Messi salva a un triste Barcelona

EFE

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- De penalti y gracias. Messi a los 3 minutos y Messi a los 89 desde los 11 metros le dio la victoria más triste al campeón. En una noche que demostró que este equipo está muy lejos, mucho, muchísimo, de lo que fue. Y que ofrece las peores sensaciones.

El Barcelona ganó al Leganés. Fin. Con eso basta. No hace falta más. Porque a partir de esa realidad, de esa afirmación, hablar del campeón es caer en un discurso deprimente, el más deprimente de la temporada en una noche para olvidar.

Acertó el Barça su primer remate a puerta, un centro majestuoso de Suárez rematado a placer por Messi. Combinación de la MS para alejar fantasmas, que hizo reaparecer el Leganés, cada vez más atrevido a medida que pasaban los minutos contemplando el desastre de rival al que se enfrentaba.

Y sentenció la victoria con un penalti, opinable para algunos, claro para otros, que salvó los muebles pero enseñó, descubrió, que algo se ha roto en este equipo. Ver la reacción, fría e impersonal, de Messi al anotar el 2-1 podría resumir muchas cosas.

Roto por el centro, el equipo de Luis Enrique nunca mostró lo que se esperaría y si acabó sumando fue gracias a la actuación de Ter Stegen, quien salvó hasta en tres ocasiones el empate en la primera mitad y volvió a ser decisivo, otra vez, en la segunda... Antes de que se sumase al derrumbe colectivo no respondiendo al remate de Unai López que significó el empate en la segunda mitad.

Ya pudo salir a escena antes del partido Josep Maria Bartomeu para lanzar un apoyo implícito a la plantilla y a Luis Enrique... Que la respuesta de los profesionales no pudo ser más triste este domingo que empezó con la peor entrada en el estadio, por debajo de los 64.000 aficionados, y acabó mostrando la división que empieza a contemplarse a todos los niveles.

Entre la defensa y el ataque, el centro del campo azulgrana fue durante muchos minutos un simple espectador que contemplaba como Neymar o Messi bajaban más allá de la línea divisoria a buscar el balón, ante la mirada de André Gomes y Rakitic, invisibles de manera evidente y cuyo desempeño rozó la nulidad.

Los silbidos aumentaron en el graderío, dividido también de forma clara, a la que transcurrían los minutos y el juego era cada vez más plano, acudiendo Luis Enrique a Iniesta, Denis y Alba como soluciones de urgencia que ni mejoraron la imagen ni le dieron otro ritmo a un juego desesperante.

Entre la impaciencia de unos y el enfado de otros se entró en la recta final del partido con una imagen insólita, siendo Umtiti quien subía en ocasiones el

balón, intentando buscar a Messi para que se sacara el genio de la chistera... Y superados los 88 minutos Mantovani le hiciera penalti, evidente, a Neymar.

Lo transformó Messi de manera brutal, con un obús, y ni tan solo lo celebró. Fue la última, penúltima, imagen de un partido que puso en el plano que el presente del Barça no puede ser más triste.

Ganó el campeón. Fin de la historia. O no...