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Javier Hernández: El muchacho educado que se 'torció'

COLUMNA ‘El PULSO’

CIUDAD DE MÉXICO -- Antes que otra cosa, ofrezco una disculpa por escribir estas líneas en primera persona, ya que considero que el periodista debe mantenerse alejado de la banalidad y el protagonismo; sin embargo, debido a que mi madre provocó este texto sin saberlo, elegí hacer una excepción.

“¿Y ahora qué le pasó a este muchacho, si era tan educado?”, me preguntó mi madre, una señora de 70 años a quien el futbol le resulta indiferente, pero quedó sorprendida al observar en un noticiero deportivo que Javier Hernández dedicó una seña obscena a quienes se atrevieran a compararlo con un árbol.

No tuve una respuesta certera a la interrogante y solo atiné a argumentar que “tal vez ya está cansado de tantas críticas e insultos que recibe en redes sociales, pero ni eso justificaría que se ponga al nivel de quienes lo atacan”.

Mi argumento no tuvo réplica, y seguramente tampoco convencimiento, pero sí me llevó a la reflexión. Deben desgastar o por lo menos fastidiar tantos ataques cobardes y anónimos que son el pan de cada día en estos tiempos de globalización e inmediatez.

Dice una gran amiga que “lo mejor de las redes sociales es que todos podemos opinar... Y lo peor de las redes sociales es que todos podemos opinar”... Así de certero, así de real.

Y aunque te sirva de poco y nada, Javier, te entiendo, y asumo que mucha afición al futbol que no utiliza el insulto o el descrédito, también, pues el ejercicio de consultar tus redes por esparcimiento, diversión o simple “aburrimiento”, puede volverse desgastante cuando millones y millones que ni te conocemos tenemos una opinión al respecto sobre tu última falla, tu carrera, o si eres solo un ‘cazagoles’ con mucha fortuna.

En lo personal, evidentemente no creo que la fortuna lleve a nadie al Manchester United, a disputar como titular una Final de la Champions League ante el mejor Barcelona de la historia, a ser campeón de la Premier League, a convertirse en el máximo goleador histórico de la Selección Mexicana, a disputar tres mundiales y marcar cuatro goles, a fichar con el Real Madrid, y un largo etcétera.

No soy tu fan ni tu detractor; tampoco te escribiría nunca una carta con la esperanza de que me contestaras y nos volviéramos ‘amigos’. Desde mi sitio como periodista deportivo y con mi pobre o amplio criterio, te he elogiado y criticado, pero en ningún momento me atrevería a insultarte.

Cuando eras más joven —evidentemente lo sigues siendo, pues apenas tienes 30 años— dejaste claro que tu mentalidad e inteligencia, aunadas al talento, te hacían un tipo que se salía del futbolista ‘promedio’ en México.

A la distancia resulta evidente que tu familia irradia educación y valores, por ello no fue extraño que al fichar con el United te expresaras en inglés y con gran claridad sobre tus expectativas en torno a la gran aventura que estabas por iniciar.

Recientemente concediste una entrevista a Marc Crosas que causó revuelo porque revelaste que ha pasado por tu cabeza no asistir más a la Selección Nacional, y estoy cierto que aunque conoces a la perfección el impacto que tienen tus palabras en México, no lo dijiste para llamar la atención, pues estás más allá del bien y del mal. Tus goles, de ‘churro’ o como cada quien quiera y pueda calificarlos, te tienen en un sitio de privilegio del que nadie te va a mover.

Por ello me atrevo a decirte, sin desgarrarme las vestiduras ni hacer un drama nacional, que debido a que sabes que eres ejemplo e inspiración para mucha gente —seguramente en mayor número que los que te atacan—, caer tan bajo y lanzar la ‘britney señal’ anticipándote a los graciosos que te compararían con el árbol, no suma.

De entrada, a una septuagenaria se le derrumbó la imagen de ese “muchacho que era tan educado”...