Fútbol Americano
Mark Ogden 6y

Cristiano, no Messi, es el jugador más parecido a Maradona en este momento

SOCHI -- Fue durante los himnos nacionales antes de la humillante derrota por 3-0 de Argentina ante Croacia el jueves pasado que Lionel Messi bajó la guardia para que todo el mundo pudiera ver lo que se siente estar en su posición como el número 10 de Argentina.

Cuando la cámara lo enfocó, el delantero de Barcelona se tapó los ojos con la mano como un estudiante tímido, desesperado por no convertirse en el centro de atención. Pero la cámara se detuvo en él lo suficiente como marcar una diferencia clave entre este jugador de 31 años y el hombre con el que siempre lo comparan, Cristiano Ronaldo. En una escena similar, cuando la cámara enfoca a los jugadores uno por uno durante los himnos, es evidente que la lente ama a Cristiano, y todos sabemos que el sentimiento es mutuo.

El capitán de Portugal siempre está preparado con una sonrisa, un gesto o una mirada decidida. Él es el Zoolander del fútbol, pero cualquiera sea la emoción que muestre, todo forma parte de su espectáculo.

Le encanta.

¿Y la presión? Cristiano la recibe con los brazos abiertos, se nutre de ella y la usa como inspiración para llegar a la altura que le hemos visto alcanzar en este Mundial de Rusia, en el que tuvo un primer partido sensacional con un hat trick contra España, seguido por el gol del triunfo que convirtió de cabeza contra Marruecos.

Messi, por su parte, luce como un hombre vencido, cada vez más apabullado bajo el peso de las expectativas que suponen vestir la camiseta de Diego Maradona para la Argentina. Ningún jugador tiene más remates al arco en Rusia que Messi, con 12, pero no logró meter ni uno. Y su rápida salida de la cancha tras la derrota ante Croacia nos hizo pensar en un hombre que deseaba estar en cualquier lugar menos ahí.

El debate de Messi-Ronaldo se perpetuará por toda la eternidad, hasta mucho tiempo después de que ambos hayan colgado los botines. Es un debate que nunca tendrá un veredicto definitivo o satisfactorio.

Pero hay un punto en el que estas dos superestrellas son muy diferentes, y en el que uno le saca mucha ventaja al otro, y es en el escenario internacional. Aquí no hay debate posible.

Messi podría tener un partido más para refutar esta conclusión.

Si no consigue impulsar a la Argentina a la victoria contra Nigeria que necesita para clasificar a la fase de eliminación en San Petersburgo el martes, podría ser el final de su carrera internacional.

Ya se retiró del fútbol internacional una vez, tras la derrota de Argentina contra Chile en la final de la Copa América hace dos años, aunque luego se echó atrás. Pero la presión que siente Messi con la camiseta argentina es tan grande que si esta vez fracasa podría haber llegado a un punto de no retorno.

Messi y Cristiano tienen personalidades diferentes, y esto es plenamente evidente en Rusia.

Cristiano quiere ser el centro de atención, mientras que Messi preferiría moverse en las sombras, algo que su genialidad innata nunca le ha permitido hacer. No obstante, mientras que imaginamos a Cristiano de pie entre sus compañeros de Portugal, diciendo: "No se preocupen, muchachos, yo me encargo de esto", Messi se nos representa en la misma situación con Argentina, diciendo: "No me miren a mí".

Neymar parece estar en un punto intermedio con Brasil. Quiere la adulación y la gloria sin la responsabilidad, si nos guiamos por su desempeño y sus lágrimas luego del angustiante triunfo del viernes ante Costa Rica. Pero el contraste más llamativo es el de Messi-Cristiano.

Son dos de los mejores futbolistas jamás vistos, quizá los mejores de la historia, pero Cristiano hoy está donde está gracias a su increíble ética de trabajo y deseo de mejorar. Desde las tardes que se pasó trabajando en su técnica con pesas en los tobillos en Manchester United, hasta su cruzada por lograr el físico de atleta perfecto con más de 30 años, Cristiano hace todo lo posible por mejorar y ser el mejor.

Esta actitud y este enfoque se han trasladado al escenario internacional con Portugal, donde Cristiano viste su responsabilidad patriótica como una capa de superhéroe. (De hecho, Marvel tuvo una idea similar).

Portugal, un país con pedigrí de fútbol, pero tanto como el de España, Italia o Alemania, siempre tuvo que luchar por el respeto y el éxito, tal como Cristiano. Él encarna la lucha de un país, y eso le da fuerza.

Messi nunca tuvo que trabajar tan duro como Cristiano, y es por eso que su carrera con Argentina se le hace tan cuesta arriba. Tras superar sus problemas de crecimiento de pequeño en Argentina, fue pulido por Barcelona y elevado al escenario más grande junto a jugadores de primera en un equipo de primera. Jugó con hombres de la talla de Xavi y Andrés Iniesta para protagonizar una fórmula ganadora que lo puso en otro plano. Pero en Argentina es la gran esperanza de un peso pesado que anhela recuperar sus éxitos de antaño.

A diferencia de Portugal, no juega por encima de su nivel, sino que continuamente decepciona, y no ha logrado ninguna conquista desde que Maradona salió del escenario en la década de los noventa. Argentina necesita y quiere que Messi sea como Maradona, pero la realidad es que Cristiano es lo más parecido a Maradona que tenemos hoy en día.

Maradona encarnó a una nación y la elevó a grandes alturas, alimentándose de una enorme presión. Cristiano hace todo eso, mientras que Messi quiere que lo traten como uno más del equipo.

Se puso la careta de Maradona/Cristiano con su hat trick contra Ecuador en octubre del año pasado, que salvó a Argentina de quedar afuera del Mundial, pero una vez no es suficiente.

Y si Messi pretende ser más como Maradona y Cristiano, las dos comparaciones que más detesta, tendrá que poner el pecho contra Nigeria.

El momento es ahora.

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