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Cuenta regresiva Rusia 2018, día 90: los reyes sin corona

La historia de los Mundiales está plagada de héroes exitosos. Pelé, Paolo Rossi, Bobby Charlton, Obdulio Varela, Maradona, Beckenbauer, Kempes, Ronaldo, Zidane y Andrés Iniesta se plantan en lo más alto del podio en la consideración popular porque lograron aquello que todos desean: levantar la Copa del Mundo.

Pero la gloria no es todo, y muchos de los mejores momentos mundialistas fueron entregados por algunos jugadores que enfrentaron alguna decepción y no llegaron a ser campeones. A veces estos hombres sufrieron porque no fueron acompañados de manera acorde por sus equipos. En otras ocasiones pasaron una mala noche en el momento más inoportuno. A veces tuvieron, sencillamente, mala suerte. O fueron superados por un rival que opacó su brillo.

Sea como fuere, el deporte rey está lleno de monarcas sin corona. Nombres que despiertan una admiración sincera ajena a las consagraciones. Aquí, un listado de los diez hombres que hicieron historia en Mundiales sin ganar el título. No es un listado perfecto y acabado: podrían estar el austríaco Mathias Sindelar, el húngaro Kocsis, el rumano Hagi, el argentino Batistuta, el francés Just Fontaine o los holandeses Rijkaard, Gullit y Van Basten. En cambio están estos.

Cada uno tendrá sus diez. ¡Que comience la polémica!

1. JOHAN CRUYFF (Holanda)

Un único Mundial disputado le alcanzó a este holandés de convicciones ardientes -no asistió a Argentina '78 con su seleccionado como protesta por el régimen dictatorial que sufría en aquel momento el país sudamericano- para enamorar al universo futbolístico. Grácil, elegante, elástico, veloz, fue el símbolo de una revolución táctica que llevó un nombre para todas las épocas: fútbol total. Jugó apenas siete partidos, anotó tres goles. Pero no fueron esos tantos los que lo catapultaron a la más exquisita de las famas. Era el alma de un conjunto mágico, que ejecutaba relevos a la perfección, tiraba diagonales, armaba paredes. Nunca resignaba la estética ni el despliegue atlético. Su equipo, esa Naranja Mecánica del '74, cayó en la final y sirvió como excusa para todos los subcampeones desde entonces: todo el mundo supo que era el mejor equipo.

2. MICHEL PLATINI (Francia)

El genio de los pies pequeños y la pegada exquisita disputó tres Mundiales. En 1978 no tuvo demasiada suerte: jugó tres partidos, convirtió su primer gol y Francia se despidió del torneo en primera ronda. En las siguientes dos Copas del Mundo haría diferencias decisivas desde su creación de fútbol. En el '82, lideró a un equipo exquisito en excelente compañía: jugaba con Giresse, Genghini, Tigana, Rochetau, Six... Un equipo de puro ataque que hacía de Platini una usina generadora de energía y de talento. Ese torneo marcó el despegue internacional del hoy presidente de la UEFA, y dejó en la memoria de los futboleros aquella semi frente a Alemania Occiedental. Ese partido terminó igualado 1-1 en tiempo regular (con un gol de Platini) e incluso Les bleus llegaron a ponerse arriba 3-1 en el suplementario. Pero los germanos igualaron el marcador y terminaron quedándose con el pase a la final gracias a los penales.

En el '86, Platini jugó nuevamente uno de esos partidos que no se podrán olvidar. Tras eliminar a Italia en octavos, se enfrentó en cuartos de final con un Brasil que llegaba invicto y sin goles en contra. Platini logró vencerla para igualar el partido, que finalizó 1-1. Esta vez los penales ayudaron a los galos, que jugaron su segunda semifinal en dos mundiales consecutivos. De nuevo su verdugo fue Alemania.

En medio de esos dos torneos, el 10 llevó a su seleccionado a ganar una Eurocopa. Nunca pudo consagrarse en Mundiales. Eso no achicó su leyenda.

3. PAOLO MALDINI / ROBERTO BAGGIO (Italia)

Algunos jugadores son tan representativos de una nación ganadora que incluso despiertan dudas: ¿puede ser que Maldini nunca haya ganado un Mundial? ¿Será cierto? Sí, es cierto. Increíblemente, el zaguero que más veces vistió la camiseta azzurra (126) y que más veces fue capitán de la selección (76) disputó toda su carrera mundialista sin vivir la gloria italiana: jugó los mundiales de Italia '90, EE.UU. '94, Francia '98 y Corea-Japón 2002. Su suerte fue dispar: llegó a semifinales en su primera aparición, en casa, estuvo a un par de penales de levantar el título en 1994, cuando perdió contra Brasil, llegó a los cuartos en el '98 (cayó por penales ante Francia, eventual campeón) y terminó su odisea en octavos de 2002, frente a Corea en un partido de polémicos fallos arbitrales.

