El Liverpool aplasta a un tímido Barcelona en Wembley

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- El Liverpool empieza a parecerse a lo que quiere Jürgen Klopp y el Barcelona está, todavía, lejos de lo que debe ser. Y el último amistoso azulgrana antes del trofeo Gamper mostró en toda medida esta realidad.

A fogonazos y golpes de genio, los Reds derrumbaron a un Barcelona simplón, aturdido y, en algunas figuras, señalado. El poco carácter que enseñó a ratos en Estocolmo, cuando le dio vida a un Leicester goleado, se repitió en Londres, con la diferencia que el Liverpool le tomó la medida de inmediato.

Un al balón regalado por Arda Turan provocó el 1-0 en un descorazonador comienzo de partido y después de acabar la primera mitad con buen tono, retomando el protagonismo, el comienzo del segundo acto fue un suicidio en toda regla... Para despedirse con un 4-0 ya inexplicable.

Mathieu obsequió el 2-0 e inmediatamente después Busquets hizo lo propio para el 3-0, todo ello en un abrir y cerrar de ojos al comienzo de la segunda parte, cuando Claudio Bravo tomó el puesto de Ter Stegen en el primer reto de la portería y en que el chileno aún anduvo afortunado por la mala puntería de los delanteros de un Liverpool que pudo provocar una sangría goleadora.

De hecho, el Barça recibió la peor goleada desde que le dirige Luis Enrique, que se despidió de Wembley viendo cómo Bravo empezaba fusilado y acababa retratado, con un cabezazo que le dejó muy malas sensaciones en el último suspiro del duelo.

El Barça tiene toque, lo mantiene como siempre, y una calidad con el balón soberbia, pero sin la rapidez adecuada en su juego y sin la presión que se le presupone pierde demasiados enteros.

Si a ello se le suma falta de intensidad, lentitud de circulación y, lo peor, una defensa de mantequilla, el drama se puede aventurar ante un rival con hambre como fue este sábado el Liverpool, a quien Klopp parece haber inyectado la ambición y descaro que le hizo grande en Dortmund.

Wembley, un escenario de recuerdo imborrable en la historia del Barça, asistió a la peor versión de la pretemporada en el equipo de Luis Enrique. La rapidez de los delanteros del Liverpool evidenciaron que Cámara está aún en periodo de aprendizaje, que Aleix Vidal le falta consistencia y que la lentitud de reflejos de Mathieu es peligrosa en momentos de máxima tensión.

Suárez, que rozó el gol, recibió el homenaje de su antigua hinchada, y Messi, más apagado que en partidos anteriores, también comprobó el respeto que despierta en el mundo del futbol.

Pero sin la ayuda, sin la consistencia, de un centro del campo en muchas fases inexistente y desconectado, la delantera del Barça no encontró la fluidez necesaria.

Podrá decirse que sólo fue un ensayo, un amistoso de pretemporada... Pero la imagen que dejó el equipo de Luis Enrique fue descorazonadora. Goleado por los fogonazos de un Liverpool encendido, el Barça recibió un correctivo que debería llevarle al rincón de pensar.