Fútbol Americano
Noah Davis | Escritor de U.S. Soccer 5y

Si tú crees en Dios, tú crees en Zlatan Ibrahimovic

El LA Galaxy tiene una tradición importante. Cuando un nuevo jugador se une al club, debe colocarse frente a sus compañeros reunidos y contar un chiste. Si se desea vestir la camiseta blanca, azul y dorada de la histórica franquicia de la MLS, todos los jugadores deben participar del ritual. Sin excepción.

Ni siquiera en el caso de Zlatan Ibrahimovic.

Poco después de su contratación en marzo pasado, la súper estrella internacional tomó su turno. Ibrahimovic, anotador de cientos de goles y ganador de trofeos donde quiera que ha jugado, comenzó con una pregunta simple. Les preguntó a sus nuevos compañeros si creían en Dios. La mayoría de ellos levantaron sus manos. Dio una pausa antes de sonreír y decir: “Entonces, ustedes creen en mí”.

El grupo de jugadores del Galaxy explotó en risas. Zlatan había llegado a la MLS.

“Eso rompió el hielo de inmediato y nos tranquilizó a todos”, expresó Baggio Husidic, volante del Galaxy. “Puedes ver que se trata de una persona normal”.


Normal, quizás. Pero también es un hombre sumamente talentoso con una personalidad inmensa y un arrojo sin igual. Ibrahimovic terminó la temporada con la destacable cifra de 22 goles y 10 asistencias en 26 encuentros, mientras produjo una serie de momentos dignos de asombro y de romper Twitter. El año de altibajos del equipo terminó en una decepción. Sin embargo, Zlatan es Zlatan y siempre hay una historia que contar. He aquí esa historia.

“ME COMERÉ AL LEÓN”

Antes de que hubiera un Dios en Los Ángeles, había un león en Manchester. Luego de que el equipo completara el fichaje de la súper estrella, algunos de los miembros de la organización del Galaxy volaron a Manchester para grabar un breve video para anunciar a su nuevo jugador, quien posó al lado del rey de las bestias. Ibrahimovic llegó al estudio suburbano por cuenta propia, conduciendo un Volvo y vistiendo sudaderas. Mientras ingresaba al edificio, un niño en edad escolar merodeaba por el lugar y pidió al ídolo global tomarse una foto con él. En su clásico estilo, Ibrahimovic respondió: “Niño, ven”, y sonrió frente a la cámara.

Momentos después dentro del set, Jovan Kirovski, director técnico del Galaxy, le preguntó a Zlatan si tenía miedo de que el león le comiera. Nuevamente, Ibrahimovic no perdió oportunidad: “Me comeré al león”. La filmación terminó sin incidentes y el video grabado allí terminó generando más de 2 millones de reproducciones en Twitter.

Sin embargo, el Galaxy no fichó a Ibrahimovic solamente para generar mayor tráfico en sus redes sociales. Le ficharon para anotar más goles. El equipo, que acababa de terminar la peor temporada de su historia, necesitaba un impulso. E Ibrahimovic lo aportó en menos de 48 horas después de llegar en avión proveniente de Europa. Ibrahimovic tuvo una sola sesión de entrenamiento con su nuevo equipo antes de ingresar en un partido contra el LAFC en el minuto 71, con el Galaxy en desventaja 3-1 ante sus rivales vecinos. Seis minutos después, vino la magia. El atacante logró tomar control de un balón y disparo una media volea a 40 yardas de distancia para superar al arquero del LAFC, Tyler Miller, y terminar chocando con la red.

Brendan Hannan, vicepresidente de mercadeo, comunicaciones y medios digitales del Galaxy, estaba presente en la cancha, detrás del banquillo de su equipo. Tenía una visión perfecta del audaz esfuerzo del recién llegado.

