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KAZÁN (Enviado especial) – La derrota que sufrió Argentina frente a Francia en los 8vos. del Mundial no puede ser considerada una casualidad. Si bien está claro que los futbolistas cuentan con el mayor grado de culpa por lo que ocurre dentro del campo, el resto de los protagonistas y el entorno que rodea al fútbol argentino hizo todo lo posible por incrementar la sensación de autodestrucción. A continuación, un repaso por la cadena de responsabilidades que llevaron a la Selección a quedar tempranamente afuera en Rusia 2018 (el orden no responde a un ránking ni nada por el estilo): Jugadores: después de una clasificación angustiosa, muchos integrantes del plantel llegaron a Rusia sabiendo que estaban ante la última oportunidad de cortar la sequía y poder finalmente levantar una Copa, pero en ninguno de los cuatro partidos pudieron plasmar un estilo de juego que permitiera ilusionarse. Los roces con el cuerpo técnico fueron evidentes y repercutieron negativamente en el rendimiento. Más allá del milagro ante Nigeria y la remontada temporal ante Francia, el equipo careció de espíritu para reponerse de un golpe. Cuerpo técnico: en los 15 partidos que dirigió, Sampaoli probó por demás al punto de confundir al plantel. Varió sistemas y colocó a futbolistas en distintas posiciones. Nunca consolidó una dupla central de defensores ni de mediocampistas. No encontró socios para Messi, aunque fue el principal objetivo que se planteó. El DT se contradijo con aquello de que sólo llevaría a jugadores que participaron del ciclo y en la posición de Mascherano, al que inicialmente pensó como defensor. Se manejó de forma extraña la exclusión de Romero. Falló en el dibujo conservador ante Islandia y no le salió lo proyectado ante Croacia y Francia. Evidentemente, tal como admitió en conferencia, no le pudo llegar a los futbolistas. Y tampoco al grueso de los hinchas. Dirigencia: la votación que insólitamente terminó 38-38 fue apenas el comienzo de una serie de despropósitos. Argentina contó con tres entrenadores durante las Eliminatorias. Martino se fue cansado de la deuda que mantenían con él, se hizo un casting para definir a su reemplazante, Bauza pasó con más pena que gloria y Sampaoli era el único capaz de aceptar el desafío de jugarse la entrada al Mundial en cuatro partidos. El pésimo manejo de la última década en materia de juveniles derivó en malos resultados y escasos futbolistas con proyección de Selección. Recién en la última etapa parece encaminarse la cuestión. Ya más cerca de la Copa del Mundo, la desorganización que rodeó a la fallida visita al Papa Francisco y la cancelación del partido contra Israel, en un viaje que el plantel no estaba muy de acuerdo en hacer. Periodistas: el peor error que se puede cometer es generalizar, pero lo cierto es que hacer leña del árbol caído y exagerar las emociones es una tendencia que llegó para quedarse. Relatos sumamente agresivos, comentarios más cercanos a la pasión que a la razón, declaraciones altisonantes, debates a los gritos y búsqueda de protagonistas que salgan a matar al equipo forman el combo mediático. Además, una excesiva preocupación por la vida privada, el chisme y el rumor difícilmente comprobado. Los audios de WhatsApp pasaron a ser fuentes confiables. La difusión de charlas privadas dejó de ser condenable. La falta de respeto es habitual. Hace rato, el show le ganó al juego. Hinchas: sobre todo contra Croacia se vieron escenas lamentables, aunque nuevamente vale aclarar que no es justo meter a todos en la misma bolsa. Algunos de los que viajaron miles de kilómetros hasta Rusia no pararon de insultar a los futbolistas. Eso generó discusiones y peleas entre compatriotas. También se produjo una repudiable agresión a un aficionado croata indefenso. La soberbia de creer que Argentina tenía una zona muy accesible es parte del problema. Y también la creencia de que los futbolistas están obligados a ser campeones, porque de lo contrario es un fracaso. En suma, siempre existió la esperanza de que el Mundial de Rusia le regalara a Messi lo que tanto se merece. Queda claro que el contexto no fue el más adecuado para que eso suceda. Y se asistió a la crónica de una muerte anunciada.
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