las alturas, Pedro Caixinha mostró su faceta menos enérgica en un juego del Cruz Azul. En su segundo partido de suspensión en la Copa MX, el portugués volvió a elegir la zona de prensa para seguir las acciones de sus dirigidos y vivió un encuentro completamente atípico para su temperamento y sus constantes indicaciones a los suyos.

Acompañado por su auxiliar Oscar Farías, Caixinha observó las acciones del juego desde una de las zonas más altas de las gradas del Estadio Azteca, misma que eligió por los detalles que se puede dar cuenta desde ahí, en cuanto a movimientos y parado del equipo, algo que no ocurre de la misma manera cuando está pegado a la línea de banda.

El estratega luso dejó todas las emociones en su banquillo. Sentado y con una mesa enfrente, simplemente vio el juego, intercambió un par de observaciones con su auxiliar y conservaba la calma aun y cuando su equipo iba abajo en el marcador al inicio del segundo tiempo. Si algo no le gustaba anotaba algunas cosas en una libreta que cargó consigo.

En cuanto cayó el gol de Fernando Navarro, el portugués levantó las cejas en señal de sorpresa, volvió a charlar con su auxiliar, quien usaba unos auriculares para estar en contacto con personal cercana al banquillo, mismo en el que estaba Helder Domingos a cargo y transmitía las indicaciones a los jugadores.

Pedro siguió cada acción con tranquilidad y si tenía alguna duda sobre una jugada, se apoyaba en una pantalla que tenía a su lado. De ahí vio perfectamente por qué fue expulsado Mauro Boselli en el primer tiempo o cómo fue que Navarro entró por el centro para marcar el gol de la diferencia.

Un par de minutos antes de que finalizara el primer tiempo bajó al vestidor para la charla técnica y regresó a su zona apenas después de iniciado el complemento para ocupar su lugar y seguir con sus acciones.

Su semblante no cambió ni con el gol del empate de La Máquina. Solamente destapó su botella de agua, dio un trago y siguió con su labor. Ni una mueca, gesto o festejo. Fue el Caixinha menos efusivo posible y así se mantuvo hasta la tanda de penaltis, en la que únicamente levantó el brazo en señal de victoria cuando Martín Cauteruccio anotó el tanto definitivo para llevarse la victoria y pasar a la Final de Copa.

^ Al Inicio ^