La injusticia hace justicia a México: gana con penalti al 123'

Rafael Ramos | Enviado

NEW JERSEY -- Al minuto 123, llega, mediante un acto de injusticia, la justicia a México. Un penalti obsequiado por el silbante Walter López, por un supuesto empellón a Oribe Peralta, es convertido por Andrés Guardado. 1-0, México es semifinalista ante Panamá.

Ante 74 mil 187 aficionados, el Tri desperdició de manera obscena, increíble, patética, sorprendente, al menos media docena de goles en posiciones clarísimas. Pero en los 90 minutos regulares y en los 30 de alargue, los Vela, los Peralta, los Guardado, los Herrera, los Jonathan, castigaron, lastimaron al balón golpeándolo de forma deplorable.

Y aunque la victoria consuma un acto de justicia, se perpetra esta con un acto de injusticia porque aunque el contacto existe, el penalti es marcado de forma extremadamente rigorista por un árbitro guatemalteco que anteriormente ha apagado fuegos en la casa de los mexicanos.

Tras los 120 minutos de juego, México abandona la cancha con algunas deficiencias defensivas, que salvó Guillermo Ochoa, especialmente en una jugada magistral de Joel Campbell, pero sin soslayar la pobreza de definición del equipo mexicano.

22 CONTRA MÉXICO...

México fabrica las mejores llegadas. El problema es que lo hace en ambas porterías, en la suya y en la de los ticos.

Su mejor posibilidad de gol la desperdicia Oribe Peralta. Recibe, perfila, controla, amaga, confunde. Pero el zapatazo termina en el limbo, a donde van a dar todos los disparos hechos con miedo.

Y las mejores posibilidades de Costa Rica las provoca México. Una salida a donde sea por parte de Layún. Y la entrega al pecho del contrario, quien proyecta una salida que termina con un disparo que estremece de angustia a Ochoa.

Y la otra, por izquierda. Paul Aguilar comete falta. Se queda en el pasto. Entrega el balón a los ticos. Mientras el carrilero balbucea y lloriquea, Diego Reyes se queda contemplando. Costa Rica madruga, posiciona el disparo y perdona.

Ruiz y Campbell indultan a México, cuyas desconcentraciones absolutas son un cómplice del seleccionado tico.

México por derecha llega con frecuencia. Aguilar tiene vía libre, pero sus disparos con lamentables como tiros a gol y aún más con servicios al compañero.

México, pues juega a favor de Costa Rica, que muestra reserva en la primera mitad pero aun así le alcanza para resistir, recuperar, organizar y en especial hacer ver mal a Miguel Layún, quien no encuentra solidaridad en el relevo por parte de un, de nuevo, extraviado Yasser Corona.

IMPOTENCIA E INCOMPETENCIA

México abre el complemento con un obsequio de Carlos Vela a Oribe. Uno de esos remates que por docenas debe haber reventado en el marcador. Pero Peralta la cruza abajo, rebota en el poste y perdona. Enseguida una enorme sonrisa. El chiste se lo conto solo.

Desesperado, con el rostro constipado, Miguel Herrera releva a un Héctor Herrera de rendimiento de cobre en la Copa Oro y a los 60' habilita a Carlos Esquivel, quien apenas en su primera aproximación remata, pero llega el manotazo oportuno y desesperado de Alvarado y enseguida al 66', arma su propia ofensiva y el balón se escurre apenas por encima del tejabán tico.

En el control del juego, al 68', México construye una catedral y la dinamita. Lanzamiento de Guardado, penetración de Oribe, servicio franco, en el área, solo, al perfil de Carlos Vela, pero el balón termina en la tribuna, y no conforme con ese esperpento, el delantero cinco minutos después, en posición similar vuelve a fallar de la misma forma.

Con Tecatito Corona convertido en el mejor jugador mexicano, se agota el tiempo y se consuma el 0-0, con un equipo harto de perdonar y otro de ser perdonado. El desenlace se prolonga con un suspenso de 30 minutos.

Pero el alargue se sumergió en la misma ineficacia. México queriendo y Costa Rica aguardando. De hecho los Ticos arruinan su mejor jugada. Campbell arranca eludiendo la tacleada de Jonathan, penetra al área, serpentea entre el laberinto de estatuas, llega frente a Ochoa y el disparo es potente, abajo, letal, ponzoñoso, pero la atajada del arquero mexicano, es espectacular, destruyendo la obra de arte del Tico.

Y al minuto 121, rayando el 122, llega la teatralización de Oribe, tras el contacto de Roy Miller, otro jugador tico que ha sido parte de algunos tropezones ticos ante México. Walter López se apoya en su auxiliar, el estadounidense, Eric Borja y sentencia la falta, Guardado cobra. 1-0. La perpetración de una injusticia, consuma la ejecución de la justicia por el dominio de México.

Y enfrentará a Panamá, con estadio lleno, en el GeorgiaDome de Atlanta.