|
NIZHNI NOVGOROD (Enviado especial) -- "Pensar en eso (el título del mundo) debe permanecer en el plano de la intimidad. Hacerlo público hace entrar a quien lo diga en el terreno de la desconcentración. Primero debemos ganar mañana (sábado). Tenemos un margen de posibilidad de hacerlo y nos vamos a aferrar a él". Oscar Washington Tabárez no lo dice de forma abierta, pero tiene una idea. Un objetivo íntimo, personal. Como cualquier uruguayo, el Maestro quiere ser campeón del mundo. Y ante Francia irá en busca de un nuevo paso. La Celeste llegó en silencio a Rusia. Después de una clasificación serena inédita, el equipo se preparó a conciencia para esta Copa. Con tranquilidad, con paciencia y sin problemas, la Selección trabajó con la meta de competir a lo grande en Rusia. No hubo piedras en el camino, nada distrajo el enfoque. En los meses posteriores a la última fecha de Eliminatorias se edificó una ilusión que está a tres partidos de convertirse en epopeya. "Sabemos cuál es la realidad de Uruguay. Como dice una canción: nunca favoritos, siempre desde atrás (Descolgando el cielo, de Pitufo Lombardo) y eso es algo que hasta nos enorgullece. La historia de este partido puede tener que ver con alguna presunción previa que se haga, pero la van a escribir los futbolistas que estén en el campo. Tenemos una gran ilusión de pasar este partido y después, si eso ocurre, descansaremos y nos prepararemos para el siguiente". La serenidad de Tabárez es una de las claves de Uruguay, que juega con una intensidad impresionante pero nunca se desespera. Francia será un rival de mucho peligro. Después de vencer con claridad al anfitrión del que hoy todos hablan y de derrotar al campeón de Europa con un Cristiano Ronaldo en todo su esplendor, llegó el momento del que para muchos es el seleccionado con mayor cantidad de variantes del campeonato. Para el entrenador uruguayo, además, el combinado galo es una referencia hasta cultural. En la rueda de prensa, recordó los vínculos históricos con los Blues, como el título en los Juegos Olímpicos de 1924 o el primer gol del Mundial de 1930. El sueño secreto de la Celeste se apoya en el conocimiento de las virtudes y los defectos propios. "No puede venir nadie a decirnos qué tipo de país somos, cuáles son nuestras características demográficas, nuestras condicionantes y limitaciones. Lo tenemos claro. Es parte nuestra y lo valoramos cuando competimos. Pasó en Sudáfrica y pasó en Brasil 1950. Históricamente, lo dice una canción, "nunca favoritos y siempre desde atrás". La historia de este partido puede tener un presunción previa". Cuando se reconocen los puntos fuertes de Uruguay, el primero que se menciona es la fortaleza defensiva. Es casi una obviedad, ya que se ve con sólo mirar un número: es el conjunto con menos goles en contra de los que siguen en carrera. Los antecedentes también se tienen en cuenta y la historia charrúa está plagada de equipos sólidos y confiables. "No nos golpeamos el pecho, pero aceptamos que sea así, que dependemos mucho de nuestra fuerza defensiva, porque todo equipo la debe afrontar en algún momento del partido. Todo lo que pasa en la cancha se agota en cuatro conceptos tácticos: cómo se ataca, cómo se pasa de ataque a defensa, cómo se defiende y cómo se pasa de defensa a ataque cuando se recupera la pelota. No digo que seamos un equipo completamente equilibrado, pero no vamos a renunciar a aquello en lo que somos fuertes", explicó el Maestro. La sensación que tiene todo Uruguay se traslada (o quizás parte) al líder. Tabárez afirmó que el de Rusia 2018 es el mejor Mundial de los que ha vivido. Y, aunque ni él ni nadie en la Selección piensa en lo que sucederá después de mañana, el sueño íntimo está allí, en el horizonte.
|