“Vi la pelota botar y allí pude verle como miraba al arco y pensé: ‘Demonios, creo que este hombre lo va a hacer”, afirmó. “Cuando lo hizo, había una sensación colectiva que entendía la situación y el silencio se apoderó de todo el estadio. Cuando disparó, sabíamos que iba a entrar, sin titubeos”.

“No había sentido tanta energía desde la MLS Cup”, expresó Andrew Alesana, jefe de la barra del Galaxy Riot Squad, con respecto al gol. “Fue diferente en las tribunas”. La conversación en Twitter superaba a la victoria de Tiger Woods en el Tour Championship y la Final Four del baloncesto universitario de la NCAA. Ibrahimovic no se detuvo ahí, marcando el gol de la victoria en tiempo de reposición.

Una semana después, el Galaxy partió hacia el Este para enfrentarse al Sporting Kansas City. Ibrahimovic no estaba a plenitud de condiciones; por ende, comenzó el partido como suplente. A pesar de ello, la fuerza gravitacional del Children’s Mercy Park iba en torno a la estrella en el banco.

“Durante todo el partido, esperábamos que ingresara a la cancha, dijo Matt Besler, defensa del SKC. “Los aficionados coreaban su nombre. Como jugador, veías y pensabas: ‘Muy bien, ¿cuándo entrará este chico?’”.

Cuando Ibrahimovic finalmente pisó el césped, faltando menos de media hora para la conclusión del cotejo, inmediatamente alteró la composición del partido. Besler comparó jugar contra Ibrahimovic a hacerlo contra Cristiano Ronaldo.

“Es increíble experimentar estar en la cancha con un jugador de esa talla”, dijo. “Puedes sentir la atención sobre un jugador, con todos en el estadio viendo lo que hará después. Esos 30 minutos se sintieron como si fueran 60”.

Los compañeros de Ibrahimovic vieron esa enorme presencia y capacidad día tras día. También fueron testigos de su deseo de triunfo, el empuje que transformó a un chico de la zona humilde de un pequeño pueblo sueco en uno de los futbolistas más talentosos de su generación. Fuera de la cancha, Ibrahimovic fue accesible, divertido y siempre rápido con los chistes y sonrisas. Dentro de ella, gritaba y exigía a sus compañeros a ser mejores, empeñarse e intentar con más fuerza.

“En ocasiones piensas: ‘Este hombre me exige mucho en el entrenamiento’. Quieres detestarlo”, dice Hudisic. “Luego, termina el entrenamiento y es una persona completamente opuesta. Hace chistes, bromea… Es una persona normal. Nunca he visto algo similar. Nada de lo que hace en la cancha se traslada fuera de ella”.

Cada vez que Hudisic cometía un error durante el entrenamiento (“a diario”), Ibrahimovic le gritaba palabrotas en bosnio (ambos comparten historia cultural e idioma) y luego ambos terminaban riéndose de ello en el vestuario. “Es grandioso en el túnel”, expresó el volante. “Pero cuando suena el silbato, prepárense”.

“SÓLO EXISTE UN ZLATAN”

Sean Bell intentaba prepararse. Como jefe de mercancía del Galaxy, era el hombre responsable de que los aficionados en el StubHub Center tengan camisetas a su disposición para comprar. Es un hombre acostumbrado a trabajar en eventos importantes. Su primer día en su empleo anterior en el Staples Center fue la noche en la cual Kobe Bryant anotó 81 puntos. Posteriormente, Bell vendió camisetas durante la ceremonia de retiro de la estrella de Los Angeles Lakers y cuando David Beckham jugó con el Galaxy en 2011. Sin embargo, el caso de Ibrahimovic fue diferente.

“Lo más especial en el caso de Zlatan es que sus aficionados querían solo adquirir la camiseta auténtica. Eso es todo”, expresó. “Los hinchas de Beckham compraban camisetas de niños y damas. Con Zlatan, solo se vende la camiseta auténtica. Todo lo demás se siente como de segunda mano. La gente se va y no compra nada”.

