Leicester rinde homenaje a Ranieri al derrumbar al Liverpool

BARCELONA (Jordi Blanco | ESPN Digital) -- Ranieri sobrevive a su marcha de Leicester. Con la hinchada entregada a su equipo, goleando por 3-0 a un oscuro Liverpool, el graderío del King Power Stadium se convirtió en un solo clamor recordando al entrenador italiano en el minuto 65, los años de Claudio, con las luces de teléfonos móviles encendidas y el homenaje sincero de una hinchada le demostró agradecimiento eterno.

Fue la nota emotiva de un noche especial en Filbert Way, en la que después de seis partidos de Liga sin marcar, el Leicester lo hizo por triplicado, aplastando a un rival de entrada y aguantando en el sufrimiento después para llevarse una victoria, 3-1, tan innegociable como trascendental en su pelea por escapar del descenso.

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El Leicester está vivo. Cuatro días después de despedir al entrenador del milagro en una decisión que provocó el pasmo en el fútbol mundial, el campeón de la Premier vio la luz y destrozó al Liverpool con el vestido que le hizo grande la pasada temporada.

A base de intensidad, ambición, ganas, rapidez y rabia (a veces incontenida), los foxes recuperaron su mejor versión, la que esta temporada apenas mostraron frente al Manchester City, y demostraron que si su pesadilla es de órdago, el mal momento del Liverpool tampoco es poca cosa.

Con la hinchada de Filbert Way entregada y agradecida al recuerdo de Ranieri pero, también, al lado de un equipo moribundo y necesitado de cariño en un momento tan dramático, el Lester apareció en el césped hecho una furia, con Vardy clavándole los tacos a Mane en la primera jugada a modo de presentación y el Liverpool desarmado, superado y agobiado ante el abordaje al que debía hacer frente.

Shakespeare, así se llama el entrenador que ya se verá si es interino o no del Leicester, regresó al pasado presentando el once tipo del equipo del último curso, con Ndidi ocupando el puesto de Kanté, con el mismo dibujo y la misma libertad/obligaciones que entonces.

Y reapareció por arte de magia el carácter de antaño. Después de enlazar cinco derrotas consecutivas en la Liga (lo que no sucedía desde 1928 en un campeón), de sumar seis sin marcar y de derrumbarse a unos puestos de descenso que no se recordaban en Leicester, los foxes regresaron sobre sus pasos.

Les ocupó media hora devolver a Vardy al plano en un pase profundo de Albrighton que convirtió al '9' en el velocista de antaño para plantarse en el área y superar la oposición de Mignolet y marcar el 1-0 que encendió al estadio.

El espíritu estaba recuperado de forma absoluta y el Liverpool era un boxeador sometido a un castigo inquebrantable por parte del rival, al que no le ocupaba ni tener la posesión (acabó el primer tiempo conapenas un 39 por ciento) para derrumbar cualquier muro.

Tanta era el hambre local y el empequeñecimiento visitante que a los 39 minutos un rechace dejó el balón en la corona del área, donde apareció Drinkwater, otro de los secundarios de lujo del campeón, para que lanzase un obús ajustado al que nadie respondió. 2-0 al descanso. Felicidad recuperada.

Pero había, hay todavía, mucho por demostrar en este equipo. Y al frente del grupo, apagado como pareció una jornada más Mahrez, se destacó el incansable trabajo de Vardy, que había marcado en Sevilla pero no veía puerta desde el diez de diciembre de 2016 en la Premier y que peleando como un cosaco encontró otra vez premio.

A la hora de partido, volando a un centro de Fuchs y cabeceando imperial a la red, para colocar un 3-0 incontestable que dejaba a la vista el renacer de un equipo herido...

A partir de ahí, con el homenaje a Ranieri de por medio, dio un paso atrás el Leicester y dos hacía delante el Liverpool, que se encontró con un inesperado gol de Coutinho y sin ideas pero con empuje aprovechó el cansancio del campeón para rondar la meta de Schmeichel...

Pero la noche estaba señalada en clave azul, que no roja, y con la sombra de Claudio Ranieri sobrevolando el King Power Stadium no podía contemplarse otra cosa que la victoria local.

Aguantó el envite final con la seriedad del pasado el Leicester y se llevó la victoria en una noche para el recuerdo. La primera sin Ranieri... Pero con el alma de Ranieri presente en todos los rincones de Filbert Way. Porque, como dijo Mourinho a modo de despedida, "nadie podrá borrar la historia escrita".