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Así está la Selección de Uruguay a 100 días de Rusia 2018

MONTEVIDEO -- A cien días del comienzo de la Copa del Mundo de Rusia 2018, la Selección de Uruguay está en pleno proceso de cambio de mentalidad. El equipo de Oscar Tabárez encara el desafío con la ambición de modificar su estructura en el mediocampo para tener más juego asociado y abastecer de mejor manera a sus estrellas en el ataque.

Durante años los éxitos de selección se basaron en la solidez defensiva. No necesitó de la pelota para dañar. Con ser paciente, saber defender cuando el rival atacaba y aprovechar los momentos en los que el partido le otorgaba chances le alcanzó. Pero al desaparecer algunas señas de identidad el técnico se vio obligado a tomar decisiones.

En las últimas fechas de las Eliminatorias dejó de lado futbolistas de gran sacrificio pero sin demasiada capacidad de creación y apostó por jóvenes que están a la altura en ambos rubros. La tendencia se mantendrá en Rusia. “Antes no teníamos en el medio jugadores con un perfil tan cercano a las exigencias del fútbol actual. Jugadores con un rendimiento del punto de vista físico muy importante. Mucho ida y vuelta, mucha intensidad, un requerimiento de estos días. Y encima juegan bien”, dijo el DT a ESPN.

Frente a Bolivia, en el partido que aseguró la clasificación, el medio formó con Vecino (26) como volante central, Valverde (19) dispuesto a la derecha y Bentancur (20) a la izquierda. Más adelantado apareció De Arrascaeta (23). Con esos mismos nombres uso un sistema diferente ante Austria en el primer amistoso post Eliminatorias. Vecino como volante tapón, Valverde y Bentancur más adelantados y De Arrascaeta por izquierda. En el amistoso frente a Polonia no estuvo Valverde pero jugó Nández y se le agregó Gastón Pereiro, otro joven de 22 años. 

Más allá de los nombres el cambio es un hecho, aunque Tabárez tiene claro que a la hora de armar la lista definitiva buscará tener jugadores de distintos atributos para el mismo puesto. “Me he puesto como objetivo tener una nómina de 23 donde las características de jugadores, aunque jueguen en la misma zona del campo, sean diferentes. Porque nosotros vamos a seguir pensando en el Mundial, no estamos para decir ‘tenemos un equipo que juega bien qué me importan los rivales’. Eso sería desconocer lo que es el fútbol uruguayo y su contexto histórico. Pero sí vamos a tener un espectro de elección superior”, dijo el entrenador.

Quizá por eso para la China Cup (dos partidos de la fecha FIFA de fines de marzo) Tabárez reservó a Lucas Torreira, el volante central de la Sampdoria que está en la lista por primera vez. Su recorrido, intensidad, marca y pegada le dan al técnico otra opción en el medio. Con el llamado a Torreira el entrenador se permitió una de las pocas excepciones de estos años. Es que Tabárez ha hecho del proceso su bandera. De los últimos 24 jugadores que se sumaron tras el Mundial de Brasil apenas tres llegaron sin pasar por selecciones juveniles.

EL DÍA QUE TODO CAMBIÓ
Fue una tarde del 2006 en New York. Tabárez recién se había hecho cargo de la selección y varios no habían ni atendido el teléfono para la convocatoria. El técnico enfrentó al grupo y les dijo que lo único que iba a pedir era compromiso a la causa, porque si no era imposible conseguir nada. Les dijo que les permitiría que jugaran mal un torneo pero no que fallaran en la adhesión. Doce años más tarde la realidad demuestra cuánto valió ese mensaje.

Desde su llegada Uruguay se convirtió en una selección de elite, que es una fija en sudamericanos y mundiales juveniles y que nunca falta a las Copas del Mundo de mayores. Después de 40 años la Celeste jugará su tercera consecutiva en Rusia 2018. Sudáfrica 2010, Brasil 2014, Rusia 2018, mundiales juveniles, jugadores que vienen desde la Sub17 o Sub20 y que debutan en la mayor para luego quedarse durante años. Hace 12 años que la oprobiosa realidad que vivía la selección uruguaya se modificó por completo.

El cambio nació en la cabeza Óscar Tabárez, un virtuoso para escapar del ruido. Sensato y sabio dirige el mejor proceso de selección uruguaya de, al menos, las últimas cinco décadas. Con una camada de futbolistas que ya estuvieron en el 2010 y en el 2014 y que volverán a decir presente en el 2018, como Fernando Muslera, Diego Godín, Maximiliano Pereira, Martín Cáceres, Luis Suárez y Edinson Cavani. A ellos se suma una generación que se hizo lugar en base a un juego moderno, liderada por Matías Vecino, Rodrigo Bentancur, Federico Valverde, Nahitan Nández, Giorgian De Arrascaeta y Maximiliano Gómez.

UNA NUEVA ÉPOCA
Si hay partidos que cualquier equipo debe ganar para ser alguien en el fútbol hay otros que sirven para demostrar cuánto valió jugar los primeros. La selección de Tabárez tiene muchos momentos épicos, victorias apoteósicas, instancias inolvidables. Hasta ahora casi nunca había vivido una noche como la del último partido de Eliminatorias contra Bolivia. Y menos aún en una competencia en la que todo suele ser extremo.

Es imposible comentar lo sucedido ante Bolivia sin retroceder dos años. El comienzo del torneo fue sin Cavani ni Suárez. Las ausencias no cambiaron la idea y con la intensidad como bandera pisó fuerte. Si la Celeste tiene solidez defensiva buena parte del trabajo está hecho. No necesita de la pelota para dañar, con ser paciente, saber defender en los momentos de peligro y aprovechar los momentos en los que el partido le otorga chances le alcanza. Tras una gran primera rueda llegó el bajón durante la segunda. Los puntos sirvieron de colchón en tiempos de vacas flacas en los que desaparecieron algunas señas de identidad del equipo.

El técnico se vio obligado a tomar decisiones. Renovó el plantel con las citaciones de Bentancur, Valverde, Nández, Pereiro, Lemos y Gómez. En la doble fecha ante Argentina y Paraguay recuperó sus rasgos más típicos y con cuatro puntos sobre seis aseguró la clasificación. Godín volvió a ser imperial, Josema brilló y la selección no recibió goles.

Frente a Bolivia salió con un mediocampo en el que el jugador más joven tiene 19 años y el más grande 24. La coyuntura lo permitió. Arriba no hay dupla como la uruguaya. A pesar de que Suárez no pasaba su mejor momento. Porfiado como pocos pide la pelota, va, cae y se levanta, protesta y la vuelve a pedir hasta que consigue el gol. Lejos de saciar su apetito insiste y 14 minutos más tarde consigue el segundo suyo y el cuarto uruguayo. Junto a Cavani conforman una delantera de elite capaces de culminar la mejor jugada o ser el remedio para las disfunciones colectivas. No hay delanteros que mantengan la tensión competitiva como ellos dos. Intensos, agresivos, inclaudicables. Son un tormento para cualquier rival. El gol en contra de Godín para el 4-2 fue apenas una anécdota.

Mientras en la última fecha había cinco equipos jugándose su futuro deportivo, Uruguay salió al Estadio a dar un paseo victorioso, un baño de masas. Porque la historia del equipo inmortal continuará.

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