Cuando Bell conoció que Ibrahimovic se incorporaría al Galaxy, se preparó con rapidez, esencialmente pidiendo a Adidas, proveedora de los uniformes de la MLS, por toda la ropa del Galaxy que tuvieran disponible en blanco, para que él y su equipo la convirtiera en camisetas de Ibrahimovic. Pensó que tendrían suficiente existencia para al menos siete u ocho partidos en casa antes de pedir reposición. Sin embargo, apenas fueron suficientes para cuatro encuentros, con ventas entre 8 y 10 veces superiores al típico ritmo de ventas del Galaxy. Adidas despachó más mercancía en julio y el staff de ventas encabezado por Bell lo dispuso rápidamente. El uniforme de Zlatan era una tendencia de moda en Los Ángeles y más allá, encabezando la lista de ventas de camisetas en la MLS.

Sin embargo, dentro de la cancha, el club tenía problemas para mantener un ritmo consistente. Una racha de seis partidos sin conocer la victoria en agosto y septiembre incluyó abultadas derrotas en Seattle (5-0) y contra el Real Salt Lake (6-2), lo cual le costó su empleo al técnico Sigi Schmid. Ibrahimovic dio una evaluación honesta y fresca de la situación.

“Esto es fútbol. Lo he vivido antes y volverá a ocurrir”, comentó al diario Los Angeles Times sobre la decisión. “Cuando las cosas no salen bien y los resultados no son favorables, siempre es el técnico quien asume la responsabilidad. En esta ocasión fue Sigi”. Sobre su nuevo entrenador, el asistente Dominic Kinnear, Ibrahimovic indicó: “Es el encargado de crear la táctica y evalúa a los rivales. Ha sido técnico antes, por ello creo que todos lo respetan”.

Que la mayor estrella de un equipo critique a su entrenador no se ve bien casi siempre, pero la gerencia del Galaxy no tuvo problemas al respecto. “Siempre ha sido respetuoso con el club, por ende, no puedo refutarlo”, dijo el presidente del equipo Chris Klein. “Lo apoyamos a él y a sus palabras. A veces, nos sentíamos de esa forma, también”.

Cinco días después del despido de Schmid, Ibrahimovic anotó el gol número 500 de su carrera, un disparo que rayaba en lo ridículo y que solo Zlatan era capaz de hacerlo.

Mientras el resto del mundo veía maravillado la capacidad goleadora de Ibrahimovic, sus compañeros percibían algo más: sus pases. En los entrenamientos, terminaba merodeando por las bandas y soltaba balones por el campo donde caía a los pies de un compañero. Al principio los jugadores del Galaxy pensaban que era cuestión de suerte. Sin embargo, demostró esa capacidad de forma tan frecuente y con tal consistencia que se dieron cuenta que simplemente era capaz de ver la cancha de forma distinta. Siempre estaba a dos o tres jugadas por delante del resto. Ocasionalmente, esta visión avanzada era motivo de frustración.

“Durante los entrenamientos, se enojaba, jugaba como central y comenzaba a chutar desde atrás porque otro compañero no estaba bien”, dijo Hudisic. “Es muy gracioso”. Después, como es obvio, terminaban riéndose de ello en el vestuario.

Fuera de la cancha, Ibrahimovic decidió sumergirse en la experiencia de Los Angeles. Fue invitado a programas de charla nocturna, comía malvaviscos con James Corden, anfitrión del programa Late Late Show y compartía con Jimmy Kimmel. Participó en el segmento Five Good Minutes del programa Pardon the Interruption de ESPN y conoció a los Jabalíes Salvajes, el equipo de fútbol juvenil tailandés que quedó atrapado en una cueva y posteriormente rescatado. También compartía con los clubes de hinchas, quejándose en son de chiste: “Me van a convertir en alcohólico”, cuando le dieron el tradicional sifón de cerveza después de otra actuación digna de la Figura del Partido, según recuerda Alesana, el líder de la barra Riot Squad.

