Victoria del Atlético por doble remontada

MADRID (Paola Núnez, ESPN Digital) -- Atlético de Madrid remontó dos veces para vencer por 3-2 al Celta de Vigo en el partido más intenso que se ha disputado en el Vicente Calderón esta temporada.

Después de cuatro partidos de Liga como local sin recibir un solo gol, el Atlético se vio debajo en el marcador con apenas seis minutos de iniciado el encuentro. A la primera oportunidad, el Celta tomó la delantera. Un error de Moyá en la salida permitió que Cabral pusiera el 1-0 de un cabezazo en un tiro de esquina.

Duró poco esa sensación generalizada de incomodidad. Picados en el orgullo, los hombres de Simeonese fueron a buscar la igualada con todo lo que tenían. Las carreras de Carrasco o el constante movimiento de Griezmann por toda la línea de ataque. Y, por encima de todo, el coraje de Fernando Torres, que volvió a salvarlos de la quema.

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El gusto de saberse en ventaja le duró cinco minutos al Celta, pues apareció el '9' para poner las tablas con un auténtico golazo. Media chilena de espaldas para clavar el balón en la portería de Sergio justo por la escuadra. El estallido de felicidad en la grada fue proporcional a la obra de arte que El Niño acababa de firmar.

El empate tempranero abrió el partido. Se convirtió, durante un buen rato, en algo que rara vez se contempla en el Vicente Calderón. Un juego dinámico de ida y vuelta, con varias y vistosas oportunidades de los dos lados.

El ritmo vertiginoso del encuentro, acentuado por la lluvia, no ayudaba gran cosa a la causa rojiblanca. Carrasco protagonizó un par de internadas en el área a velocidad tan sólo para verse desposeído. Lo único que consiguió fue un dudoso tiro de penalti que compensaba el que sí existió sobre Torres en los primeros minutos (y que el árbitro no concedió). Pero algo pasa con el Atlético y los penales. Por tercer encuentro consecutivo, el cobrador falló desde los once pasos. Le había tocado a Griezmann frente a Leganés y a Gameiro ante el Barcelona en la semifinal de Copa. Esta vez fue Torres, el héroe de la grada, el que desperdició el chance estrellando el balón en el travesaño.

A partir de entonces el Atlético empezó a bajar el ritmo del partido; no le convenía que el Celta se viera cada vez más cómodo y encontrara fácilmente los espacios. Los de Berizzo tenían un arma letal en la velocidad de Jozabed, que en cada carrera dejaba sembrados a Gabi y a Saúl, metiendo en aprietos a una defensa que notaba la ausencia de Godín, si no en fuerza, en autoridad. Pero no la supieron aprovechar mientras ejercieron dominio en la primera mitad, como tampoco funcionó el olfato goleador de John Guidetti, que por más que llegara casi hasta la línea de fondo, no lograba encontrar un ángulo cómodo para el disparo y acababa enviando el balón fuera.

El encuentro cobró un ritmo más pausado tras el descanso, lo que permitió al Atlético sentirse más cómodo aunque el cuadro vigués retuviera el control, pues le permitía blindar su portería y salir al contraataque con mayor seguridad. Pero el Celta no sólo no cedía; lo superó incluso en su propia estrategia y resultaba más amenazante a la contra. Hasta que, de tanto buscarlo de todas las maneras posibles, el cuadro visitante tuvo su premio. A diez minutos del final le dio una lección al conjunto colchonero de cómo ejecutar el contragolpe perfecto. Hubo de todo; agilidad, precisión al pase de Wass y la astucia de Aspas para dejar un balón medido a Guidetti, que se plantó en el área para fulminar a Moyá con un disparo frontal.

El Atlético parecía hundirse. Pero sólo así es capaz de sacar toda la magia que lleva dentro. Devolvió el golpe Carrasco, que con una volea preciosa puso el 2-2 a cinco del final. Ahí empezó a temblar el cuadro gallego, pues apenas era una prueba del instinto de supervivencia de los de Simeone. Dos minutos después, Girezmann cerró la cuenta en combinación con Correa y Gameiro, que con un cabezazo le deja el balón a modo para empujarlo a la red.

Sólo entonces el Vicente Caldrón volvió a ser el templo rojiblanco en toda regla. Olvidada la incomodidad inicial acabó con banderas al viento y entonando su himno por todo lo alto.