Fútbol Americano
Damián Didonato 6y

Una semifinal a la altura de las expectativas

SAN PETERSBURGO (Enviado especial) -- No es fácil que los partidos con más cosas en juego sean también los mejores jugados. O mejor dicho, es muy difícil. La presión patea en contra de las buenas decisiones y en ocasiones aquellos equipos que más virtudes habían mostrado en instancias menos trascendentes luego bajan su nivel cuando llegan los momentos cumbres. Por eso, cuando se da una semifinal de Copa del Mundo como Francia-Bélgica solo queda aplaudir. Los dos seleccionados más sólidos del torneo jugaron uno de los encuentros más atractivos.

Intensidad plena los noventa minutos, espectaculares acciones ofensivas, inteligencia táctica, músculo al servicio del cerebro y tensión hasta el final. Franceses y belgas no se guardaron nada en la noche de San Petersburgo y demostraron por qué se hablaba de este duelo como la "final anticipada". A pesar de que por lo general este mote es una exageración hoy el ganador demostró por qué llega a Luzhniki como el gran candidato.

Francia ganó porque pegó en el momento justo y luego supo manejar el partido a su antojo. Tras la apertura del marcador encontró la manera de llevar a Bélgica a su terreno y su triunfo casi no corrió peligro serio más allá de algunas aproximaciones inevitables de un seleccionado tan poderoso como el de Roberto Martínez. Esta ha sido la gran virtud de los galos en los duelos de eliminación directa: aprovechar al máximo sus oportunidades y, con la ventaja a su favor, exponer su autoridad plena.

Esta ha sido la Copa del Mundo de las selecciones intensas, capaces de mantener el rigor durante los noventa minutos e inteligentes para comprender cuándo jugar, cuándo luchar y cuándo manejar los partidos desde la inteligencia táctica y estratégica. Ya no vale tener la posesión sin saber qué hacer con ella ni tampoco atacar de forma desorganizada, por el mero hecho de ir para adelante. Ganan los que tienen un plan y saben cómo llevarlo adelante. De esa manera llegaron Francia y Bélgica a meterse entre los cuatro mejores.

El partido disputado en el estadio de los mil millones de euros fue una exhibición de fútbol moderno, sobre todo el primer tiempo, que tuvo el nervio del resultado incierto y fue tan parejo como lo indicaba el empate sin goles. Los galos mostraron lo de siempre: el manejo de N'Golo Kante en el centro del campo y el de Antoine Griezmann en la creación. Los dos son los líderes del combinado finalista. Francia defiende cuándo y cómo quiere Kante y ataca cuándo y cómo quiere Griezmann. Ellos deciden los tiempos y el resto se acopla.

Por su parte, Martínez decidió darle la titularidad a Marouane Fellaini en reemplazo de Thomas Meunier. La idea era ganar juego aéreo y también poblar el mediocampo, con Nacer Chadli en la banda derecha. El experimento no funcionó más allá de alguna buena decisión del jugador de Manchester United. El trabajo de Paul Pogba fue fenomenal para neutralizar a Kevin De Bruyne y Romelu Lukaku quedó aislado. Entonces, buena parte de los intentos cayeron en la responsabilidad de Eden Hazard, quien tuvo una muy buena actuación hasta que sintió el sacrificio.

Como lo había hecho en cuartos contra Uruguay, a Francia le alcanzó con abrir el marcador para liquidar la historia. Con el paso de los partidos y los entrenamientos, Deschamps logró formar un seleccionado que sabe a la perfección cómo manejar todo cuando se pone en ventaja. En San Petersburgo, fue Pogba el que retrocedió y jugó cerca de los centrales para sumar potencia en el juego aéreo. Kante estuvo más suelto y Griezmann se encargó de esconder la pelota, mientras Kylian Mbappé enloquecía a todos con gambeta y velocidad. Después del gol de Umtiti, no se jugó más y Francia se plantó en su segunda final mundialista.

El duelo entre los dos mejores equipos de la Copa del Mundo fue tan interesante como se esperaba y el ganador dio el golpe de autoridad necesario para plantarse en el partido más esperado de los últimos cuatro años con la certeza de que tiene todo para recuperar el trono que ganó por primera vez hace ya veinte años.

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