Pero él siempre fue un baluarte del equipo, un indiscutido. Un hombre rudo y con clase a la vez. Rendidor y conocedor del juego, Maldini disputó 23 encuentros en Mundiales, una marca sólo superada por el alemán Lotthar Matthaus. Decidió retirarse del plano internacional antes del Mundial 2006, cuando la selección de su país finalmente levantó la Copa.

¿Y Baggio? Compartió tres de estos planteles con Maldini ('90 '94 y '98), y en cada una de sus apariciones aportó un toque de distinción. En su primera aparición marcó dos goles, uno de ellos una joyita ante Checoslovaquia. En Estados Unidos fue uno de los mejores jugadores (si no el mejor) del torneo: marcó cinco tantos, fue desequilibrante por su gambeta y su velocidad, su capacidad de pique corto y su definición. Ganador del Balón de Oro en el '93, siempre brilló como uno de los mejores de Europa. Lamentablemente, quedó en la memoria colectiva por fallar el penal definitorio en l a final, y dejar el título en manos de Brasil. Los dos goles que marcó en la fase de grupos del '98 no alcanzaron para redimirlo. Pero sin dudas dejó una marca generacional con su magia y su peinado.

4. ZICO (Brasil)

Fue el mejor exponente de uno de los Seleccionados más vistosos de la historia, que pese a su gran cantidad de jugadores talentosos en el equipo, no pudo celebrar un título del mundo. El Brasil de 1982 llegó a España con el mote de favorito y sus primeras presentaciones fueron como se esperaba. Zico lideró al Scratch en los triunfos sobre Unión Soviética, Escocia, Nueva Zelanda y Argentina, pero no mostró un buen nivel en el choque definitorio frente a Italia. El crack del Flamengo también disputó los Mundiales de 1978 y 1986, aunque el pico de su rendimiento se vio en 1982.

En el '86 le atajaron un doloroso penal durante el partido de cuartos de final, ante Francia, en uno de los duelos más espectaculares de la historia del torneo (Pelé, por ejemplo, lo señaló como "el partido del siglo XX") que podría haber cambiado el resultado de ese partido. No fue suficiente para opacar su gloria: Arthur Antunes Coimbra jugó 14 encuentros en Copas del mundo y anotó cinco goles. Sólo le faltó levantar la preciada Copa FIFA.

5. LEV YASHIN (Unión Soviética)

El premio al mejor arquero de cada Mundial se llama "Lev Yashin". Ese simple dato habla por sí solo: el guardavallas soviéticos es el mejor de la historia de las Copas del Mundo en su puesto, pese a que nunca festejó un título y sólo una vez jugó las semifinales. Debutó en Suecia 1958, cuando se destacó como la figura del equipo que alcanzó los cuartos de final. También participó de Chile 1962 y de Inglaterra 1966, la mejor actuación histórica de un Seleccionado ruso. La "Araña negra" fue el arquero perfecto. Reunía todas las virtudes que un portero debería tener: agilidad, ubicación, reflejos felinos y personalidad. Además, para muchos fue el pionero a la hora de "estudiar" a sus adversarios. Para dar una idea de lo dominante que era, acabó 270 de sus 326 encuentros en el seleccionado con la valla invicta. Yashin hoy es mucho más que un gran arquero, es una leyenda.

6. FERENC PUSKAS (Hungría)

Un crack de todas las épocas que tuvo el infortunio de nacer antes de la explosión del marketing en el fútbol: su fama no tiene el nivel que tenía su fútbol. Para dar una pequeña medida de la diferencia que marcaba en el juego, podríamos decir que marcó 84 goles en sus 85 apariciones internacionales. Tenía un dominio impresionante de su pierna izquierda: pateaba con una potencia inédita y su visión de cancha le permitía dar asistencias como si fuera un volante creativo. Jugó una sola Copa del Mundo con Hungría, en Suiza 1954, y eso le sobró para dejar la marca de su pegada zurda grabada en la historia para siempre.

Aquel equipo húngaro era una maravilla sin par. En la primera ronda ganó sus dos partidos. El primero ante Corea del Sur terminó 9-0 para el conjunto europeo. Puskas anotó dos tantos. El segundo, ante Alemania Occidental, finalizó 8-3 para Hungría con otro gol del enrome Ferenc. Se dice que en aquel partido los germanos lo maltrataron hasta lesionarlo. Hungría reservó a su estrella durante los siguientes dos encuentros (victorias ante Brasil y Uruguay), y llegó a la final. En ese juego, con un gol de Puskas, el conjunto magiar llegó a estar venciendo por 2-0 a aquella misma Alemania que había destrozado en la fase de grupos. No pudo sostener el resultado y en un partido que sólo pudo calificarse como milagroso (pasó a la historia con el nombre "El milagro de Berna") Alemania le arrancó el título de las manos a Hungría y a Puskas.

