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Islandia es una de las sorpresas de esta Copa del Mundo. Y en su primera participación, tendrá que jugar nada menos que con la Argentina. El desafío de pasar de ronda es la gran meta que tienen por delante los dirigidos por Heimir Hallgrimsson. Y para alimentar las esperanzas cuentan con un jugador que marca la diferencia dentro del equipo: Gylfi Sigurdsson. El volante ofensivo del Everton es la pieza desequilibrante de los islandeses, aunque habrá que ver cómo llega a esta Copa del Mundo luego de la lesión que sufrió en la rodilla en marzo pasado. A los 28 años, Sigurdsson tiene una larga trayectoria en la selección de su país. Comenzó jugando en los juveniles y al poco tiempo llegó a la mayor. Sus buenos rendimientos en el Reading de Islandia lo llevaron a la Buendesliga primero y más tarde a la Liga inglesa, lugar de desembarco casi obligado para los futbolistas que se destacan en la isla. ¿Cuáles son sus características? Swansea, Tottenham y Everton, el club en el que milita en la actualidad, disfrutaron de un jugador de buen manejo de pelota y gran visión de juego, que también se destaca por la buena pegada. Para Islandia, es clave: de sus pies surgen los mejores ataques. Si está en buen estado físico, habrá que seguirlo de cerca. Con un equipo que suele defenderse con mucha gente dentro de su campo, las contras se convierten en un arma interesante para hacerle daño al rival. Y Sigurdsson tiene capacidad para lastimar. Everton lo compró en 2017 por una suma récord para el club: 49 millones de euros. Islandia, en ese sentido, no quiere ser menos que la Argentina, por cuyos jugadores también se pagan sumas extraordinarias. En Rusia, Sigurdsson tratará de demostrar que vale eso y mucho más.
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