Estamos acostumbrados a las frases y explicaciones trilladas de los futbolistas y entrenadores antes y después de los partidos, en las cuales predomina la ineptitud para llevar a cabo un análisis real de lo que sucede, y sobre todo, asumir responsabilidades.
Bajo este panorama, resulta hasta extraño que un jugador de la Selección Mexicana levante la voz para señalar una problemática histórica y evidente de nuestro balompié, como fue el caso reciente de Guillermo Ochoa, quien realizó una fuerte crítica a la FMF y al lerdo proceso que ha llevado a cabo para contratar a un nuevo técnico del Tri.
“Somos una Selección que no tiene rumbo y necesitamos que ya llegue el entrenador para preparar el futuro inmediato.
“Debemos abrir los ojos de que no somos como Brasil o Argentina que pueden armar tres selecciones; nosotros tenemos máximo 15 o 20 jugadores y no podemos llegar a esos niveles de tener a tantos jugadores regados por Europa, que es donde está el buen nivel”, declaró Ochoa, entre otras cosas, tras perder 2-0 ante Argentina.
Razón no le falta al portero cuatro veces mundialista, aunque en honor a la verdad, tampoco dijo nada que no se sepa, pero sus palabras le valieron aplausos y casi casi la propuesta para hacerle un monumento por parte de ‘periodistas’ que creen que son amigos del futbolista.
En el nuevo interinato de Ricardo Ferretti con el Tricolor, se ganó en cuanto a la calidad de rivales que enfrentó el conjunto azteca, pero nada más, pues las exhibiciones fueron sumamente pobres, sin una base, evidentemente sin estilo, e incluso con jugadores que aún no están listos para vestir la playera de la Selección Mayor.
Por otra parte, Ochoa defendió su causa y la de otros mexicanos que buscan un lugar en Europa, cuestionando que se critique la inactividad de varios de ellos, como si el hecho de entrenar en algún club del Viejo Continente —Marco Fabián o Miguel Layún, por solo citar dos casos—, fuera mérito suficiente para ser convocado a la Selección.
Ochoa fue crítico, sí, pero tuvo omisiones importantes e incurrió en algunos errores. Dijo que él y varios más están peleando por un sitio fuera de México donde está el más alto nivel competitivo; cierto, en algunas ligas del Viejo Continente se juega el mejor futbol, pero no en Bélgica ni en Turquía, por ejemplo.
Muy su gusto y decisión de militar en un equipo como el Standard Liege y en una Liga tan pobre como la belga, pero eso no significa competir a nivel top. Es verdad que disputa la Europa League, pero sin posibilidades de trascender.
Aquí no hay demérito alguno a Guillermo Ochoa, pues la vida en Bélgica y tranquilidad y desarrollo que seguro tiene con su familia deben ser de primer mundo; sin embargo, en lo deportivo está lejos de la élite, pese a que tiene el talento y ha demostrado su valía como para jugar en un conjunto que sí aparezca en el mapa futbolístico.
Guillermo señaló que la Selección no tiene rumbo, y de manera paradójica un día después de sus palabras, su nombre fue anunciado entre los tres jugadores que dejarían la concentración y ya no tomarían parte del segundo juego amistoso ante Argentina. Entonces, ¿somos o no somos? O como no voy a jugar, ¿mejor me voy con mi club?
Así se vaya por sugerencia del Tuca, si Ochoa habla de compromiso, éstos son los momentos en que se demuestra. Porque también olvidó que ha condicionado convocatorias al Tricolor exigiendo la titularidad, y como otros de los mal llamados ‘europeos’, ha escogido a qué partidos va y a cuáles no.
Sí, sí, Ochoa dijo verdades, pero verdades a medias, porque los directivos del futbol mexicano son altamente responsables del estancamiento de la Liga y de la Selección, pero también los jugadores que tienen varios procesos mundialistas sin trascender y haciendo del Tricolor un sitio vulgar.
