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¿Por qué los estadounidenses deberían apoyar a México en esta Copa del Mundo?

Esta historia aparece en ESPN The Magazine el 18 de junio. ¡Suscríbete hoy!

“TRAIDOR”. Así me llamó, en son de burla, el padre de mi novia de secundaria cuando le confesé que apoyaba a la Selección Mexicana contra Estados Unidos. “Ingrato”, me dijo el jefe de mi empleo de mis años de universidad. “Tonto”, me machacó un ex colega tras un partido de Dos a Cero.

Durante toda mi vida, he debido explicarles a varios hinchas exasperados de Estados Unidos por qué apoyo a México en contra de su equipo. Ustedes saben, México, nuestro más feroz rival en el fútbol y más allá, cuyo gobierno corrupto obligó a mis padres a volar hacia el Norte hace 50 años, donde crearon una vida mejor para mí y mis hermanos.

“Deberías alentar a Estados Unidos”, me llora toda esa gente. “Naciste aquí”. 
“Exactamente”, les respondo. “Por eso apoyo a México”.

Las razones son simples: los mexicanos, en ambos lados de la frontera gustan de los ganadores (que norteamericano de nosotros, ¿verdad?) y México ha dominado de forma histórica a Estados Unidos en el balompié. Y en el caso particular de este Mundial, México clasificó y Estados Unidos no, por primera vez desde 1986.

Sí, nosotros los hinchas de México tocaremos nuestras vuvuzelas extra fuerte este año, sólo para así fastidiar mucho más a los Estados Unidos. Lo siento por ustedes, mis paisanos norteamericanos. La humillación es algo real. Sin embargo, tengo una simple solución para todos ustedes: únanse a nosotros.

Despierten y huelan los tacos. Con Estados Unidos fuera del Mundial, El Tri es el único equipo que debería importar a cualquiera cuya sangre sea roja, blanca y azul. Entonces, amigos estadounidenses, sean tránsfugas y repitan después de mi: ¡Viva México! Con esas sencillas palabras, han dado el primer paso en hacer la cosa más patriótica que podrán hacer durante todo este año.

Es cierto que apoyar a México siempre tiene un contexto político. Sin embargo, la plataforma que les ofrezco no es liberal ni conservadora. Se trata de hacer que Estados Unidos sea mejor, ayudando a México cuando más nos necesita. Y eso pasa por tener que reconocer algunas verdades fundamentales que los mexicanos, mexicanos-estadounidenses y estadounidenses han evitado durante mucho tiempo.

La más importante: México es, de lejos, el equipo de fútbol más popular en los Estados Unidos. El Tri duplica las cifras de sintonía de la selección de mayores de Estados Unidos y los partidos de la Liga MX superan a los de la MLS por prácticamente el mismo margen. Debido al hecho que, a menudo, agota la boletería en estados de la NFL, la selección mexicana se ha visto obligada a jugar cuatro veces más amistosos en el Norte que en México, 61 a 14. En la misma fecha de marzo cuando El Tri jugó contra Croacia en frente de un repleto estadio de los Cowboys de Dallas, Estados Unidos tuvo fortuna al poder colocar 10,000 boletas en un estadio fuera de Raleigh, Carolina del Norte, jugando ante Paraguay.

Las empresas estadounidenses también han expresado, de forma desesperada, su deseo de tener una tajada de la quesadilla mexicano-estadounidense. El Tri tiene como patrocinantes oficiales a una aerolínea (Delta), una fabricante de gaseosas (Coca-Cola) e incluso una de crema agria (Daisy), ¡y la crema agria ni siquiera es mexicana!

Fox Sports, que pagó $425 millones por los derechos a transmitir los partidos del Mundial en inglés en Estados Unidos, creó una campaña llamada #rootforyourroots (apoya tus raíces), siendo una jugada obvia para atraer televidentes mexicanos-norteamericanos como yo. Sin importar que todos estaremos viendo Telemundo, solo por poder escuchar el melodioso canto de gol de Andrés Cantor.

Entonces, apoyar a México es alentar por el equipo de Norteamérica. Y, ¡qué equipo tienen! Quizás sea la mejor selección mexicana de todos los tiempos. Con los emocionantes jóvenes extremos Hirving “Chucky” Lozano y Jesús “Tecatito” Corona, dominó las eliminatorias: seis triunfos, tres empates y una derrota.

