Fútbol Americano
Damián Didonato 6y

Son ellos o nosotros

Lo dijo el capitán Radamel Falcao García días antes del partido clave frente a Polonia y se repitió como un mantra desde ese momento. La Selección Colombia tomó esas palabras y las transformó en una manera de vivir la Copa del Mundo. La derrota en el debut contra Japón sirvió como una especie de impulso colectivo que se cristalizó en una consigna: "ellos o nosotros".

Primero "ellos" fueron Polonia, con su cartel de cabeza de serie y con la enorme amenaza de Robert Lewandowski. Es cierto que lejos estuvo de ser el seleccionado que ganó su grupo de Eliminatorias sin problemas, pero en un Mundial en el que los europeos sacan ventaja se presentaba como un rival de mucho peligro. Ahora, "ellos" son Senegal, el mejor representante africano del campeonato y un equipo que ya demostró su capacidad ofensiva. Es una prueba más para la Tricolor, con la misma exigencia.

"Para nosotros es otra final. Debemos demostrar las mismas ganas el mismo carácter, pensar más en nosotros que en Senegal", afirmó en la rueda de prensa Juan Guillermo Cuadrado en una nueva variante de la frase de moda del plantel colombiano. Yerry Mina, su compañero en la conferencia, también habló en ese sentido y dijo que deben mantener la actitud y la unión para avanzar a los octavos de final, el objetivo principal que irán a buscar a Samara.

La caída sorpresiva ante Japón cambió la mentalidad de una Selección que llegó a Rusia sin grandes problemas pero con una actitud menos combativa que hace cuatro años. La experiencia de haber jugado en Brasil sirvió para achicar la presión pero quizás minó la fibra competitiva del grupo de forma natural. Paradójicamente, fue un resultado negativo lo que reavivó esa actitud colectiva. Hoy, Colombia recuperó su "mirada asesina".

El Tigre deslizó esa frase con naturalidad, sin pensar que se transformaría en el lema de cabecera de su equipo para el resto de la competencia. Porque quien vio a los futbolistas en la zona mixta posterior al debut entendió que la derrota no hizo más que reafirmar la fe de todos. Entendieron que la expulsión de Carlos Sánchez condicionó el juego y que el rendimiento no puede analizarse sin tener en cuenta la inferioridad numérica. Ellos sabían que cuando jugaran con once la cosa sería muy diferente.

A lo largo de la historia, siempre se dijo que Colombia tenía un gran talento pero que le faltaba la actitud para dar el salto. Que o no se creían su potencial o todo lo contrario, que se confiaban de más. Así pasaron varias generaciones sin lograr resultados. Hasta que llegó la actual y hace cuatro años se metió entre los ocho mejores del planeta. En gran parte, ese éxito fue por el cambio de actitud que comenzó en José Pekerman, siguió en los jugadores que crecieron en Europa y terminó en la formación de un plantel acostumbrado a jugar etapas de definición.

Hoy, a ese grupo mundialista de 2014 se sumaron futbolistas jóvenes con gran futuro y ya conscientes de que son capaces de competir en serio en cualquier torneo. Si hacía falta alguna muestra más, la recuperación inmediata después de perder el primer partido en Rusia lo deja muy en claro. El "ellos o nosotros" fue una manera de comprender que el Mundial se juega así. El "cada partido es una final" cobra vida real, deja de ser un lugar común. Contra Senegal será una más. Ganar significará estar en octavos y perder volver a casa. El pueblo colombiano debe estar tranquilo, porque en Rusia hay un grupo de jugadores que sabe cómo afrontar las situaciones límite.

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