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Deschamps tuvo suerte contra Australia, pero no puede darse el lujo de seguir cometiendo errores

EFE

MOSCÚ -- Francia ganó su encuentro con Australia, pero Didier Deschamps perdió.

Les Bleus lograron sumar los tres puntos que querían con un triunfo por 2-1 el sábado a pesar de que su técnico se equivocó en casi todo. La capacidad de Deschamps de llevar este talentoso plantel a lo más alto en este Mundial fue fuertemente cuestionada antes del inicio del torneo, y sin lugar a dudas éste fue el peor debut que podría haber esperado a nivel personal.

Podríamos decir que antes de enfrentarse a los Socceroos, Deschamps estaba bajo más presión que sus jugadores, lo cual no es algo que le ocurra con demasiada frecuencia. Y Deschamps lo sintió. Lideró a su equipo en la entrada al Kazán Arena, como lo hace siempre, pero la tensión era evidente en su rostro, como si hubiera sabido que el plan que había trazado para su equipo no era el correcto para este partido.

La presión sacudió a Deschamps. En lugar de despejar las dudas sobre su gestión, el técnico francés redobló el escrutinio.

El primer partido en un Mundial nunca es fácil. Es el escenario más grande, y es fundamental arrancar con el pie derecho. Sin embargo, cuando la complicas cambiando la estrategia un par de semanas antes, sólo para encarar el partido con un enfoque diferente en la fecha del encuentro, y cuando decides darles su debut mundialista a siete de tus 11 titulares, no te la estás haciendo fácil.

En síntesis, a Deschamps le salió el tiro por la culata. Después del partido intentó justificar su decisión de jugar con Antoine Griezmann, Ousmane Dembélé y Kylian Mbappe de titulares adelante diciendo que habían tenido un buen rendimiento contra Italia hace dos semanas. Es cierto, así fue; en un amistoso, de locales en Lyon, a las nueve de la noche, contra un equipo con un técnico nuevo y aún traumatizado por su debacle en las eliminatorias.

Jugar contra Australia en Kazán, bajo el sol del mediodía y en una cancha seca contra un equipo sólido, bien organizado y decidido, es algo bien distinto. Hasta Griezmann reconoció después del triunfo que la falta de minutos de juego entre los tres fue un problema. Sin embargo, Deschamps consideró que era el enfoque correcto.

Durante tres semanas, sus jugadores trabajaron en un nuevo esquema de 4-3-1-2, en reemplazo del 4-4-2 que habían aplicado en las eliminatorias. Así jugaron sus tres amistosos, con Nabil Fekir, y luego Griezmann, como nro. 10. El sábado, Griezmann abrió por el costado en un 4-3-3. Ya no había nro. 10, y lo que vimos fue un caos adelante, donde Mbappe, Griezmann y Dembélé terminaron solapando sus funciones, entorpeciéndose y resultando completamente predecibles.

Hugo Lloris insinuó después del partido que el plan de juego tampoco estaba demasiado claro. No estaba seguro de si las instrucciones eran presionar o jugar en profundidad. Como resultado, Francia no hizo ninguna de las dos cosas en el primer tiempo. Las cosas mejoraron un poco en el segundo tiempo, pero en términos generales el rendimiento no estuvo a la altura de este nivel.

Deschamps sorprendió con una de sus selecciones. Dembélé ciertamente no estaba preparado para jugar un partido de este calibre. Corentin Tolisso, quien jugó en lugar de Blaise Matuidi, no tuvo una buena actuación en el mediocampo. Benjamin Pavard, quien jugó de lateral derecho, tuvo dificultades. La falta de experiencia del equipo --la edad promedio era de 24 años y seis meses, con apenas tres jugadores de 26 años o más-- era evidente, pero Deschamps decidió correr el riesgo. Hasta sus cambios fueron decepcionantes. Fekir y Matuidi no le aportaron nada al partido, a diferencia de Olivier Giroud, quien asistió el gol del triunfo de Paul Pogba.

Lloris, cuyo análisis del rendimiento de su equipo fue impecable después del partido el sábado, les pidió a todos los jugadores que suban su nivel ahora que el mundial ya está en marcha. Y esto ciertamente aplica a Deschamps. Tiene que hacerlo mejor.

Obviamente, no todo es culpa suya. La forma en que los jugadores franceses subestimaron a Australia no es su responsabilidad. Había advertido a sus hombres que los australianos estarían bien organizados y serían agresivos, y lo fueron. La mano tonta de Samuel Umtiti que volvió a meter a Australia en el partido tampoco fue culpa de Deschamps.

Pero lo cierto es que el técnico francés tuvo suerte en este partido, y no puede darse el lujo de seguir cometiendo errores como estos. En el partido contra Perú este jueves, tendrá más presión que nunca.