Real Madrid sufre, pero suma los tres puntos en visita a Leganés

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MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- Real Madrid se mantiene líder gracias al ímpetu de los poco habituales que, pese a meterse en problemas innecesariamente, lograron sacar una victoria por 2-4 ante el Leganés disputado éste miércoles.

Zinedine Zidane prescindió de gran parte de la plana mayor, BBC incluida, reservándolos para el derbi ante el Atlético de Madrid del próximo sábado. Sólo cuatro 'titulares' salieron a la cancha -Keylor, Ramos, Casemiro y Marcelo- y no fueron ellos los que resolvieron, sino los hombres con hambre.

El Real Madrid de los pequeños quiso recordar a un equipo con pasión por el juego que no necesita estrellas para dar espectáculo. A un futbol más inocente que al talento le pone ganas. Pero perdió pronto ese juego alegre y despreocupado.

Defensivamente, sin importar a cuenta de quién corra la cuota goleadora, sigue dejando mucho que desear. Salió vivo de Butarque gracias a ese talento incontenible de sus suplentes de lujo, pero no sin llevarse un buen susto.

A los 25 minutos ya se cantaba la goleada del Real Madrid y el estadio se hundía en el silencio. Los visitantes pasaban alegremente por encima de la media y la defensa del Leganés con el puro descaro (y clase) de Marco Asensio y el hambre de Álvaro Morata.

Madrid se había hecho con el control del juego con facilidad y no le costó doblegar al rival, que cuando quiso darse cuenta, ya perdía por 0-3.

Morata ya había exigido a Iago Herrerín desde la primera jugada del partido, pero no fue hasta el 14' que el cuadro merengue pudo abrir la lata. El tanto lo firmó James Rodríguez, pero tres cuartos del gol fueron de Marco Asensio. El internacional sub-21 aprovechó un error a la salida de los pepineros para emprender la carrera y colarse hasta el corazón del área, aguantando la presión y el balón todo lo que pudo, para ceder el balón a James, que llegó solo desde atrás y disparó a placer.

Morata, con un cabezazo para un sombrerito sublime sobre Herrerín, puso el 0-2 tres minutos después en un cobro de tiro de esquina de James, que prolongó Nacho de cabeza para dejarle el balón al atacante español. Convirtió, de paso, al Real Madrid en el equipo que más tantos ha marcado a balón parado esta temporada, con 22.

Pero como le supo a poco, cinco minutos después firmó su doblete batiendo en un mano a mano a Herrerín.

Pero los jóvenes merengues no son precisamente perfectos, y al verse con tan amplia ventaja, se durmieron en sus laureles. Se olvidaron de las serias deficiencias de la zaga y pensaron que sólo con su dichosa pegada bastaba para mantener a raya al Leganés. Esa displicencia temporal casi les cuesta el partido.

En cuanto se relajaron, el Leganés aprovechó para buscar la remontada. No logró hacer añicos la abultada ventaja, pero hizo el suficiente daño para avivar las dudas en torno a Keylor Navas, después de llevarse dos goles en menos de cinco minutos, pese a que no fue del todo su culpa.

Gabriel Pires descontó al 31 después de que el Leganés anulara a la media merengue y se fuera en pelotón hasta el área del tico. Vino un centro desde la banda que Sergio Ramos no alcanzó a despejar y Keylor no llegó para evitar que el remate del brasileño se colara en su puerta.

Cuatro minutos después, Leganés ponía el 2-3. Otro descuido del capitán merengue, que llega a tocar el balón pero no logra despejar bien el remate de Siovas y con tan mala fortuna que el rechace le cae a Luciano, que batió a Keylor casi a quemarropa.

Madrid era todo confusión y nervios y. El equipo de Zinedine Zidane había acabado la primera parte en pleno caos. Se partía por la mitad, defendía a tropezones y atacaba sin gran sentido de la dirección.

El cuarto tanto merengue, a los tres minutos de iniciada la segunda parte, les ayudó a recobrar la compostura. Corrió en gran parte a cuenta de Morata, cuyo potente remate roza a Mantovani y se cuela en la puerta de Herrerín.

Una mano, apenas perceptible, le impidió firmar un hat-trick, pero lo festejó como si hubiese sido suyo. Era el gol que restauraba la confianza de su equipo, que empezaba a resquebrajarse.

A partir de entonces, el Madrid se lo pensó mejor antes de regalar balones y oportunidades más allá de alguna escapada al contraataque que no llegó a ningún lado.

Conforme se acercó el final, el Leganés, drenado de energía, empezó a dejarse ir, permitiendo que el Madrid se volviera a sentir seguro y cómodo.

Y desde la comodidad puso fin a la acción. Unos cuantos balonazos largos, peloteo, alguna carrerilla. Uno que otro con la cabeza ya en el Atlético, el resto sabiendo que se les acababa la vitrina hasta el próximo partido de programación inconveniente en que no sea necesario arriesgar estrellas.