Fútbol Americano
Damián Didonato 6y

Colombia perdió por errores propios

Cuando el sorteo de la Copa del Mundo confirmó que Colombia debutaría en Saransk el 19 de junio frente a Japón, hubo una sensación de alivio y confianza. Un rival conocido y colectiva e individualmente inferior tranquilizó a quienes venían que la Selección no había terminado bien las Eliminatorias. Sin embargo, cuando llegó el momento de la verdad, aquella calma se transformó en preocupación debido a una derrota dura e inesperada.

Colombia perdió por errores propios. Es cierto que Japón jugó al extremo de sus posibilidades, pero las diferencias técnicas entre ambos son claras y no desaparecieron por un resultado. El peso del partido, para bien y para mal, siempre fue de la Tricolor y las falencias propias son las razones de la caída. Lo dijo Jefferson Lerma en la zona mixta: "fueron errores nuestros los que definieron el partido".

El seleccionado nacional nunca le encontró la vuelta al partido. Por supuesto que la expulsión de Carlos Sánchez condicionó, más por el protagonista que por el simple hecho numérico de jugar con diez. La Roca es la rueda de auxilio del mediocampo y quien marca cuándo presionar arriba y cuándo retroceder. Sin él, no hubo brújula y el equipo jamás se pudo acomodar al encuentro. El ingreso de Wilmar Barrios acomodó un poco el funcionamiento, pero no fue suficiente.

Cuando Lerma habla de errores propios, se refiere a que hubo fallas en todas las líneas. La primera y principal es la falla de un plan claro de juego. Por momentos se buscó una presión alta y en otros se esperó detrás de la línea del medio. Se centralizaron los ataques pero en ocasiones subían los dos laterales al mismo tiempo. Nunca se supo si Colombia quería tener la iniciativa o cederla. Jugar todo el partido con diez es difícil, pero una circunstancia no puede quemar todos los papeles. Se necesitan cubrir todas las posibilidades del juego.

En defensa, los desaciertos fueron individuales y colectivos. De los primeros hubo demasiados para un seleccionado que quiere ser protagonista de un Mundial. Todo comenzó con la salida fallida de Davinson Sánchez y su incapacidad para frenar a Yuya Osako, quien estuvo más rápido y astuto para ganar la posición y terminar mano a mano con David Ospina. Luego, llegó la mano de Carlos Sánchez, quien tuvo una reacción más instintiva que pensada y cometió un penal que le valió la tarjeta roja.

En cuanto a los problemas de sincronización colectiva, la gran señalada es la dupla central Davinson-Óscar Murillo. Su funcionamiento fue muy pobre y las pocas horas de trabajo pasaron factura. No se relevaron bien ni cubrieron los espacios. Aunque Japón profundizó poco los ataques, sufrieron ante cada pelota larga. La ausencia de Sánchez influyó para que el trabajo sea aún peor y tampoco ayudaron Santiago Arias y Johan Mojica. Los laterales estuvieron mal en el retroceso y aportaron muy poco en ataque. Sobre todo el jugador de PSV, quien se mostró demasiado nervioso e impreciso.

En el medio, Lerma hizo lo que pudo. Hasta el ingreso de Wilmar Barrios estuvo muy solo y lo único que podía hacer era correr y meter. Sacrificio no le faltó. La aparición del hombre de Boca Juniors fue importante para tener más peso en esa zona, aunque tampoco mejoró demasiado el gran problema histórico de Colombia: la falta de un primer pase claro. Solo existió cuando retrocedió el mejor jugador de la Tricolor en el debut: Juan Fernando Quintero.

El número 20 entiende el fútbol a la perfección, pero muchas veces se encontró demasiado sólo. Cuando se sacaba de encima a un rival, no tenía descarga. Las pocas veces que la Selección llegó bien al área fue gracias a sus pases verticales. Además, remató el tiro libre con genialidad y marcó un empate del que fue principal responsable. En ocasiones retrocedió tanto que casi jugó como doble cinco al lado de Barrios y allí su juego pierde peso. Fue un muy digno reemplazante de James.

Juan Guillermo Cuadrado tuvo rebeldía para encarar, pero perdió una y otra vez con sus marcadores y salió reemplazado. En tanto, Radamel Falcao García vivió su esperado debut en un Mundial con una derrota inesperada. El Tigre se sacrificó por el equipo, aguantó la pelota y luchó. De todos modos, nunca quedó mano a mano y su aporte fue más espiritual que futbolístico. Los cambios no lo ayudaron, ya que James evidenció claros problemas físicos y a Bacca se lo vio sin ritmo.

Solo hay algo positivo tras el debut en la Copa del Mundo para Colombia: peor no se puede jugar. Será el momento de que Pekerman reflexione acerca de los cambios que debe hacer para jugar un partido clave frente a Polonia, que también necesita los tres puntos como agua. La expulsión tempranera de Sánchez fue condicionante, pero las razones de la caída solo se pueden buscar en los errores propios, que fueron muchos. El Mundial no da respiro y para seguir adelante solo queda conocer esas fallas y repararlas.

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