Pero esperen, ¡hay más! El éxito de la selección mexicana significa que la CONCACAF, finalmente, podría ostentar un campeón mundialista, lo cual ayudaría a mejorar la cultura futbolística en Estados Unidos y crear un mejor equipo. La próxima generación de futbolistas estadounidenses podría aprender de la experiencia de El Tri y no de esa pesada selección que no le pudo ganar ni a Trinidad y Tobago en las eliminatorias.

A los estadounidenses les encanta ver a los eternos advenedizos finalmente ganarlo todo y México ofrece un caso particularmente bueno. Ha logrado superar cada fase de grupos desde 1994: sólo las potencias de Alemania y Brasil han hecho lo mismo. Sin embargo, México termina cayendo en octavos de final, casi siempre de forma desalentadora: 2-0 contra Estados Unidos en 2002; un golazo de 20 yardas de Argentina en tiempo extra en 2006; en 2014, dos goles de Holanda durante los últimos seis minutos.

La palabra angustia no es suficiente para describir lo que hinchas como yo hemos sentido durante todas nuestras vidas. ¿Nuestro único consuelo durante todas estas décadas? Ser mejores que Estados Unidos. Pero ya hasta eso se está convirtiendo en disco rayado.

México está listo para la victoria, amigos estadounidenses. Lo puede conseguir sin su apoyo, pero sí estoy seguro de que sus aplausos harán que El Tri remonte la cuesta. Y, mientras los ejecutivos de la FIFA deben considerar cuál será el país anfitrión del Mundial 2026, hay una buena posibilidad de que la candidatura conjunta de México, Estados Unidos y Canadá pueda ganar. Si lo conseguimos, debemos mostrar al mundo que podemos trabajar juntos (con la Gran Nación del Norte sirviendo como nuestro amable amigo, como siempre lo ha sido).

Y, ¿si la candidatura no tiene éxito? Pues, mostrémosle a la FIFA lo que se perderá durante este Mundial.

QUIZÁS EL FÚTBOL no sea lo suyo, o quizás mis argumentos no le convencieron. ¿Posiblemente esto lo haga? Si se unen a México en este Mundial, ayudarán a recomponer la relación más desgastada desde Drake y Rihanna.

Y lo necesitamos. Hoy en día, los latinos conformamos la minoría más grande de Estados Unidos, con los mexicanos siendo parte de un gran trozo de ese burrito. No es bueno para mexicanos y estadounidenses seguirse viendo mutuamente con escepticismo. Sólo la diplomacia del fútbol puede ayudar a derretir nuestra eterna guerra fría. Nada ha funcionado hasta ahora: ni los tratados de libre comercio, ni Señor Frog’s, ni Guillermo del Toro. Alentar juntos se convertirá en un exorcismo que ayudará a ambas partes a olvidar el pasado.

Los estadounidenses necesitan dar el primer paso. Y se lo deben a los mexicanos, ¿saben? Tenemos ese pequeño problema de “nos robaron la mitad de nuestro país”, y aquél rollo con Landon Donovan. Hay ciertas cosas que son imperdonables.

Entonces, amigos gringos, ¡bienvenidos a la fiesta! Disfruten de nuestro fantástico reventón mexicano: los suculentos tacos de carne asada, las caguamas heladas (cervezas de 40 onzas), las bandas sinaloenses. Los hinchas mexicanos enseñarán a los estadounidenses cuanto insulto imaginable existe en el idioma español, incluyendo todas las formas de conjugar la palabra madre, la cual, utilizada de la forma correcta, se convierte en la palabra más vulgar de nuestro arsenal. (A cambio, por favor, los gringos podrían enseñarles a los mexicanos cómo dejar de usar ese canto homofóbico utilizado contra los arqueros). 
Lo confieso: Aliento a Estados Unidos cuando juega contra México de vez en cuando. El Tri puede ponerse canchero de vez en cuando, entonces, ¿qué mejor equipo para darles una dosis de realidad? ¿Ven lo fácil que es apoyar a tu amigo/enemigo? Entonces, apoyen a los mexicanos, amigos estadounidenses. Estados Unidos sólo podrá mejorar con un México en ascenso y viceversa. Pasémosla muy bien juntos y esperemos que la selección de Estados Unidos regrese en 2022.

¿Y si no lo hace? Pues, ¡Que viva México!

Gustavo Arellano es autor de Taco USA: How Mexican Food Conquered America (Taco USA: De cómo la comida mexicana conquistó a Estados Unidos). Como su familia es oriunda del norte de México, le gusta más el béisbol que el fútbol… pero, ¡no se lo digan a nadie!