Fútbol Americano
Ricardo Puig 5y

Qué pena me da Chicharito

Javier Hernández está tocando fondo. Sí, Chicharito, el máximo goleador de la Selección Mexicana; el mismo que apenas este verano se imaginaba cosas chingonas, hoy está muy lejos de lo que fue, tuvo o representó.

Su última muestra de rencor, de frustración y, sobre todo, de una terrible falta de respeto llegó este lunes. Javier decidió, sin ninguna razón, pintarle dedo a la gente a través de su cuenta de Twitter. Así, como si fuera el acto más natural del mundo. Chicharito se tomó una fotografía al lado de un árbol, se quiso poner filósofo y acabó ofendiendo a quienes lo siguen en su red social.

 

Dirán aquellos aferrados a defender lo indefendible, que el gesto obsceno fue sólo para quienes se quieran poner el saco. Cabe señalar que el futbolista escribió el mismo tuit en inglés y en ese no utilizó ninguna grosería. Fue sólo para quienes lo leen en español. Para la gente en México en general. Seguramente para todos los que en algún momento hemos hecho alguna crítica sobre él.

Qué falta de autocrítica. Qué triste ver y darnos cuenta que lo que en buena medida hizo que Chicharito alcanzara todo lo que alcanzó, esa inigualable mentalidad para ponerle cara a cualquier adversidad, haya desaparecido.

A sus carencias técnicas, que siempre han acompañado su --sin embargo-- exitosa carrera futbolística con todo el mérito que eso tiene, lo acompañó siempre una mentalidad ganadora por encima de todo. Madurez ejemplar en un futbolista que fuera de la cancha parecía perfecto.

Todo eso cambió desde hace tiempo. Javier ha permitido que muchas de las cosas que pasan en su vida fuera del campo se reflejen en la cancha. Su futbol no le ha alcanzado para ser regular en su actual club, el West Ham United. Su aparente rencor con el Tri tampoco le ha permitido volver al equipo nacional; y ahora, su hartazgo de tantas cosas y su, según escribió en el mismo mensaje, aburrimiento, lo llevaron a pintarle dedo a la gente.

Pobre Chicharito. Qué desubicado está. Qué fácil se conformó y qué rápido lo perdimos. Hace una semana declaró en entrevista para Univisión que lo había conseguido casi todo en su carrera, que sus objetivos estaban completos. Por supuesto que no está obligado con nadie a dar más. Eso depende sólo de él. Pero ni sus goles, ni los equipos en los que haya estado, ni tampoco el haberse convertido en el galán de moda, le dan derecho a ofender a nadie.

Javier se ha vuelto a equivocar. Pero esta vez no fue en un remate o en un mal control de balón. Esta vez se equivocó en su gesto hacia cualquier aficionado que lo sigue y lo admira. ¡Qué pena me da!

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