El Tri continúa en caída libre y Estados Unidos logra boleto al Mundial

COLUMBUS, Ohio (Rafael Ramos Villagrana) -- En México fue un acto de sincronización. Apagaron las veladoras, esas embajadoras de la esperanza. Y encendieron los cirios, esos notarios incuestionables de muertes consumadas.

Estados Unidos 2-0 México. El sello de la casa. México despide olor a fiambre. EEUU clasifica y el Tri queda emplazado a conquistar los seis puntos restantes: ante Panamá en el Azteca, donde no ha ganado, y ante Costa Rica de visita, una plaza inaccesible en esta eliminatoria.

México apesta a putrefacto. Su destino no está en sus manos. Este martes se queda, de nuevo, sin entrenador, sin posibilidades de clasificar directamente al Mundial, y sin muchas posibilidades de ir al repechaje.

Luego de un primer tiempo ilusionante, terminó en la debacle propia de sus desilusiones, víctima de descuidos defensivos, especialmente del portero Jesús Corona, pero también de la falta de concentración de su cuadro bajo.

EEUU tuvo múltiples motivos para festejar: asegura pase al Mundial, mantiene la hegemonía en eliminatorias sobre México en Columbus, y especialmente darle otro sopapo al rival engendro de soberbia por muchos años, para, recuperar, si había perdido, el sitio de Gigante de Concacaf, que ahora le regatea Costa Rica.

HOWARD LA DIFERENCIA...

México mostró un cambio: actitud. La fiesta fabulosa, fascinante, cautivante de la tribuna, con una corografía fantástica, llena de cantos, ritmos, intensidad, no hizo mella en los jugadores del Tri.

Se asentó en la cancha. Con un equipo corto, sin espacios, de recorridos cortos en la marca, relevos en la recuperación.

Eso bastó para contener a EEUU, que apegado a su estructura combativa de genes, trataba de encontrar la fórmula, y acaso las únicas arremetidas riesgosas en la primera mitad se significaron por confusiones en relevos entre Mier y Arce, y porque el Chaco Giménez llegaba tarde al apoyo.

México hizo de la posesión de pelota su mejor recurso. Encima, la recuperaba con facilidad, como resultado del ejercicio de presión sobre los rivales. Y la respuesta era pasear la cancha a lo ancho hasta encontrar el punto de inflexión ofensiva, generalmente en apuesta de Giovani, con un cómplice casi invisible: Javier Hernández, de constante movilidad.

Tim Howard fue la figura de EEUU en los primeros 45 minutos. Tres atajadas a los rincones, inferiores y superiores, cuando parecía que México podía, finalmente, ponerle sello en el marcador.

La mejor respuesta de EEUU, fue un cobro en el que Johnson, se colocó detrás de la línea de rematadores, llegó franco, abandonado, en el pique y salto, superando por medio cuerpo la marca accidental y eventual de Chaco Giménez.

Con ese 0-0 al descanso, la página quedaba en blanco y la duda palpitando sobre el Tri, con ese declive deplorable que había mostrado en los segundos tiempos.

BAJO ADVERTENCIA, NO HAY ENGAÑO...

Juergen Klinsmann decide imitar a México: jugar corto. Ganar balones en terreno ajeno. Y equilibra.

Estados Unidos abre el marcador con la consumación de sus insinuaciones: centro y las libertades de Eddie Johnson.

Minuto 49. Cobra Donovan desde la esquina. El balón llega a la zona de flotación de los delanteros de EEUU. La estratósfera es suya. México no tiene defensa. El único, podría ser Jesús Corona, pero se atornilla, se asusta, reacciona tarde, y el cabezazo de Johnson es implacable. 1-0.

El efecto inmediato no es tan devastador en el Tri. Mantiene actitud ante el monumental desafío de remontar, de un cuesta arriba ante un aadversario que se defiende bien y sin concesiones, y lo hace pesar de que la tribuna completa vocifera exigente: "2-0, 2-0", y lo hace en español, recordando que ese es el marcador con que EEUU a sentenciado a México en tres ocasiones ya en este estadio.

Tena hace cambios. Saca a un Chaco exahusto y coloca a Herrera, cediendo el armado del equipo a Fernando Arce. No funciona y es entonces cuando debe sacar a Arce y mere a Oribe Peralta, de esa manera obliga a que los dos contenciones de EEUU se incrusten en su zona defensiva.

El duelo queda emplazado a disputarse en terrenos minados y copados. Sólo los genios y sus genialidades volverán a estremecer el marcador.

Puntualidad exacta de Tena. Saca a Salcido y mete a Ángel Reyna. Desborde por esa banda, centro al área. Otra vez Corona titubea, el balón tiene tránsito libre en el área. Landon Donovan cierra y sentencia. 2-0. La dosis histórica.

Estados Unidos cierra jugando al gato y al ratón. Ya no le interesa siquiera romper esa marca de 2-0 con la que le pone el yugo al Tri, mientras su afición desbordada, en un coro monumental, se burla del Tri: "Aaaadióóóós, al Mundial". Al grado que al minuto 93, falla un tiro penal Dempsey, perdonando el 3-0.

Hoy, México apaga las veladoras, enciende los cirios. ¿Cuándo la leña verde de la metáfora para los verdaderos culpables?