7. EUSEBIO (PORTUGAL)

Es cierto, jugó sólo una Copa del mundo, pero fue suficiente para transformarse en uno de los mejores reyes sin corona de todos los tiempos. Portugal llegó a Inglaterra 1966 como uno de los favoritos sólo por contar con la Pantera de Mozambique en el plantel. Eusebio fue el dueño y la única figura del Seleccionado luso que jugó su primer torneo importante y sorprendió al planeta con un tercer puesto histórico. El delantero del Benfica marcó nueve goles y ganó el Botín de oro al máximo artillero del certamen. Sus grandes partidos fueron ante Brasil, por la primera fase y contra Corea del Norte, en octavos de final. En el encuentro frente al campeón reinante, la Pantera anotó dos tantos y ante el sorprendente conjunto asiático lideró la remontada de su Selección con cuatro goles. La Pantera brilló como nunca en la tierra en la que nació este deporte y se convirtió en leyenda.

8. GARY LINEKER (Inglaterra)

El hombre que se hizo famoso en México '86, con la número 10 de su seleccionado en la espalda y un yeso en la mano derecha, fue sencillamente un goleador excepcional. En aquella primera aparición mundialista, Lineker finalizó con 6 tantos y ganó el Botín de Oro (fue el único inglés en la historia en alcanzar ese logro). Alto, espigado, atlético, con un formidable olfato, excelente pegada con las dos piernas, un cabezazo envidiable y una maravillosa capacidad de control, el jugador que supo brillar en Barcelona llegó a cuartos de final en aquella edición. Incluso anotó en aquel partido eliminatorio ante Argentina, pero su equipo sufrió la mano y los pies de Maradona.

En el '90 sumó otros cuatro tantos para llevar a su equipo a semifinales. Dos de ellos los anotó en el apasionante duelo de cuartos frente a Camerún, que Inglaterra ganó por 3-2 en tiempo extra. El otro lo marcó en la semifinal, cuando el 1-1 ante Alemania y la posterior derrota por penales le negó al equipo británico su primer pase a una final desde 1966. En ese momento acuñó la que probablemente sea su frase más famosa: "El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, en el que juegan once contra once, y siempre gana Alemania".

Como dato extra, anotó 48 goles en 80 partidos (un tanto menos que Bobby Charlton, que jugó 26 partidos más) y nunca recibió una tarjeta amarilla o roja en su seleccionado.

9. TEÓFILO CUBILLAS (Perú)

En México brilló como nunca y de manera inesperada en un seleccionado que sorprendió a todos y alcanzó los cuartos de final. Teófilo fue la gran figura de Perú y ganó el premio al mejor jugador joven de aquel certamen en el que convirtió cinco goles y lideró al mejor combinado peruano de todos los tiempos. Ocho años después volvió a una Copa del mundo y lo hizo en el mismo nivel que en su juventud. Perú no sólo superó la primera fase, sino que también lo hizo de manera invicta. Cubillas brilló en los triunfos sobre Escocia e Irán y luego sufrió en la segunda ronda, donde el conjunto incaico fue superado con claridad por Brasil y Argentina. Aquellos fueron sus mejores campeonatos, ya que en España 1982 sólo jugó tres encuentros y Perú no logró avanzar de fase. Teófilo tiene diez tantos en Mundiales, una cifra impactante para un futbolista que nunca logró disputar una semifinal.

10. HRISTO STOICHKOV (Bulgaria)

La actuación de Bulgaria en 1994 fue una de las más espectaculares de la historia. El Seleccionado de Europa oriental llegó a Estados Unidos sin grandes aspiraciones, ya que jamás había logrado una victoria en un torneo de esta magnitud. Sin embargo, gracias al gran Hristo alcanzó las semifinales después de vencer a Argentina, México y Alemania. El partido consagratorio para Stoichkov fue el de cuartos de final ante los campeones del mundo.

El delantero búlgaro guió a su equipo a la victoria más importante de todos los tiempos y quedó para siempre en la leyenda. Además de ser uno de los mejores jugadores de aquel certamen, gracias a sus seis goles, Hristo ganó el Botín de Oro al máximo artillero del campeonato. Cuatro años más tarde, participó de Francia 1998, aunque Bulgaria fracasó y quedó eliminado en la primera fase.