Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

Cartas desde Barcelona: Holanda resucita en Moscú

Dicen que la historia nunca se acuerda del derrotado y eso es ‘una mentira como una casa’. La Holanda de Johan Cruyff permanece en la leyenda de la Copa del Mundo como una sinfonía inacabada en Múnich como quedará en los libros la Croacia de Modric al recordar el Mundial de Rusia.

El factor campo sonrió a Alemania en 1974 como en 2018 fue definitiva la solvencia colectiva de Francia, primero para derrumbar la ilusión belga y, al final, para imponer la lógica sobre los cansados y descarados croatas, imponentes en el orgullo pero rendidos a la picardía y al VAR.

Croacia y Bélgica dejan en este Mundial la lectura del equipo que apostó por el fútbol y se quedó con el único premio del aplauso general, derrotadas ambas por la campeona, en semifinales los Diablos Rojos y en la final los Balcánicos, impotentes los dos equipos frente a la solvencia de Kanté y Pogba, el liderazgo defensivo de Umtiti, la clarividencia de Griezmann y la eclosión de un magnífico Mbappé que se doctoró entre los cracks que devoran el futuro a zarpazos.

Siempre quedarán Hazard y De Bruyne, Modric, Rakitic y Perisic… Reyes sin corona como fue aquella Holanda. O como Brasil en 1982… El tiempo y los relatos de la Copa del Mundo van colocando a los perdedores en el plano que merecen y que les mantienen en la leyenda más allá de haber conquistado el título.

El Mundial se acabó y no hubo noticias de la campeona Alemania; se llevó por delante a España, prolongó la agonía de Messi y dejó señalado a Neymar. Despidió con goles pero sin fortuna a Cristiano Ronaldo. Presentó a Mbappé y coronó a Francia, colocando entre los elegidos a Deschamps, que se suma a Beckenbauer y Zagallo como campeón en el campo y el banquillo, para decir adiós hasta Qatar.

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