Fútbol Americano
Daniel Montes de Oca 5y

Cruz Azul: Entre la gloria eterna o un martirio llamado 'cruzazulear'


COLUMNA ‘EL PULSO’


CIUDAD DE MÉXICO --  La urgencia es tal, que solo sirve la victoria. De poco y nada valdrán el título en la Copa MX, el liderato general y una Liguilla sumamente efectiva que lo tiene instalado en la Gran Final, si Cruz Azul no acaba de una vez por todas con sus fantasmas y levanta el trofeo de Liga.

En un análisis serio, La Máquina ya ganó en este torneo, pues por fin se le ve forma en la parte directiva y deportiva. Los refuerzos llegaron a tiempo, hubo una verdadera planeación, después de seis meses el técnico logró imponer su sello, y los resultados están a la vista.

Consiga o no levantar el trofeo, Cruz Azul ya salió de las penumbras y está en el camino de volver al protagonismo. Sin embargo, en un futbol donde eres tan bueno o tan malo como tu resultado más reciente, parece que solo el triunfo se valora. El segundo lugar es el primero que fracasa.

El guion se ha ido escribiendo de forma perfecta para los celestes, que tienen en puerta una nueva oportunidad histórica de acabar con 21 años de sequía y de paso cobrar una cuenta pendiente con el América por aquel título que les arrebató de forma inverosímil en 2013. Cruz Azul quería a las Águilas en la Final, pues bien, deseo concedido.

Dejó de ser un simple discurso que este equipo tiene una fortaleza mental distinta a la de anteriores planteles que no pudieron con la presión de acabar con dos décadas de sufrimiento. Hoy Cruz Azul gana incluso cuando no juega bien, y sabe que sufrir es solo algo transitorio si al término de un partido o eliminatoria sale con el brazo en alto.

Los detractores y críticos de La Máquina se han frotado las manos a lo largo del torneo, y no se diga en la Liguilla, a la espera del tropiezo del club, pues son amantes de lanzar a los cuatro vientos el tan despectivo “cruzazulear”. No hay análisis alguno en ello, solo la denostación por el gusto de hacerla.

Así las cosas, Cruz Azul se debate entre la belleza de ganar y poner fin a una larga espera por la gloria, o darle ‘carne’ a los ‘lobos’ que están hambrientos de verlos caer una vez más.

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