Fútbol Americano
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 6y

Egipto y la soledad de Abdelghani & Abdulrahman

La selección de Egipto es la más laureada del continente africano, de cuya Confederación de Fútbol fue uno de sus miembros fundadores. Es quien más títulos ostenta de la Copa Africana de Naciones, ha vencido en siete oportunidades, la última en 2010 y fue la primera representante africana en un Mundial de Fútbol (1934). Los “Faraones” deberían ser la cara del continente a nivel del fútbol planetario, pero no lo son.

Después de su primera clasificación, transcurrieron 56 años antes de su próxima participación (Italia 1990) y tras ese mundial, pasarían otros 28 años para regresar a una competencia mundial. Esas casi tres décadas, fueron compensadas por el excelente ciclo de principio de milenio conquistando las copas africanas de 2006, 2008 y 2010.

Luego vino un período de ostracismo, hasta el vice campeonato de 2017 detrás de Camerún y la emotiva clasificación a Rusia, de la mano de Mohamed Salah.

Esa escasa participación de los egipcios, pese a su poderío, crea situaciones extrañas en su estadística, como que tanto el jugador con más presencias (Ahmed Hassan) nunca participó de un mundial, su goleador histórico (Hossam Hassan) nunca anotó en una justa planetaria y su máxima figura actual (Mohamed Salah) llega lesionado a Rusia 2018.

No obstante, la posibilidad de que ese karma se mantenga en Rusia, habrá en su constelación de figuras, una que debería otorgarle a Egipto una conquista que no otorga trofeos, la de poseer en sus filas al más veterano jugador de toda la competencia. El portero Essam El Hadary, de 45 años y que defiende al Al-Taawoun F. C., puede ser el futbolista de mayor edad en disputar la Copa del Mundo.

Los “Faraones” son dirigidos desde 2015 por un técnico de mucha experiencia como el argentino Héctor Cúper y la base de su equipo es formada por varios jugadores que se desempeñan el fútbol europeo, mayormente la Premier League de Inglaterra. Para su entusiasta afición, 2018 tiene que ser un año de gloria. No obstante, en su caso, deber y poder no van de la mano.

Egipto asistirá a su tercer mundial en “modo angustia”. Le lesión que sufrió su estrella máxima y goleador, Mohamed Salah, en la final de la UEFA Champions League, defendiendo al Liverpool de Inglaterra, es un temor legítimo asociado a la propia historia.

En dos mundiales su sequía es legendaria. Dos goles del mismo jugador en 1934 y apenas uno en 1990, crean ese miedo matemático pesadillesco en la cábala del número que sigue al 2 y al 1. ¿Anotarán más de dos o menos de uno?

LA SOLEDAD GOLEADORA ¿EMPIEZA Y TERMINA EN ITALIA?

La estadística de goleo mundialista de los egipcios tiene 84 años de existencia y apenas dos anotadores. Son los solitarios Abdulrahman Fawzi con dos dianas en 1934 y Magdi Abdelghani con una en el mundial de 1990.

Excepto la coincidencia geográfica (Italia) hay grandes diferencias entre una historia y otra, además de los 56 años transcurrido entre ambas. Lo de Fawzi en Italia pudo ser una proeza, mientras que lo de Abdelghani, también en Italia, definitivamente fue parte de la decepción.

Las expectativas del primer mundial eran diferentes a las del 90, cuando el equipo llegaba cargando la responsabilidad de hacer un gran mundial y con la esperanza de llegar lejos en la competencia. Sin embargo fueron eliminados en la fase de grupos, tras empatar con Países Bajos (1-1), empatar con Irlanda (0-0) y perder ante Inglaterra (0-1)

El único gol egipcio fue parte del clima defensivo que reinó en Italia 90, donde el pésimo promedio de  2,2 goles por encuentro, hizo honor a la bandera histórica de la azurra, los inventores del “catenaccio”. En esas circunstancias puede considerarse los empates como buenos resultados.

Incluso a Egipto le alcanzaba con tres empates para clasificar a octavos de final, si no fuera por aquel gol de Mark Wright en el minuto 65, que les dio la victoria a los británicos, dejó afuera a los egipcios y una enorme decepción en su afición.

Dos goleadores, tres goles y dos mundiales separados por más de medio siglo. En 2018 la cuenta se mueve hacia el casillero “3” en los mundiales, la duda es que ocurrirá con los otros casilleros. Por lo pronto, Abdelghani y Abdulrahman mantienen la soledad egipcia en suelo italiano.

LA ANÉCDOTA

Eliminación por “KO” y por el árbitro en Italia 1934

La frase le pertenece al célebre portero egipcio de su primer mundial, Mustafá Mansour, en una entrevista concedida a la BBC de Londres en 2002.

"A Italia fuimos en un barco de nombre Helwan, en un viaje que duró cuatro días y perdimos por KO", dijo.  Ocurre que, a diferencia del presente, el torneo de 1934 usó un formato de eliminación directa.

Egipto jugó en Hungría en la ciudad de Nápoles, en el sur de Italia y en el único juego del torneo, para los faraones, perdieron 2-4.

Mansour insistió en todo momento en que aquella derrota fue injusta "Fuimos el mejor equipo, nos merecíamos ganar, pero el árbitro ayudó a los húngaros”.

La calidad del arbitraje en ese mundial trae malos recuerdos, no solo a los egipcios.

La UEFA en su página dedicada a a ese mundial,  rememora que, “el evento estuvo bien organizado, pero fue eclipsado por la presión del régimen de Benito Mussolini, que lo utilizó como propaganda del fascismo italiano y trasladó a la presión a los arbitrajes para que Italia obtuviera el título".

Mansour, en cierta forma consideró dice el árbitro italiano Rinaldo Barlassina les negó la victoria contra Hungría. Si no fuera por el formato y si no fuera por el árbitro, la historia pudo ser diferente. Pero “lo que pudo ser y no fue, ya se sabe…”

NOTA DEL EDITOR: Esta columna histórica es parte de la serie de ESPN Digital, El Mundial 32x32, que acompaña el camino de sus 32 selecciones a través de 32 historias originales.

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