Los aficionados también dijeron presente. El Galaxy se convirtió en una cita obligada dondequiera que fueran. Sus 15 partidos de visitantes agotaron la boletería: 30.799 espectadores en Toronto; 44.213 en Seattle y un récord de 52.242 en el TFC Bank Stadium de Minneapolis. Brett Kallman, defensa del Minnesota United nunca había jugado ante semejante multitud. “Se amplificó un poco, de los 24.000 que usualmente vienen a casi 50.000. Fue un poco más ruidoso y algo más eléctrico”, indicó.

“Cada vez que me retaba en el juego aéreo en la segunda mitad, realmente no tenía oportunidad contra él”, dijo Kallman. “En la primera mitad, sentía que lo estaba superando al principio. Aunque no estoy seguro de los ajustes que hizo, cuando comenzó la segunda mitad, terminaba bajando cada balón con su pecho, porque puede limitarte y crear espacios para sí mismo o terminaba ganando la pelota en cada ocasión”.

“Su sentido de los tiempos y fortaleza fueron algo con lo cual nunca había lidiado anteriormente”.

El Sporting Kansas City tuvo algo de éxito contra Ibrahimovic, limitándolo sin marcar tantos en par de cotejos, pero requirió de concentración constante y un esfuerzo colectivo.

“Uf, casi es una situación en la cual no se puede ganar”, Besley. “Si intentas marcarle físicamente, no sé si vale la pena. Creo que es mejor permitirle que primero tome el balón. Darle espacio para patear y hacer pases largos. Si intentas chocar con él, no creo que haya alguien en esta liga que pueda ganarle. Quizás sea mejor darle cierto espacio y tratar de jugar contra su primer toque”.

Ibrahimovic terminó la campaña con un promedio que casi llega a un tanto por partido, se hizo acreedor del premio al “Recién llegado del Año” al igual que el reconocimiento al Gol del Año por su disparo contra el LAFC. A pesar de todos los éxitos individuales, el Galaxy no pudo llegar a los playoffs. En el Decision Day, el equipo vio cómo una ventaja 2-0 contra el Houston Dynamo en el descanso terminó convirtiéndose en una derrota 3-2, terminando en el séptimo puesto en la Conferencia del Oeste, a un punto del Real Salt Lake en la lucha por el último cupo de los playoffs.

Después del partido, Ibrahimovic abandonó el césped del StubHub Center en Carson, California. Sus hombros estaban encorvados y su expresión corporal era de abatimiento. A su alrededor, sus agotados compañeros salían de la cancha, frustrados. Era el primer revés del Galaxy como local desde el 30 de mayo y el más doloroso.

A criterio de Klein, la ventaja de contar con Ibrahimovic se extiende más allá de la temporada. 
“Es un hombre exigente”, expresa el presidente del club. “Ves el trabajo que hace y la producción con la que cuenta y eleva el nivel de todos. Estar al lado de algo así, en el caso de un joven jugador, quizás oriundo de este país, le motiva y quizás le ayuda a elevar su nivel también”.

La interrogante radica en si Zlatan se quedará en California. Si bien está comprometido con el Galaxy hasta el final de la temporada 2019, algunos de los clubes más importantes de Europa han expresado su interés en hacerse con los servicios del león. La gerencia del Galaxy se encuentra en pleno sacudón, con la partida del vicepresidente de operaciones deportivas Pete Vagenas, esperando que otros ejecutivos hagan lo mismo. Existe el rumor de que el actual director de equipos nacionales de México, Dennis te Kloese, se incorporará al Galaxy como jefe de operaciones futbolísticas.

El Galaxy tendrá problemas al intentar retener a todos sus jugadores designados y mantener feliz a Ibrahimovic. Aunque si no llegara a jugar otro minuto en la MLS, su mágica temporada 2018 será digna de recuerdo.

Quizás Kallman, jugador del Minnesota, lo dijo mejor: “Sólo existe un Zlatan”.

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